Revista n.º 1043 / ISSN 1885-6039

Entierro y Quema de San Crispín tras 32 años de historia.

Miércoles, 9 de marzo de 2011
Redacción BienMeSabe
Publicado en el n.º 356

El desfile fúnebre de Crispín saldrá esta noche a las 21:00 horas del Estadio Los Cuartos y continuará su recorrido por las calles Miguel de Cervantes, las avenidas Emilio Luque y Canarias, y calle Calvario hasta la Plaza de La Constitución, donde será quemado a eso de la media noche ante numeroso público.

Crispín antes de ser quemado en el Entierro que lleva su nombre en el Carnaval de La Orotava de 2011.

 

El Crispín villero, que cumple en esta edición 32 años de historia, lucirá una fantasía propia de los musicales de los años 70 y 80, tema en el que está inspirado este año el carnaval de La Orotava (Tenerife). Se espera contar con la participación de numerosos vecinos de la zona y grupos del Carnaval, ataviados para el momento con ropajes de desconsoladas viudas, monjas o curas, entre otros. La concejala de Fiestas, Belén González Rodríguez, también participará disfrazada para la ocasión, y será quien prenda la mecha junto a una de las viudas.

 

El personaje de Crispín nació en 1979 por iniciativa de Rigoberto González, actualmente dueño de la fábrica de mármoles La Milagrosa y en aquella fecha concejal de la nueva corporación democrática. Rigoberto recuerda que en La Orotava, en la etapa de la Dictadura, siempre salía por el casco un vecino de La Cancela y amante de las fiestas carnavaleras, con un muñeco al hombro y disfrazado. Este osado villero recorría las calles cada Miércoles de Ceniza, pero tenía que tirar el muñeco y huir desde que veía a la policía represora, que no dudaba en perseguirlo año tras año. Rigoberto González, al acceder a la corporación municipal y recuperar estos populares festejos de Carnestolendas, decidió hacer algo similar a lo que ya para muchos era una tradición, por lo que el Miércoles de Carnaval (Miércoles de Ceniza) se programó el entierro y quema de un muñeco, al que deciden llamar Crispín.

 

Rigoberto González recuerda con nostalgia los primeros años del Entierro de Crispín, que se armaba en la fábrica de mármoles La Milagrosa, y recorría los barrios más significativos de la Villa, desde la Cruz del Teide hasta El Calvario, para luego ascender, en una primera etapa, hacia la plaza del ayuntamiento, y en una segunda, que se mantiene hasta la actualidad, a la Plaza de la Constitución o del Kiosco. Durante 25 años se mantuvo la costumbre de brindar, a los participantes en el cortejo fúnebre y a los vecinos que acudían a verlo, con sardinas asadas, vino y pan. Tradición que ya no se realiza.

 

El actual Entierro de Crispín es organizado por la concejalía de Fiestas de La Orotava, que siempre ha intentado no perder la esencia integradora y colaboradora de los vecinos amantes del Carnaval -dice la Concejalía- y de los colectivos que más participan en estas fechas, verdaderos protagonistas en esta populares fiestas.

 

 

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