Según consta en un documento parroquial recopilado por José Hipólito Delgado González, Licenciado en Historia del Arte, el 30 de agosto de 1837, cuando Don Agustín Díaz Núñez solicita del Obispado de Tenerife el cambio de fecha de la festividad de Nuestra Señora del Socorro, ya menciona a la imagen de la Virgen de Los Remedios que desde antiguo tenía su fiesta el día 8 de septiembre en la citada parroquia. Y añade el documento que la venerada imagen es la Patrona de la parroquia de San Pedro Apóstol de Güímar.

... Más hay años que no se le hace función religiosa por carecer de arbitrios, razón por la cual la imagen permanece en el nicho de su retablo que posteriormente fue reemplazado por el retablo del Cristo de la Agonía que esta fechado en 1930.

Los que tenemos buena memoria recordamos ver en el nicho de la izquierda, junto a la capilla del Santísimo las imágenes de Los Remedios, San José y el niño Jesús formando la sagrada familia, pero un buen día desaparecieron de este lugar quedando en la iglesia sólo la imagen de San José.

Más tarde tuvimos conocimiento de que Nuestra Señora de Los Remedios fue trasladada a la casa de la señora Carmen García, la antigua camarera, que viendo el desamparo de la venerada imagen la guardó en su casa debajo de una escalera pasando de esta forma al olvido de las gentes de Güímar.

Si tenemos en consideración la devoción que desde antiguo se le tenía a la imagen de Los Remedios, tenemos una prueba en la iglesia de San Juan en el barrio de Guímar de arriba: en el retablo central de la citada iglesia se encuentran pintados dos cuadros, uno con el Cristo de La Laguna y otro con la imagen de Los Remedios, que en la actualidad se pueden contemplar en el citado lugar.


¿Dónde fue a parar el retablo de Los Remedios?

La iglesia de San Pedro tiene tres puertas; la principal ubicada en el centro, que solo se abría para las festividades importantes; la del lateral izquierdo para el uso de los fieles, conocida como la puerta de Chacaica; y la del lateral derecho, utilizada por los vecinos de la zona de Los Majuelos.

Por consiguiente, el retablo de Los Remedios que estaba en el lugar que hoy ocupa el ya mencionado Cristo de la Agonía, fue trasladado para clausurar la puerta de Los Majuelos, donde podemos contemplarle en la actualidad, y si miramos con detalle el frontal del antiguo retablo se aprecia una pintura en un círculo con una corona imperial en su parte superior y, dentro del mismo, unas iniciales entrelazadas, MVR, de color sepia sobre fondo ocre, orlado con un círculo mayor, palo rosa de imitación marmórea enmarcando todo el frontal, una greca de color sepia.

En la parte superior del retablo, dentro de su hornacina está entronizada una imagen de La Concepción.




Traslado de la imagen a la parroquia de San Pedro.

Un buen día tuve la suerte de encontrarme con Don Niceto Alberto, comerciante, que fue el verdadero artífice del rescate de la citada imagen, ya que conocía el lugar y las condiciones en las que se encontraba la imagen en aquel momento.

Niceto me propuso traer la imagen de Los Remedios a la Iglesia de San Pedro, encomendándome la tarea de vestirla. Pasando un breve tiempo me puse manos a la obra, buscando las telas apropiadas para el nuevo vestuario de la virgen y el niño. Los primeros pasos que dimos fue consultar al párroco Don Antonio Pérez, quien aprobó con gran satisfacción el proyecto.

Una vez que tuvimos la imagen delante, la despojamos de sus antiguos atuendos, que consistían en un manto hecho jirones (sacado de una colcha de cama), una túnica de damasco basto y la ropa interior de lino muy apolillado. La cabeza estaba cubierta con un gorro de astracán negro dado que la imagen es de candelero y no tiene pelo tallado.

Se le hizo una revisión y no se le encontró señal alguna de carcoma.

La imagen de la virgen es de candelero, la cabeza y las manos están talladas en madera policromada, los ojos están pintados. El niño Jesús que la imagen lleva en el brazo izquierdo es una talla completa de madera policromada.

Don Gerardo Fuentes Pérez, Doctor de Historia del Arte y Profesor de la Universidad de La Laguna, en una charla-coloquio que dio en el salón del archivo parroquial en los días previos a la entronización de la imagen, nos comentaba que en Tenerife estaba muy extendida la devoción a la Virgen de Los Remedios y continuó dándonos una explicación del porqué del nombre de Remedios, que venía dado por la rosa que la imagen suele portar en la mano derecha como símbolo de medicina.

Para describir la imagen nos comentaba: estos tonos suaves y delicados, y los ojos pintados, eran del gusto de la época de finales del XVII: estas dos imágenes conservan intactas la policromía original, y nos sirven de modelo para futuros estudios...


Formación de la Comisión Parroquial.

Compuesta por el párroco Don Antonio Pérez, Don José Hipólito Delgado González, Don Niceto Alberto (colaborador de la parroquia) y Manuel Acosta, sastre.

La primera decisión fue mandar a comprar a Madrid las coronas de latón dorado de la virgen y el niño, las cuales fueron costeadas por el párroco Don Antonio Pérez.

El responsable del vestuario fue Manuel Acosta basándose en el estilo de los Austrias y se componía de: un vestido de damasco en tono rosa en dos partes: jubón y falda tableada; un manto adamascado y un rostrillo hecho a base de apliques sobre dorado. Fue costeado por el propio sastre.

Se pensó acomodar la pequeña capilla de debajo de la torre, que en otro tiempo fue el bautisterio; se encontraba muy deteriorada y acordamos cubrirla con tela de color ocre y así se hizo dándole un toque de recogimiento.

Teníamos en la parroquia unas sillas de coro de madera tallada con perfiles de pan de oro, procedentes de una iglesia de La Laguna. La más grande tenía un espaldar con baldaquino que fue colocada sobre una tarima al fondo de la capilla, donde se entronizó a la imagen de Los Remedios y el niño Jesús que porta en el brazo izquierdo, y que en la mano derecha muestra una rosa. Se incorporaron adosadas a los lados cuatro sillas del mismo juego que tuvieron una función muy determinante, porque sirvieron para ser utilizadas por señoras mayores que cada tarde venían a rezar el Santo Rosario y hacerle compañía a la Santísima Virgen. Esta sillería fue un regalo que el Obispo Don Domingo Pérez Cáceres hizo a la parroquia de San Pedro.

La fecha de la celebración se buscó en el calendario litúrgico, decidiendo que el día 21 de noviembre era el más apropiado por ser el de la presentación de la Virgen María en el Templo y que no coincidía con ninguna otra festividad en la parroquia.

Don José Hipólito Delgado González fue el encargado de instalar a la imagen de Los Remedios en el altar mayor, bajo dosel en las andas de madera del sagrado Corazón de Jesús, ornamentándola con velas y flores. La primera misa fue amenizada por el extraordinario grupo coral de los Amigos del Arte, de la ciudad de Güímar, el día 21 de noviembre de 1988.

La gente de Güímar se alegró por el rescate de la venerada imagen de Los Remedios, Patrona de la parroquia de San Pedro Apóstol de Güímar.

Con vista a que tuviera una continuidad todo lo correspondiente con la imagen, se invitó a un matrimonio devoto a responsabilizarse de ser los camareros de la misma. María Concepción Delgado Fumero y Manuel Medina Brito aceptaron de buen grado y se alegraron de que hubieran contado con ellos, tomando posesión en octubre de 1989, por lo que fielmente cada año disponen todo lo necesario para la función religiosa.

Como primer regalo la virgen recibe una rosa de plata elaborada por el orfebre lagunero Juan Ángel, donada por Paco Gómez.

Más tarde a la virgen y al niño se le obsequian dos coronas de modelo imperios decoradas con pedrería, más una media luna que la imagen tiene a sus pies, realizadas en luminplata, obra del orfebre José Antonio Travieso.


Llegada del nuevo párroco.

La llegada de Don Domingo Guerra como párroco de San Pedro fue un período en el que el templo sufrió una restauración y la imagen de Los Remedios volvió a padecer un revés, sacándola de su capilla donde se encontraba entronizada para depositarla en una cómoda de la sacristía, clausurando la capilla a la que despojaron de su decoración y la sillería.

Posteriormente fue sacada de la sacristía para llevarla a una exposición orquestada por Javier Eloy Campos, Licenciado en Bellas Artes en el antiguo Cine de Los Ángeles. Al regresar a la parroquia después de la exposición, se echaron en falta las coronas que donó el anterior párroco Don Antonio Pérez y fueron sustituidas por unas de latón pintadas de purpurina que estaban tiradas por los trasteros de la sacristía. Igualmente, sufrió gran deterioro la vestimenta de la imagen.

La llegada del nuevo párroco Don Rubén Facundo fue muy positiva para la imagen de la virgen. Después de haberse informado de todo lo ocurrido, se puso en contacto con Don José Hipólito, quien recomendó llamar a Manuel Acosta para adecentar la capilla, ya que ellos habían sido los responsables anteriormente, deciden poner en conocimiento a los camareros quienes colaboraron en todo lo relacionado a la nueva entronización de la virgen, volviéndose a abrir al culto en la víspera de nochebuena.

El párroco y los camareros acuerdan realizar una nueva decoración que es la que se puede observar en la actualidad. La misma estuvo bajo la supervisión de Javier Eloy Campos, la remodelación de las pinturas y apliques de iluminación fue costeada en su totalidad por los camareros, y fue terminada y bendecida en noviembre del año 2006. Después de una ceremonia religiosa fue trasladada en procesión desde el altar mayor hasta su capilla, donde podemos contemplarla en la actualidad.


Comentario del autor.

La ciudad de Güímar en este año 2008 está festejando los 400 años de la bendición su Iglesia Parroquial.

Bajo mi punto de vista, es incomprensible que con tanto bombo y platillo se pretenda festejar este cuatricentenario y se haya dejado en el tintero a Santa María de Los Remedios, Patrona de la parroquia de San Pedro Apóstol de Güímar.

Y para finalizar, este poema dedicado a la virgen:



Firmado en Santa Cruz de Tenerife, a los 18 días del mes de agosto de 2008. Día de Santa Elena. Manuel Acosta González, sastre y autor del texto; José Alberto Sánchez, Diseñador Gráfico y colaborador.