Martes, 15 de junio de 2010
Antonio Henríquez Jiménez
Sería ya demasiada casualidad que el número de la casa de los abuelos de Carmen Laforet coincidiera, al pasar tanto tiempo y operarse tantos cambios en la Ciudad Condal, con el de la pensión desde donde Sarmiento, 23 años antes, escribiera su carta desesperanzada.
Viernes, 2 de abril de 2010
Antonio Henríquez Jiménez
Alonso Quesada es citado en numerosas cartas enviadas a otros destinatarios distintos a él. Es que Miró se erigió en una especie de defensor de la obra del escritor canario ante las instancias que tenía más cerca. Así lo vemos abogando por su amigo lejano, a quien, por lo demás, nunca conocería personalmente.
Viernes, 19 de febrero de 2010
Antonio Henríquez Jiménez
Fíjese el lector en que Ángel Guerra califica lo expresado por el poeta como “filosofia”. La vena pensadora le venía a Rivero quizás por su propio carácter. No hay, creo, que acudir a la lectura de Unamuno (en esta época casi un desconocido), como apunta Valbuena Prat, al caracterizar su poesía en un párrafo introductorio del discurso inaugural del curso de la Universidad de La Laguna en 1926. Cuando Unamuno llega proponiendo sus ideas, ya estaba Rivero en el camino.
Lunes, 4 de enero de 2010
Antonio Henríquez Jiménez
Hoy traigo a la consideración de los lectores otro texto de Miguel Sarmiento Salom de 1917 en el que se refiere al novelista Benito Pérez Galdós. El motivo de traerlo ahora de nuevo a la luz no es otro que conmemorar el 90 aniversario de la muerte de don Benito y dar otra luz, en lo posible, a algunas de las medias verdades que circulan sobre la biografía del escritor canario.
Viernes, 30 de octubre de 2009
Antonio Henríquez Jiménez
El carácter franco y abierto de Miguel Sarmiento queda patente en el modo de expresar sus opiniones con respecto al pintor. Sus amigos Agustín Millares Carlo, o Rafael Romero, comentaban su risa estruendosa y desinhibida. Recuerdo al lector que Miguel Sarmiento, además de finísimo escritor y crítico, era también un excelente dibujante. En la prensa de la época se pueden ver sus ilustraciones y retratos.
Viernes, 18 de septiembre de 2009
Antonio Henríquez Jiménez
Don Domingo Rivero “tiene el honor de despreciar la gloria”, como Campoamor; pero, ¿quién no conoce sus extraordinarios méritos de hombre intelectual? Algún día, tal vez pronto, tendremos el gusto de ponerlos de relieve, aunque se agravie su modestia.
Jueves, 14 de mayo de 2009
Antonio Henríquez Jiménez
Hoy presento a los lectores un texto en prosa de Ángel Guerra y otro en verso, ambos curiosísimos; el primero por su temática y el segundo porque su obra en verso apenas se conoce. Completo estos rescates con dos versiones de un poema que le dedicó Juan Ramón Jiménez. Ángel Guerra, como todos saben, es el pseudónimo galdosiano que emplea el escritor lanzaroteño José Betancort Cabrera. Presento un escrito que no he visto rescatara en libro, como tantos otros, y que considero interesante por la temática del mismo: el lesbianismo. Para la época, presentar el tema de la manera como Ángel Guerra lo hace era una auténtica rareza.
Domingo, 22 de marzo de 2009
Antonio Henríquez Jiménez
En el artículo notarán los lectores cierta precipitación, mucha vehemencia y alguna opinión peregrina. Andrés González-Blanco tenía fama en su época de “sabihondo”, como lo calificó Jorge Luis Borges (también decía de él que era “el Menéndez Pelayo en agraz”), escritor, a vuela pluma, a lo que saliera.
Domingo, 22 de febrero de 2009
Antonio Henríquez Jiménez
Hoy quiero trasmitirles mi entusiasmo y picarles la curiosidad por tres libros que se refieren al que fuera catedrático de la Universidad de La Laguna, desde 1926 hasta 1931, y luego de otras universidades españolas (Barcelona, Murcia –represaliado– y Madrid), gran estudioso del teatro calderoniano y autor de infinidad de obras de investigación, de las que resalto ahora, por el interés que tiene para nuestras Islas, una Historia de la poesía canaria (1937), de la que sólo apareció el primer tomo, y una modélica y novedosa, para la época, Historia de la literatura española, con muchas ediciones y correcciones de su autor.
Miércoles, 4 de febrero de 2009
Antonio Henríquez Jiménez
El que una copia se encuentre también en el archivo de Luis Doreste nos recuerda la gran amistad que entre él y Alonso Quesada existía. Lo más probable es que Alonso Quesada, o alguien de su entorno, copiara la carta y le enviara un ejemplar a Luis Doreste Silva, por entonces en Madrid, que, junto con Agustín Millares Carlo, se había encargado de la edición de El lino de los sueños.