Domingo, 26 de marzo de 2006
Francisco Suárez Moreno
En este contexto histórico y con planes evangelizadores, los mallorquines establecieron en la playa de La Aldea una misión, donde erigieron en una cueva costera una ermita en honor a San Nicolás de Tolentino, con la colocación de una imagen de piedra toscamente labrada, cuyo nombre sustituirá más tarde al hoy desconocido topónimo aborigen de este valle. De ahí la advocación religiosa y el topónimo popular de La Aldea de San Nicolás, nominación de este territorio desde tan lejana fecha hasta la actualidad.
Lunes, 13 de marzo de 2006
Jules Leclercq
Me ha llamado la atención el carácter oriental de Las Palmas. Parece una ciudad árabe, más que española. El aspecto de las casas, las callejuelas irregulares y pendientes, el mismo tipo de los habitantes, todo recuerda la proximidad de Marruecos. Aquí, como entre los moros, las casas son, generalmente, de una planta, blancas como la nieve, y terminando en terrazas. La calle principal es la única de carácter europeo.
Lunes, 20 de febrero de 2006
José Guillermo Rodríguez Escudero
Muchas fiestas, o tal vez no tantas, para un pueblo trabajador como el de Puntallana. Pueblo agrícola y orgulloso que ha conocido a lo largo de su historia la carencia de medios, sequías, hambre, emigración, plagas… Un pueblo curtido que, con esfuerzo y tesón, ha ido labrando un porvenir cada vez más digno.
Viernes, 10 de febrero de 2006
José Guillermo Rodríguez Escudero
Estamos ante una zona surcada por unos profundos y bellos barrancos como el Seco, el de Santa Lucía, el de Nogales, que ofrece al visitante paisajes de singular belleza para la contemplación de la naturaleza. Después de cruzar este último se llega a La Galga, espectacular paraje con abundante agua y arboleda. Frutuoso decía que se llamaba así “por ser un sitio redondo como una galga que echan a rodar por una ladera”.
Domingo, 4 de diciembre de 2005
Jules Leclercq
Al recorrer las desiertas y silenciosas calles de Garachico, se creería uno al día siguiente de la erupción que, en 1706, destruyó esta ciudad, antaño la más floreciente del archipiélago. Durante su época de esplendor, su puerto era frecuentado por navíos de todas las banderas, debiendo su fortuna al célebre vino de malvasía, que se cosechaba en esta parte de la isla. Garachico tuvo suntuosos palacios, muelles, iglesias, plazas públicas, y sus habitantes le dieron el nombre de Puerto Rico. La lava se llevó todo aquello en unas horas; palacios, muelles, puertos, iglesias, viñedos, todas aquellas riquezas se perdieron en los torrentes de fuego vomitados por el volcán.
Viernes, 11 de noviembre de 2005
René Verneau
Entiendo el entusiasmo de los viajeros frente a un espectáculo tan grandioso. En otros puntos de Canarias puede encontrarse una vegetación tan frondosa y tan variada, pero lo que no se encuentra en ningún sitio es un conjunto tan majestuoso.
Martes, 11 de octubre de 2005
René Verneau
Desde la azotea del albergue la vista abarca todo el valle. Sorprende la cantidad y las dimensiones de las palmeras, lo que se explica por la situación de la ciudad, que se encuentra solamente a 230 metros sobre el nivel del mar. A los extranjeros se les enseña un drago muy hermoso del que se afirma que es el más viejo de los que viven hoy. Y en efecto, he visto un número considerable de dragos, pero ninguno que se le pueda comparar.
Sábado, 3 de septiembre de 2005
René Verneau
Numerosos manantiales alimentan arroyos que nunca se secan, aunque una gran parte del agua se pierde por falta de terrenos donde utilizarla. Las montañas que rodean al pueblo tienen unas pendientes tan escarpadas que las tierras caen al fondo del barranco y es imposible intentar ningún cultivo.
Viernes, 2 de septiembre de 2005
Redacción BienMeSabe
A lo largo de la presente temporada hemos presentado varias secciones nuevas. En este caso, rizando el rizo, presentamos una nueva subsección que llevará por nombre Del Pueblo se dijo..., dedicada a recoger testimonios sobre la geografía canaria.
Lunes, 15 de agosto de 2005
Julián Melián
Hace cuatrocientos setenta y nueve años, el gobernador de la isla, Martín Fernández Cerón, entregó una vara de alcalde a Fernando Alonso de La Guarda, que marca el nacimiento de una nueva villa, la de Guía de Gran Canaria. Sin embargo, con anterioridad sobre el suelo del actual municipio, ya se trabajaba manera febril, ya existía pues un grupo de hombres y mujeres que ponían los cimientos de la primero villa y después ciudad.