Al compás de golpes de piedras en las azadas, el sonar de los bucios o bocinas y al son de coplas como “ La sardina se murió, jo, jo, y la fueron a enterrar, jo, jo, veinticinco palanquines, jo, jo, un cura y un sacristán, jo, jo.”, pervive, de forma primitiva en distintas localidades de nuestras islas “Entierros de La Sardina” en forma de machango o Rascayú, hechos de trapo y otros materiales.
A finales del siglo XIX Domingo J. Navarro nos relataba que los carnavales acababan con una especie de pasacalle-procesión donde se celebraba la ceremonia de pasear un rolo de platanera al que se le ponía una vela encendida en el centro del rolo, simulando su corazón, y se le atravesaban dos palos, uno en la parte inferior y otro en la superior, además de colocarle su correspondiente sombrero. Luego las acompañantes rociaban a todos los que se encontraban al paso de la comitiva mojándolos con una escoba empapada de agua que se llevaba en un balde.
Ayer, Miércoles de Ceniza, en el Norte de Tenerife esta manifestación popular se celebró de muy distintas maneras ofreciendo diferentes variantes, pero vividas todas con igual desenfreno y con idéntico dolor fingido por la muerte de un ser querido. En La Orotava se hacen los máximos honores a la Quema de San Crispín en la plaza de La Constitución contando con la especial colaboración de la Asociación de Vecinos Pinolere. En el mismo municipio, pero en el barrio de La Perdoma, se repiten las exequias con expresiones de desconsuelo y dolor en memoria del fallecido “Tio Pepe”.
Ya en Los Realejos tiene lugar el Entierro del Señor Rascayú, acompañado por la Fanfarria Realejos y la Asociación de Vecinos Cañaveral, de La Carrera, que le hace los honores de despedida en la procesión que acaba con las llamas ardientes en una noche loca.
Sansusino, en Garachico |
Por último, en la Villa y Puerto de Garachico, la sardina también adopta forma de hombre con la Quema del Sansusino. Tradición que parece tener origen portugués, del nombre susino, un pez (Lirio-Ferro) procedente de Madeira y Azores. El cortejo fúnebre procede al desfile del machango de trapo, entre la lectura de las letanías, las típicas remamas y las cuartetas de fácil rima con críticas mordaces. Como colofón de fiesta en honor a Don Carnal se procede a la elección de las Misses Sansusinos.
Como en otras manifestaciones en estas expresiones populares de una sociedad transformada por la celebración de las Carnestolendas, Canarias preserva extraordinarios elementos patrimoniales de nuestro acervo cultural.