Su trayectoria intelectual y política viene determinada por su formación religiosa y por tres momentos de la historia del ochocientos, en su isla natal: la depresión económica de sus años de infancia y juventud, que lo inclinan a la búsqueda incesante del desarrollo y del progreso; la defensa del ideal cristiano de redención de la humanidad; las ideas liberales de progreso, de impulso ilustrado, encarnadas en el sacerdote palmero Manuel Díaz Hernández. Todo ello lo lleva a fundar, con Faustino Méndez Cabezola, El Time*, primer periódico impreso de La Palma (1863-1870). Desde esa tribuna, trabaja por la mejora de la agricultura, el desarrollo del puerto y los astilleros o la red de carreteras y la enseñanza en la isla. Miembro de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, contribuye también a fundar el Museo Natural y Etnográfico, la Biblioteca y la Sociedad Cosmológica (1881) y la Dramática (1899). Miembro activo del Partido Liberal Republicano, desde La Causa Pública (1871-1872). En 1866 escribe La Democracia sin partido, libro que no podrá publicar hasta dos años después, cuando se establezca la libertad de prensa. En 1869, publica Ideas democráticas, reflexiones sobre la unidad religiosa, que viene a ser una segunda parte del ensayo anterior. El mismo impulso regeneracionista se observa en sus piezas dramáticas: La aurora de la libertad (1869), La pena de muerte (1876) o Espartaco (1900). La cruz de azabache (1870) es una novela de ambiente exótico. Y, sucesivamente, da a la imprenta La trompa se caza (1857), Los bereberes del Riff (1861), Juan Gutemberg (1862), Los dos brezos (1863), la leyenda Vacaguaré (1863), La choza del tío Martín (1864), Poesías (1873), El anillo nupcial (1874) o La mamá de roble (1874). Suyos son también los Apuntes biográficos de don Manuel Díaz Hernández (1868). Como autor dramático, escribirá diversos carros alegóricos para las Fiestas Lustrales de Nuestra Señora de las Nieves. Entre otros: Escena lírico-dramática para la bajada de la Virgen (1855) o La Virgen del Risco de la Playa (1859).

Foto: Rodríguez López, por Aurelio Carmona (1866) (Cartas diferentes)