Leandro Perdomo Spínola nace en Arrecife el 11 de mayo de 1921, permanece en su Isla hasta cumplir los 22 años.
En 1940 funda y dirige su primer periódico en 1946 Pronósticos en los años duros de la posguerra española, editándolo primero en Lanzarote y luego en Gran Canaria. Este medio llegó a publicarse en papel de envolver a falta de otro material. Sólo subsistió hasta 1947.
Al morir su periódico por las penurias, subsiste haciendo de todo y manteniendo a su prolífica familia: trabaja en los muebles, carga sacos, arranca piedras, ejerce de comisionista, de agente de seguros, de vendedor ambulante… Así pasa doce años, no perdiendo nunca su vocación a las letras y publicando dos pequeños libros, uno de cuentos en Diez cuentos (1953) y El puerto de la luz (1955), recopilación de crónicas y narraciones en la prensa local, y en todos los periódicos canarios.
En 1957 emigra a Bélgica a trabajar en las minas de carbón, durante tres años perfora el fondo de las minas hasta que enferma y se le autoriza a realizar trabajos al aire libre. Los años siguientes le vemos como peón en fábricas.
Cuando lleva cinco años en Bélgica funda el primer periódico español-canario en Bruselas, en abril de 1963 nace el periódico Volcán, nombre que elige su esposa Josefina Ramírez. Volcán está subtitulado cómo Periódico informativo de la cultura y de los deportes. Inicia la edición con 2.000 ejemplares y llega a alcanzar los 3.000. Al principio consta de 8 páginas y se consolidada con 24. La editorial reza que es un “órgano independiente y libre al servicio de los intereses generales de la emigración”. A lo largo de la vida Volcán pasa de mensual a quincenal.
Esa edición se mantiene y dirige durante mías de cinco años frente a todos los avatares e incluso llega a distribuirse en Alemania, Francia e Inglaterra. La marcha de Perdomo a Canarias hace que poco a poco se vaya apagando hasta la desaparición del medio.
Leandro Perdomo, enfermo con bronquitis crónica y sobre todo cansado, en agosto de 1968 decide volver a Lanzarote en busca de unos meses de reposo, pero su estancia en las Islas se prolonga ante la impotencia económica que le permita su regreso. Se instala en su vieja casa de la Villa de Teguise y comienza una época de reciclaje y observación de las nuevas corrientes costumbristas isleñas y surgen obras que rayan el surrealismo Nosotros los emigrantes (1970); Lanzarote y Yo (1972); Desde mi cráter (1975); y Crónicas isleñas (1978). Reanuda sus colaboraciones con todos los periódicos de la tierra e intensifica esta labor a través de su artículo semanal en el periódico Lancelot.
En 1940 funda y dirige su primer periódico en 1946 Pronósticos en los años duros de la posguerra española, editándolo primero en Lanzarote y luego en Gran Canaria. Este medio llegó a publicarse en papel de envolver a falta de otro material. Sólo subsistió hasta 1947.
Al morir su periódico por las penurias, subsiste haciendo de todo y manteniendo a su prolífica familia: trabaja en los muebles, carga sacos, arranca piedras, ejerce de comisionista, de agente de seguros, de vendedor ambulante… Así pasa doce años, no perdiendo nunca su vocación a las letras y publicando dos pequeños libros, uno de cuentos en Diez cuentos (1953) y El puerto de la luz (1955), recopilación de crónicas y narraciones en la prensa local, y en todos los periódicos canarios.
En 1957 emigra a Bélgica a trabajar en las minas de carbón, durante tres años perfora el fondo de las minas hasta que enferma y se le autoriza a realizar trabajos al aire libre. Los años siguientes le vemos como peón en fábricas.
Cuando lleva cinco años en Bélgica funda el primer periódico español-canario en Bruselas, en abril de 1963 nace el periódico Volcán, nombre que elige su esposa Josefina Ramírez. Volcán está subtitulado cómo Periódico informativo de la cultura y de los deportes. Inicia la edición con 2.000 ejemplares y llega a alcanzar los 3.000. Al principio consta de 8 páginas y se consolidada con 24. La editorial reza que es un “órgano independiente y libre al servicio de los intereses generales de la emigración”. A lo largo de la vida Volcán pasa de mensual a quincenal.
Esa edición se mantiene y dirige durante mías de cinco años frente a todos los avatares e incluso llega a distribuirse en Alemania, Francia e Inglaterra. La marcha de Perdomo a Canarias hace que poco a poco se vaya apagando hasta la desaparición del medio.
Leandro Perdomo, enfermo con bronquitis crónica y sobre todo cansado, en agosto de 1968 decide volver a Lanzarote en busca de unos meses de reposo, pero su estancia en las Islas se prolonga ante la impotencia económica que le permita su regreso. Se instala en su vieja casa de la Villa de Teguise y comienza una época de reciclaje y observación de las nuevas corrientes costumbristas isleñas y surgen obras que rayan el surrealismo Nosotros los emigrantes (1970); Lanzarote y Yo (1972); Desde mi cráter (1975); y Crónicas isleñas (1978). Reanuda sus colaboraciones con todos los periódicos de la tierra e intensifica esta labor a través de su artículo semanal en el periódico Lancelot.