Durante el acto fueron entregados numerosos premios en diversas modalidades creativas, y la tarde se cerró con una actuación del conocido timplista Domingo Rodríguez el Colorao, acompañado por Javier Cerpa, Luzmila Valerón y el propio profesor de la facultad Yeray Rodríguez.
Antes de todo ello, tras la intervención del rector de la ULPGC, el docente y discípulo Antonio Becerra acercó al público asistente un texto escrito por el propio Padorno y la actual decana de Filología, Loli Fernández Martínez, dio lectura a un escrito de alguien cercano al homenajeado que quiso presentarse como persona anónima. Este es, precisamente, el escueto y certero texto sobre uno de los grandes maestros de la Filología Canaria, con el que desde nuestra revista queremos hacernos eco para que pueda ser leído por toda la sociedad canaria y todo interesado en la figura del conocido poeta y teórico.
Eugenio Padorno Navarro es fruto de este árbol a cuya sombra hoy celebramos la vida; pero Eugenio es también semilla y cuidado atento, porque son muchos los frutos que esta Facultad ha visto crecer alentados por su sabiduría y nutridos por su forma única de encender en las almas la pasión por la literatura.
Eugenio Padorno es un gran poeta, reconocido y leído, integrante de esa generación a la que se dio por nombre Poesía Canaria Última; es también un excelente teórico, probablemente la voz que con más tino y hondura ha descifrado las claves de la literatura canaria y especialmente de su poesía; Eugenio Padorno fue decano de esta Facultad como fue en tiempos anteriores director de instituto; nació en Barcelona, vivió en París, pero nunca ha dejado de pensar Canarias.
Pero Eugenio Padorno es, además de todo eso, un profesor universitario que responde ética y profundamente a la más exacta definición de este oficio. Un profesor universitario que se ha ganado a pulso el título de maestro que le otorgan sus muchos discípulos, discípulos a los que ha dirigido tesis doctorales, a los que ha acompañado en su camino académico, pero a los que ha contagiado conscientemente su infinita pasión por decir lo que no se ha dicho sobre lo que se ha escrito. Muchos docentes actuales de esta Facultad fueron, son y serán discípulos de Padorno y los institutos de Canarias tienen en sus plantillas otro buen puño de seguidores de su buen hacer.
Es, sin duda, ese el mayor mérito de Eugenio: haber creado escuela. La Teoría de la Literatura, el área a la que perteneció, pero muy especialmente la Literatura Canaria, sin duda, su asignatura predilecta, guardan y guardarán para siempre en esta Facultad el eterno agradecimiento a un docente que supo prender la llama de la curiosidad en los que participaban en sus clases. Por eso, Eugenio es fruto, pero es también semilla, que grana en otros muchísimos frutos que siguen creciendo en su generosa sombra.
Campus Universitario del Obelisco (ULPGC)
Martes, 27 de mayo de 2025