Revista nº 1041
ISSN 1885-6039

PÉREZ ZAMORA, Aurelio (1828-1918).

Viernes, 19 de Febrero de 2021
Jorge Rodríguez Padrón
Publicado en el número 875

Novelista n. en Puerto de la Cruz (Tenerife) y m. en Santa Cruz de Tenerife. Funcionario público. Aunque pasó buena parte de su vida en Cuba, tal refiere Sebastián Padrón Acosta*, en su Retablo canario del siglo XIX, no existen otros datos al respecto.

 

De joven fue poeta romántico, e incluso Elías Mujica* lo incorpora a su antología. Pero su inclinación hacia una novela testimonial, en la cual hace referencia a personajes, ambientes y situaciones de la época, así como a experiencias por él vividas, ocuparía la mayor parte de su trabajo literario. Biógrafo, además de novelista, publica, en 1859, en El Eco del Comercio*, Apuntes para una biografía de don Agustín de Bethencourt y Molina, texto que, en 1883, Patricio Estévanez reprodujo en La Ilustración de Canarias*, firmado con tres asteriscos en triángulo, según advierte Millares Carlo*. En 1862, tradujo del francés un sugerente ensayo, Las Islas Canarias y el Valle de la Orotava bajo el punto de vista médico e higiénico, original de Gabriel Belastel, que atrajo a gran cantidad de viajeros, en particular británicos, a las Islas en busca de sanación. Su primera novela, de 1897, fue Sor Milagros o Secretos de Cuba, publicada en Santa Cruz de Tenerife aunque dedicada a la Sociedad de Beneficencia Canaria de La Habana, como “recuerdos de remotos años pasados en la hermosa Antilla”, en palabras del propio autor. En 1900 publica Notas biográficas del Excmo. Sr. D. Feliciano Pérez Zamora, bajo el pseudónimo Un testigo de mayor excepción, dado que se trataba de su propio hermano, diputado a Cortes por Tenerife y que tanto hizo por el desarrollo del Puerto de la Cruz. En 1902 aparece, también en Santa Cruz de Tenerife, otra novela suya: Florencia o personajes de otros tiempos, segunda parte de aquella primera, cuyo proyecto ya tiene entonces, pues habla en ella de su publicación, “si es que andando el tiempo la escribimos”. Curiosa resulta ahora la incorporación de personajes reales del Madrid de finales del ochocientos, entre los cuales tiene lugar destacado Benito Pérez Galdós*.

 

 

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