Antecedentes históricos. Los benahoaritas (habitantes prehispánicos de La Palma) explotaron las cumbres más elevadas de la isla como un gigantesco campo de pastoreo estacional, fundamentalmente durante la época estival. A medida que se aproximaba el verano, a los pastores aborígenes que vivían en la mitad norte (cantones de Tijarafe, Tagalguen, Tagaragre, Adeyahamen, Tenagua y Tedote) no les quedaba más remedio que ascender hacia los bordes de La Caldera de Tabuhente, donde encontraban jugosos y abundantes pastos hasta que el frío o las lluvias les obligaban a bajar nuevamente a los lugares de habitación permanente, situados en las zonas de costa y medianías.
En la cumbre, los aborígenes de una misma demarcación territorial se establecieron en extensos campamentos pastoriles emplazados sobre los bordes de la crestería o en los amplios tablados situados entre las cabeceras de los barrancos. En estos asentamientos levantaban una serie de abrigos pastoriles dentro de los que se protegían de las inclemencias del tiempo y, especialmente, del viento o el sol. En ocasiones, se limitaban a aprovecharse de las covachas y cejos que se abren en la base de diques o afloramientos rocosos que les servían como centro neurálgico. La mayoría de las veces ni siquiera tenían que hacer obras artificiales y sólo les bastaba con delimitarse un hueco entre el caos pétreo que se forma en la base de los promontorios rocosos, cuyo techo se completaba con la vegetación existente en las inmediaciones.
Los campamentos pastoriles eran la estación base en la que pernoctaban los pastores y sus animales, Desde ahí partían cada mañana en dirección a los campos de pastoreo que tenían asignados y que estarían ubicados en las inmediaciones del asentamiento principal. La vigilancia de las manadas de cabras y ovejas se ejercía desde la parte superior de diques o coladas sobreelevadas por encima del terreno circundante desde los cuales se controlaba fácilmente los movimientos de los animales. Estos yacimientos arqueológicos se conocen como paraderos pastoriles. Los pastores pasaban gran cantidad de tiempo en estos lugares y se entretenían tallando sus piezas líticas de basalto u obsidiana, de tal forma que son los restos superficiales más abundantes, aunque también nos encontramos con algunos fragmentos de cerámica procedentes de las vasijas que se les rompían. En ocasiones, y para protegerse del viento, el sol o el frío, levantaban pequeños refugios pastoriles que eran usados esporádicamente y dependiendo de las condiciones climáticas imperantes en cada momento.
Abrigo pastoril del Morro de Los Gatos. Además, durante la época histórica, es decir, en los últimos 500 años, la inmensa mayoría de los asentamientos prehispánicos han sido intensamente reutilizados por los cabreros hasta nuestros días. Algunos de los conjuntos más interesantes fueron explotados hasta finales de la década de los 80 del siglo XX, cuando aún se subastaban los pastizales de la cumbre por los diferentes ayuntamientos, especialmente el de Garafía.
Se pueden distinguir tres tipos de conjuntos pastoriles claramente diferenciados, dependiendo de las características geológicas de terreno en que se enclavan:
1- Encerraderos y moradas en barrancos y barranqueras. Este tipo de asentamientos pastoriles se encuentran, fundamentalmente, en las cumbres de Puntagorda y Garafía. Generalmente, se ubican en aquellos tramos de barrancos poco profundos y relativamente anchos, en la zona de la cabecera. En muchas ocasiones, se aprovecha la existencia de un caboco que interrumpe el cauce del barranco, debajo del cual suelen aparecer cejos y covachas que servían de refugio a los pastores y los animales. La construcción del corral era muy sencilla puesto que tres de sus lados quedaban delimitados por los paredones verticales que señalan el cauce. El lado abierto se solía cerrar con empalizadas con la vegetación característica de la zona o pequeños tramos de muros de piedra seca entre los desniveles y anfractuosidades del terreno. La morada de los pastores se realizaba por la parte externa del encerradero de ganado y se aprovechaba la existencia de pequeñas covachas y cejos que se abren en la base de los riscos para delimitar su frente con muros de piedra seca y una techumbre vegetal. Los corrales presentan, en la actualidad, un estado de conservación lamentable al haber sido desmantelados por la escorrentía invernal y porque ya no se reponen cada año, tal y como se hacía antaño. Los abrigos están en mejor estado porque se apoyan en los paredones verticales que delimitan el cauce y suelen quedar a un nivel algo más alto que el mismo.
2- Conjuntos de abrigos pastoriles y goros en la parte superior de los tablados. Este tipo de construcciones no suelen aparecer aislados, sino formando grupos más o menos extensos. Siempre están apoyados en resaltes rocosos naturales (diques, coladas sobreelevadas, etc.) debido a que facilitaban la construcción de los recintos al tener que realizar una menor cantidad de muros artificiales y también porque le daban mayor estabilidad a toda la estructura. Generalmente, aparecen varias moradas de pastores y unos pequeños recintos que servirían de goros para proteger a los cabritos. Suelen ser de reducidas dimensiones, con capacidad para albergar a una o varias personas, como máximo. El sistema constructivo consiste en muros de piedra seca, sin ningún tipo de argamasa, y una altura que raramente supera los 1,60 metros. Se levantan con una o varias hileras de rocas de diferentes tamaños que, generalmente, van decreciendo desde la base a las hiladas superiores. A veces, presentan una ligera inclinación hacia el interior. La techumbre era de cubierta vegetal, formada por un entramado de troncos de pino o cedro y una o varias capas de ramajes de codesos y pinillo. Para evitar la entrada del viento y el frío entre las uniones de las rocas se colocaban puñados de pinillo seco. Algunos de los abrigos conservan restos de un fogón junto a los muros artificiales, aunque por la parte externa del recinto.
3.- El abrigo pastoril de La Moradas. Grupos de cuevas, covachas y cejos naturales. Las cumbres de La Palma no se distinguen, precisamente, por la abundancia de cavidades naturales aptas para la vida humana. No obstante, precisamente por esta escasez, los pastores las explotaban tras la realización de una serie de obras que facilitaban su ocupación estacional. Se localizan tanto en las laderas interiores como exteriores de La Caldera de Taburiente. En ocasiones, se veían obligados a realizar unos muros de piedra seca que tenían la misión de nivelar el terreno. También se levantaban paredes o empalizadas que protegían el espacio útil. En el interior se reacondicionaban de forma muy parecida a los abrigos pastoriles, de tal forma que suele aparecer un camastro, una o varias repisas, mesas y asientos de lajas, un fogón, etc.
Objetivos del Proyecto. Este Proyecto que, desde nuestro punto de vista, es pionero en todo el Archipiélago Canario en lo que se refiere a protección y restauración del patrimonio etnográfico de carácter pastoril, pretende conseguir una serie de objetivos que van desde la obtención de información oral, documentación arqueológica, rehabilitación de bienes inmuebles y protección de restos arqueológicos.
El fin último no es otro que garantizar la preservación de una parte muy importante de nuestra historia al mismo tiempo que se proporciona a nuestros visitantes una valiosa información sobre un sistema de vida tradicional que, prácticamente, está en fase de extinción. De esta forma contribuiremos al desarrollo en la isla de La Palma de un turismo cultural diferente al que los turistas suelen encontrar en otras islas del Archipiélago y respetuoso con el medio natural y el legado patrimonial que nos dejaron nuestros antepasados.
Por tanto, los objetivos generales que pretendemos conseguir son, esencialmente, los siguientes:
1.- Rehabilitación y restauración de conjuntos pastoriles. El objetivo principal de este proyecto es evitar que algunas de las construcciones pastoriles dispersas por los bordes de La Caldera de Taburiente desaparezcan completamente, tal y como ha sucedido con los abrigos y cabañas prehispánicas de las que, en la mayoría de los casos, apenas si se conservan algunas de las rocas que delimitaban la base de los muros.
Por tanto, la idea es recuperar al estado en que se encontraban la última vez en que fueron ocupados por los cabreros algunos de estos conjuntos pastoriles, mediante la rehabilitación de los abrigos, los goros y los corrales cuyos muros artificiales se han derrumbado total o parcialmente. Antiguamente, eran reparados cada año por los cabreros que acudían, año tras año, a las mismas moradas, de tal forma que siempre presentaban un aspecto primoroso. Las nevadas invernales provocaban el hundimiento de las techumbres vegetales y la parte superior de los muros. En los últimos 15 años, corno todos estos conjuntos pastoriles han dejado de explotarse, los muros de piedra seca se han ido debilitando progresivamente y, en muchos casos, se han derrumbado completamente. A ello debemos añadir los destrozos provocados en la techumbre por los incendios forestales, de tal forma que, hoy día, sólo quedan algunos ejemplos que conserven su cubierta vegetal. Además, es frecuente que algunos turistas utilicen estas construcciones para quedarse en su interior por lo que, sin saberlo, pueden ocasionar graves daños en la integridad de los mismos al remover las piedras de sitio, etc.
Nosotros contamos con información gráfica de cómo se encontraban las construcciones a mediados de la década de los 80 del siglo XX, de tal forma que pretendemos reconstruirlas siguiendo esos mismos parámetros. En los casos en que ello no sea posible, nos apoyaremos en los datos facilitados por las cabreros que vivieron en estos abrigos hasta hace escasas fechas. Es muy posible que aún estén vivos algunos de pastores que explotaron estos asentamientos pastoriles.
2.- Información sobre el modo de vida pastoril. Los turistas que visitan La Palma vienen buscando algo diferente a lo que pueden encontrar en otros lugares. El senderismo es una de las actividades más practicadas por nuestros visitantes. Algunas de estas rutas, como la que recorre los bordes de La Caldera de Taburiente, transcurren por paisajes de una belleza sobrecogedora. Pero es que, además, atraviesan conjuntos arqueológicos o etnográficos de una importancia extraordinaria. Desgraciadamente, hasta la fecha, los turistas pasan junto a estos lugares y ni siquiera saben que existen o no entienden cuál fue su utilidad, entre otras razones porque presentan un estado de conservación lamentable tras su caída en desuso no hace muchos años.
Por tanto, con este proyecto queremos incrementar el interés paisajístico, geológico, botánico, etc. que ofrece esta ruta mediante el ofrecimiento de una información precisa y detallada de un modo de vida, el pastoril, que poco a poco ha ido desapareciendo y en esta zona concreta no se practica ya desde hace unos 20 años. Todos los conjuntos pastoriles están emplazados junto al sendero o en sus proximidades.
Toda esta actuación de rehabilitación de las construcciones pastoriles, tal cual eran hace unos 20 años, se complementará con la colocación de una serie de paneles explicativos, en diferentes idiomas, sobre el sistema constructivo empleado, la utilidad de los abrigos, el modo de vida de los cabreros, relación con las fuentes y las pasadas hacia el interior de La CaIdera de Taburiente, explotación por parte de los benahoaritas, etc.
Aunque los objetivos generales del proyecto son los dos que hemos especificado anteriormente, aprovecharemos la ocasión para obtener una valiosísima información sobre el modo de vida pastoril en las cumbres de la isla por parte de los antiguos benahoaritas y los cabreros históricos, estudios topográficos de los principales conjuntos y protección de algunos restos arqueológicos que forman parte de los asentamientos pastoriles recientes.
Abrigo pastoril del Morro de Los Gatos
Encuestas pastoriles. Hasta comienzos de la década de los 90 del siglo XX todavía existía algún cabrero que explotaba el codesar de las cumbres de Garafía. En la década de los 80 del mismo siglo aún era posible observar diferentes manadas de cabras que recorrían estos parajes prácticamente sin la vigilancia de sus dueños. No obstante, podemos reseñar que la caída en desuso del pastoreo en los campos de pastoreo de alta montaña se produjo a raíz de la creación del Parque Nacional de La Caldera de Taburiente, con la consiguiente prohibición de esta actividad en sus dominios, si bien debemos indicar que los bordes forman parte del Preparque y quedaron a salvo de tal prohibición, aunque era preciso una vigilancia constante para evitar le penetración de los animales en los riscos interiores de La Caldera.
En la actualidad, aún quedan, aunque cada vez menos, algunos pastores, en la mayoría de las ocasiones con edades superiores a los 70 años, que vivieron en estos conjuntos pastoriles que pretendemos rehabilitar. Estos antiguos cabreros atesoran un impresionante caudal de conocimientos sobre un sistema de vida que está a punto de extinguirse. Estos cabreros poseen una valiosísima información sobre fuentes, rutas pastoriles, pastos, enfermedades y remedios que aquejaban a sus animales, yacimientos arqueológicos, tradiciones y leyendas, trabajo diario, alimentación, recolección vegetal, etc.
Por tanto, queremos contribuir, de esta forma, a que toda esta información caiga en el olvido más absoluto, sirviendo, además, al reconocimiento de una gente que supieron explotar un medio natural muy inhóspito y en perfecta simbiosis con el mismo, respetándolo y cuidándolo para las generaciones futuras.
Levantamientos topográficos. Este tipo de estudios nos proporcionará una información detallada sobre la composición de los conjuntos pastoriles más espectaculares. Estos trabajos se llevarán a cabo en los asentamientos de La Degollada del Fraile, Lomo del Llano, Lomo de La Ciudad, cabecera del Barranco de Briestas, Roquito de La Fortaleza, Pico de La Sabina y Barranquera Abierta.
Los levantamientos topográficos de todos estos conjuntos de abrigos pastoriles y goros nos permitirán hacernos una idea fiable de su estructura, capacidad e interrelación con el medio natural en que emplazan. Además, en muchos de los casos también aparecen restos arqueológicos corno grabados rupestres, amontonamientos de piedra, etc.
Excavación arqueológica. Ya hemos indicado anteriormente que la gran mayoría de estos conjuntos pastoriles han sido reutilizados desde la época prehispánica hasta nuestros días, de tal forma que en todos ellos nos encontrarnos restos arqueológicos superficiales (fragmentos de cerámica, piezas, líticas, etc.) entremezclados con las basuras y desperdicios de las cabreros que los ocuparon hasta hace escasas fechas. Por tanto, existen algunos abrigos pastoriles en los que, previamente a facilitar su visita por los turistas, se hace imprescindible la realización de una excavación arqueológica puesto que, en caso contrario, estaríamos facilitando el deterioro y la alteración de esos sedimentos prehispánicos.
Por otro lado, hasta la fecha, no se han llevado a cabo estudios de este tipo en asentamientos pastoriles prehistóricos situados en los campos de pastoreo estacionales. Este tipo de trabajos será fundamental para verificar si el comportamiento estratigráfico es similar al que nos encontramos en los lugares de habitación permanente o si, por el contrario, presenta diferencias derivadas de un tipo de aprovechamiento eventual o esporádico. Nos permitirá acercarnos a su alimentación, estructuración del espacio útil de los abrigos pastoriles, secuencia evolutiva, etc. En principio, las excavaciones arqueológicas se pretenden llevar a cabo, por este orden, en los asentamientos pastoriles de la Degollada del Fraile, Lomo del Llano, Lomo de La Ciudad, Barranquera Abierta y Cueva de los Cochinos.
Evidentemente, el número de cabañas excavadas va a depender, en última instancia, de dos factores: 1) La potencia estratigrafía con que nos encontremos. En caso de que aparezca una capa sedimentaria potente, en torno a los 50 centímetros, y dependiendo de las dimensiones de la construcción, no podremos excavar en ningún otro lugar. Aunque también puede ocurrir que no cuente con potencia estratigráfica o ésta sea de poco espesor, con lo cual nos trasladaremos a otro yacimiento. 2) Las excavaciones arqueológicas son trabajos muy lentos que requieren una gran meticulosidad en la recogida de datos y materiales, por lo que también puede ocurrir que nos termine el presupuesto asignado para este apartado.
Protección de restos arqueológicos. La intensiva reutilización de estos asentamientos pastoriles desde la etapa prehispánica hasta nuestros días ocasiona que nos encontremos con vestigios claramente históricos con otros que fueron realizados por los benahoaritas. Al posibilitar la visita a estos yacimientos podemos poner en peligro determinados restos aborígenes como fondos de cabañas, grabados rupestres o amontonamientos de piedra, de tal forma que se hace imprescindible proceder al vallado de estos elementos patrimoniales para evitar su saqueo o deterioro por las visitas incontrolados.
En principio, este tipo de actuaciones se llevará a cabo en una pequeña estación de grabados rupestres de La Degollada del Fraile, petroglifo y amontonamientos de piedra en El Lomo de La Ciudad y algunos fondos de cabañas prehispánicos en La Degollada del Fraile y Lomo de La Ciudad, aunque estos últimos va a depender de que sean excavados o no. En el primer supuesto se hace innecesaria la colación de vallados de protección.
Rutas temáticas guiadas. Una vez que el proyecto de rehabilitación de los diferentes asentamientos pastoriles esté finalizado se podrán organizar una serie de rutas temáticas guiadas, visitando todos o parte de los conjuntos etnográficos, puesto que el recorrido total abarca todos los municipios que lindan con el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente, desde Tijarafe a Breña Alta.
[Artículo publicado en el libro VIII Simposio sobre Centros Históricos y Patrimonio Cultural de Canarias. Editado por el C.I.C.O.P. España]
BibIiografía
NODA GÓMEZ, Talio; Pastoreo en la isla de La Palma (Gran Canaria), 2003.
PAIS PAIS, F. J.: La economía de producción en la prehistoria de la isla de La Palma: la ganadería (Santa Cruz de Tenerife), 1996.
PAIS PAIS, F. J.: "El Patrimonio Arqueológico de La Palma corno factor de desarrollo turístico", en Protección y uso del territorio en La Palma (Tenerife), 2000, pp. 239-264.
El autor es Doctor en Arqueología. Jefe de la Sección de Patrimonio Histórico y Arqueológico del Cabildo Insular de La Palma. Este artículo fue publicado previamente en el número 4 de la revista El Puntal, en 1980.
Foto de portada: Abrigo pastoril de Las Moradas