Revista n.º 1043 / ISSN 1885-6039

DOCE, Los.

Miércoles, 21 de octubre de 2015
Jorge Rodríguez Padrón
Publicado en el n.º 597

La denominada Sociedad de Declamación Los Doce inició sus actividades en 1904, en Las Palmas de Gran Canaria, con el fin de realizar funciones teatrales o poético-musicales. Tomó nombre del número inicial de sus fundadores y fueron sus primeros director y secretario, respectivamente: Miguel Rivero Montañés y José Macario Brito.

Juan Pulido en la representación de Folías tristes.

 

En 1905 se constituye oficialmente, con sede en la calle San Francisco (hoy General Bravo), 32, en el comercio de uno de sus miembros, Juan González Quesada. En 1906 se traslada a la calle de Viera y Clavijo, 4. Comandados por José Rodríguez Iglesias, formaron el grupo nuclear de la Sociedad: Sebastián Suárez León, Juan Falcón Quintana, Antonio Cabrera Iglesias, Francisco León González, Pablo y Rafael Sánchez, Francisco Quesada Rodríguez, Antonio Valido, Vicente López Lozano, Ramón Gómez Bonet y Teodoro Suárez Alemán quienes, a su vez, nombraron presidente a Juan González Quesada. A partir de 1913, serán presidentes Francisco León González y José Rodríguez Iglesias; y formaron la directiva: Enrique Ponce, Antonio Cabrera Iglesias, Fernando Serrano, Ubaldo Wood, Rafael Gómez Santana, Ventura Doreste Alonso*, Nicolás Bautista, Sebastián Díaz Bordón, Jerónimo Falcón Bethencourt, Cristóbal Rodríguez del Rosario y Bernardo Doreste Silva. Desde 1906. la Sociedad había nombrado presidente de honor al actor español Enrique Borrás. Las primeras mujeres que se suman a la Sociedad, en 1907, serían Carmen Ventura y Adelina Miró. Luego participarían en sus actividades: Conchita Reyes, Julia Real, María Guerra, Carmen González, Soledad Perdomo, Rosario Cabrera, Marina Trujillo, Matilde y Capitolina Gaspar, Dolores y Eulalia Calvo o Rita Suárez. Con el grupo teatral de Los Doce colaborarían los pintores Néstor Martín-Fernández de la Torre, Nicolás Massieu y Carlos Luis Monzón que realizaban los decorados y vestuario de las diversas funciones; y también músicos e instrumentistas locales. Entre los escritores, cabe señalar la aportación de Luis y Agustín Millares Cubas*, de Alonso Quesada*, de Tomás Morales*, Arturo y Miguel Sarmiento*, Domingo Doreste* o Francisco González Díaz*. La Sociedad Los Doce colaboraría con otras instituciones locales como la Sociedad El Recreo*, el Círculo Mercantil o el Ayuntamiento de la ciudad. También tuvieron destacado protagonismo en múltiples funciones benéficas, tanto en la capital grancanaria como en las localidades del interior de la isla. Organizaron diversas veladas poéticas, tanto en su propio teatrillo de la calle Travieso, 31, como en otros escenarios de la ciudad: en 1913, una lectura del poeta Alonso Quesada; en 1916, una lectura-homenaje a Rubén Darío, recién fallecido; en ese mismo año, Alonso Quesada da una lectura de Las moradas del amor, libro de Luis Doreste Silva*; en 1909, y en el teatro Pérez Galdós, se organiza una lectura del poeta Tomás Morales; en 1915, lee sus poemas Agustín Millares Carlo*. Todavía, en 1931, Los Doce organizaría el homenaje que el Círculo Mercantil tributó a Benito Pérez Galdós, y representa el segundo acto de La de San Quintín, en el teatro Pérez Galdós. La trayectoria seguida por la Sociedad puede resumirse con, entre otras, las siguientes representaciones, ofrecidas tanto en el teatro Pérez Galdós como en el Teatro Circo Cuyás, Teatro Circo del Puerto o en el Teatro de La Luz: en 1904: La agonía de Colón, de Mariano José de Larra; en 1906: Juan José, drama de José Dicenta y El ojito derecho, de los hermanos Álvarez Quintero; en 1907: El laurel y la oliva, de Eduardo Zamora; en 1909: Interior y La intrusa, de Maeterlink; en 1910, no se ha llegado a determinar si se produjo el estreno de La cena de Bethania, de Tomás Morales, o solo hubo una función privada; en ese mismo año, se representaría Viva la vida, de los hermanos Millares; en 1911: Canción de cuna, de Martínez Sierra, y Doña Clarines, de los hermanos Álvarez Quintero; en 1912, y en homenaje a Antonio Abad Hernández, el IV acto de Electra, de Pérez Galdós; en 1913: Sacrificios, de Jacinto Benavente; en 1914, contribuyen a los montajes de La loca de la casa y El abuelo y Casandra, de Pérez Galdós, que habían traído a Las Palmas la compañía Palma-Vico; en ese mismo año: La madre enferma, de Ignacio Iglesias; en 1917, vuelven a representar La intrusa, de Maeterlink, en beneficio del cantante tinerfeño Luis Armas; en 1918: El rosal rojo, drama social de Sebastián Suárez León;  en 1920: La reina mora, de los hermanos Álvarez Quintero, en homenaje a Santiago Rivero, y la zarzuela Folías tristes, de Santiago Tejera Ossavarry.

 

 

Foto: Juan Pulido en la zarzuela Folías tristes, representada por Los Doce (en "Juan Pulido y Dalia Íniguez en la vida y en el arte a ambos lados del Atlántico", Isidoro Santana Gil, XIV Coloquio de historia canario-americano, Cabildo de Gran Canaria, 2000)

 

 

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