Revista n.º 1066 / ISSN 1885-6039

Restauración del retablo de El Salvador y La Transfiguración de Esquivel.

Jueves, 22 de marzo de 2012
Redacción BienMeSabe
Publicado en el n.º 410

El Cabildo de La Palma, a través de su Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico y el Taller de Restauración de Pintura y Escultura de la Institución, y la propia parroquia de El Salvador, está trabajando en las tareas de restauración del retablo principal de la Iglesia Matriz de El Salvador, en Santa Cruz de La Palma. La actuación cuenta con la colaboración desinteresada en el montaje y préstamo de los andamios necesarios para realizar los trabajos de la empresa Construcciones Caman S.L. que dirige el palmero Aurelio Castro Pérez.

Con la restauración del retablo mayor de El Salvador (Santa Cruz de La Palma).

 

La consejera insular de Cultura y Patrimonio Histórico, María Victoria Hernández, ha realizado una visita a estos trabajos acompañada por el párroco José Francisco Concepción Checa.

 

Efectuada la toma de datos por parte de las restauradoras de pintura del Cabildo de la Palma, Isabel Concepción Rodríguez e Isabel Santos Gómez, se comprueba que la obra consta de elementos diferenciados en cuanto a soporte y técnica. Por un lado está la pintura sobre lienzo de La Transfiguración, realizada por el artista Antonio María Esquivel (Sevilla 1806–Madrid 1857) para el centro del altar mayor con fecha de 1837; por otro lado, la parte arquitectónica que arropa el cuadro, y por último, rematando el retablo, una pareja de ángeles obra del imaginero orotavense Fernando Estévez del Sacramento (La Orotava 1788–1854), que adoran una gloria luminosa rodeada de rayos con el ojo de Dios en el centro.

 

Todos los elementos que conforman el retablo de altar mayor están realizados en madera de cedro y posteriormente se policromaron con las imitaciones marmóreas y se doro en los remates de las columnas corintias, en las cornisas del entablamento y rayos que rodean la gloria de nubes que corona el retablo.

 

La obra tiene unos diez metros de altura y para acceder se ha montado un andamio con una división de seis niveles, incluyendo bajo y ático, cuya cesión y trabajos de montaje han sido realizados, de manera desinteresada, por la empresa Construcciones Caman. El estado de conservación que se observa en el retablo al iniciarse los trabajos en enero de este año es muy buena y estable en cuanto al soporte de madera, y no presenta ataque de insectos. El lienzo está sujeto a un tablero y no esta destensados aunque sí craquelado pero sin perdida de policromías presentando un buen estado. Toda la obra está recubierta con una gruesa capa de barniz muy alterada que le confiere un tono muy oscuro al cuadro y al conjunto en general. Además de una capa de polvo y repintes puntuales en zonas muy determinadas del retablo y de manera total en los ángeles que coronan el ático que se encuentran totalmente repintados de pintura blanca.

 

Una vez completado el estudio previo y tomadas todas las imágenes de la obra antes de su restauración se efectuó la retirada del polvo, se realizaron los test de solubilidad en diferentes zonas tanto del cuadro como del retablo, comprobando que la película alterada y oxidada de barniz se retiraba sin dificultad. De esta manera se comienza a trabajar empezando por la zona del ático y descendiendo en los siguientes niveles.

 

La iglesia de El Salvador del Mundo se cree que fue erigida entre 1494 y 1500, si bien en aquellos comienzos constituiría un pequeño recinto sacro de una sola nave que fue agrandándose a medida que transcurría el tiempo y las diversas generaciones iban queriendo plasmar su huella en ella. Figura indiscutible de ese movimiento fue el sacerdote Manuel Díaz (1774-1863), rector de la iglesia de El Salvador desde 1817. Cabecilla del partido liberal, tachado de masón y enemigo del absolutismo, fue víctima de una persecución, tanto de orden eclesiástico, como político, por sus ideas. En torno a 1813, el párroco Manuel Díaz y su más íntimo colaborador, el sacerdote y arquitecto don José Martín de Justa, vinculado en todos los órdenes a la figura de Díaz, emprendieron la reforma neoclásica de la iglesia de El Salvador, iniciada por las capillas laterales de las naves y seguidas poco después por la cabecera.

 

La construcción del retablo del altar mayor (1840) y del tabernáculo fue una obra cuidadosamente meditada ya desde 1818. El diseño arquitectónico del retablo fue obra de Martín de Justa, mientras que al señor Díaz se deben los jaspeados de apariencia marmórea, los cortinajes fingidos que decoran el testero de la capilla mayor y la ingeniosa y teatral maquinaria que acciona el expositor del tabernáculo, dejando ver la custodia.

 

Según cuenta el profesor Jesús Pérez Morera, “sorprende descubrir que la capilla mayor de la iglesia de El Salvador pueda ser considerada como un templo masónico. Sin embargo, y para quien conoce el siglo XIX palmero, este hecho resulta perfectamente comprensible en una sociedad acostumbrada a tratar con toda familiaridad la liturgia masónica y en la que liberalismo, masonería y altar marcharon muchas veces por la misma senda”.

 

 

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