Revista n.º 1088 / ISSN 1885-6039

Los cuchillos canarios entre 1920 y 2019: un análisis historiográfico, etnográfico y descriptivo

Jueves, 27 de febrero de 2025
José Juan Sosa Perdomo y Juan Manuel Zamora Maldonado
Publicado en el n.º 1085

Para la ejecución de este libro se estudiaron más de 8000 cuchillos distribuidos en diferentes colecciones particulares y públicas. Se analizaron y catalogaron unas 10 000 fotografías, y se realizaron dibujos, así como una base de datos.

Cuchillo canario con motivos figurativos

Este nuevo volumen sobre la historia del cuchillo canario es la continuidad de un anterior trabajo1 editado por el Fondo para la Etnografía y el Desarrollo de la Artesanía Canaria (FEDAC, Cabildo de Gran Canaria) en 2018. En esta nueva entrega seguimos actualizando y ampliando el conocimiento de una de nuestras artesanías más peculiares que ha sabido adaptarse a los cambios culturales y socioeconómicos, sin que por ello se pierda sus señas de identidad tradicional. En este sentido, en la actualidad, mientras que otros oficios artesanales en Canarias han desaparecido o están en proceso de extinción, al no saber dar respuesta o adaptarse o simplemente porque han dejado de ser útiles en las nuevas formas de vida, la artesanía del cuchillo canario ha pervivido gozando de una excelente demanda. Algunas de estas artesanías perduran en la actualidad como reliquias nostálgicas de un pasado en ocasiones idealizado.

En este segundo volumen sobre el estudio y análisis del cuchillo canario abarca una cronología que parte de la década de los años veinte de la centuria pasada y concluye con la trigesimocuarta edición de la Feria de Artesanía Pinolere2 celebrada en La Orotava (Tenerife) los días 30, 31 de agosto y el 1 de septiembre de 2019, que en esa ocasión se centró en el cuchillo canario. Al igual que el primer volumen, este continúa siendo una divulgación y difusión del conocimiento sobre esta bella herramienta dentro de un proceso educativo para un mejor conocimiento de este símbolo de identidad. En palabras del que fuera director general de la Unesco, Koichiro Matsuura, “todo patrimonio material tiene incorporado componentes inmateriales, como valores espirituales, símbolos, significados, saberes o técnicas de artesanía y construcción”. Con este nuevo libro completamos en parte el gran vacío historiográfico que existía sobre esta artesanía, a la vez que hacemos también un acercamiento desde un punto de vista cualitativo y cuantitativo.

La artesanía forma parte del patrimonio inmaterial, seña de identidad de los pueblos frente a la homogeneización que deriva de la globalización que se viene sucediendo en los últimos tiempos. Se caracteriza por el predominio de la actividad manual (frente al trabajo en serie o industrial), siendo la máquina en el caso de usarla un elemento auxiliar para acelerar procedimientos o mejorar los resultados (Malo, 1999), y por lo tanto los artesanos/as y según la UNESCO son los Portadores de Cultura. Estas inquietudes motivaron en el año 2003 la celebración en París de la Convención para la salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial (identidad de un colectivo), es decir, aquellas creaciones culturales que son testimonios de un modo de vida de la sociedad que las genera.

Portada del libro sobre cuchillos canarios de Sosa y Maldonado

Denominaciones. Conviene recordar algunos aspectos de manera resumida ya tratados en el anterior libro. El cuchillo canario es una variedad única en el mundo, muy apreciada y valorada por su laboriosidad y estética por coleccionistas nacionales e internacionales. Se originó en Gran Canaria aproximadamente a finales del siglo XVIII en el seno de las herrerías que existieron en Santa María de Guía y Telde. El nombre más común que recibe este objeto en esta época que estudiamos fue y es la de cuchillo canario, como así lo atestiguan las numerosas referencias escritas en la amplia bibliografía consultada (“un cuchillo de los denominados canarios”). Sobre este nombre, vemos que la isla de Gran Canaria desde muy temprano, ya en el siglo I. a. C y hasta el siglo XIX, fue conocida por Canaria, de ahí el probable nombre de cuchillo canario que recibe en todas las islas de nuestro Archipiélago: “En el calor de la refriega, Matías sacó un cuchillo de los llamados canarios” (Gaceta de Tenerife, 1928, p. 2). Esto sucedió en San Andrés (El Hierro).

Las denominaciones más antiguas de las que se tienen constancia en los registros escritos son las de cuchillo a uso del país y cuchillo canario. También, por los albores del siglo XX, se emplea el término naife, del inglés knife, que se extiende recientemente en un sector. Este término no fue empleado por la población insular, más bien fue parte del argot usado por los vendedores hacia los turistas británicos a la hora de ofrecer el cuchillo canario como souvenir. El concepto de cuchillo de cabo piezas es un vocablo también reciente y de transmisión oral entre la población rural, y fue aplicado cuando hacía falta diferenciarlo de otro similar con el que coexistía. Estamos hablando del cuchillo de cabo palo, que tiene un mayor desarrollo a lo largo de la primera mitad del siglo XX, cuando el cultivo del plátano posee su mayor auge y aumentó la demanda de estas herramientas para el desempeño de las funciones agrícolas, en las que este instrumento era, y es, indispensable. Otras denominaciones usadas son: cuchillo de piezas, cuchillos de cabo hueso, cuchillo de hueso o cuchillo simplemente. 

El cuchillo canario es una noble herramienta agrícola, ganadera y -por qué no- objeto de presunción para el que lo poseía. Está dentro de la catalogación de los llamados cuchillos de espiga, ya que está formado por una hoja de corte que se une al cabo o empuñadura gracias a una extensión de la misma conocida como espiga, en la que se engarzan las diferentes piezas de la empuñadura. Una característica muy peculiar en este modelo de cuchillo es que permite que la hoja sea intercambiable (se solía llamar a este proceso echar una hoja), cuando se gastaba de los frecuentes y repetidos ciclos de uso y afilado.

Detalle de la hoja con la espiga y las piezas que van a formar el cabo

Origen. Existen varias teorías. Diferentes autores localizan sus primeros antecesores, que sirvieron de modelos, en distintos lugares como el Reino Unido (Murcia,1997), en la isla de Cuba, en la zona continental sudamericana, incluso en el norte de África (Gil, 2013). Otros estudiosos del cuchillo canario, como el médico y coleccionista José Juan Medina Silva o el coleccionista Benoit Claveau, en conversación personal, nos manifestaron que su procedencia estaba en el Mediterráneo español, en las dagas mediterráneas por la muesca española, haciendo alusión a la similitud de la garganta (rebaje cóncavo de la parte posterior inferior de la hoja, justo debajo del colchón). El profesor Sosa Álamo, al igual que Alejandro Moreno, localiza su origen en Toledo y Albacete (Zamora y Sosa, 2018). 

Recientes trabajos de investigación sobre los cuchillos antiguos españoles (Ruiz, 2020 y Gómez, 2021), han cuestionado la procedencia de toda una serie de cuchillos que hasta ahora estaban catalogados por museos y publicaciones como de Albacete. Estos nuevos estudios atribuyen a estos ejemplares una procedencia andaluza, concretamente de la provincia de Málaga. Probablemente esta tipología también se pudo desarrollar en Guadix (Granada), en Sevilla y Jerez de la Frontera (Cádiz). El cambio en la procedencia de estos cuchillos antiguos españoles se fundamenta en la carencia de trabajos de estudio con metodología histórica; lo que conllevó que muchos cuchillos, al no llevar punzón ni marca que los relacionara con algún taller o artesano que facilitara su localización geográfica de elaboración, fueran mal catalogados. Ya que los grandes centros cuchilleros españoles han sido Toledo y Albacete (resaltando este último en la producción cuchillera y el primero en la espadera), todas aquellas piezas de dudoso o nulo conocimiento sobre su procedencia eran atribuida a los talleres albacetenses.

En este sentido, los cuchillos que estudiamos para el anterior monográfico citado (Zamora y Sosa, 2018)3 estaban catalogados como cuchillos de Albacete en la bibliografía consultada. Según esta nueva descripción y catalogación, estos ejemplares se elaboraron en Andalucía. Los puertos canarios siempre han mantenido un comercio con los puertos andaluces, en especial con Cádiz y Sevilla, de donde llegaban todo tipo de mercancías, tanto de uso cotidiano como artístico (esculturas religiosas), incrementado este comercio sobre todo en el siglo XVIII y principios del XIX. La influencia andaluza en nuestra forma de hablar, así como en el folklore o arquitectura, entre otras muchas cosas, es evidente. A pesar de todos estos notables avances en el conocimiento de la historia del cuchillo canario, quedan aún muchos interrogantes por resolver.

Cuchillos con cabos de motivos florales

Cuchillos con cabos de motivos aborígenes

Otros apuntes de interés. En este nuevo estudio son las fuentes orales las que tienen un mayor protagonismo, junto con el estudio y análisis de los cuchillos de la época analizada. Las fuentes orales son directas ya que los informantes han tenido o tienen una relación con esta actividad artesanal.

Para la ejecución de este libro se estudiaron más de 8000 cuchillos distribuidos en diferentes colecciones particulares y públicas. Se analizaron y catalogaron unas 10 000 fotografías y se realizaron dibujos. Se elaboró una base de datos, y la principal problemática en el trabajo de campo fue la cantidad y la dispersión del material que estudiamos. Se realizaron numerosas encuestas que se grabaron en formato digital. Consultamos una bibliografía extensa, tanto impresa como manuscrita, conservada en hemerotecas, bibliotecas, así como en museos, archivos municipales, archivos parroquiales y archivos privados. Importantes fueron las consultas realizadas en El Museo Canario y la FEDAC.

Por lo que respecta a este nuevo periodo del cuchillo canario, está marcado en gran medida por el desarrollo del cultivo de la platanera (Musa acuminata Cavendidish) que comienza a finales del siglo XIX, alcanzando su cénit en los años cuarenta del siglo XX, cuando los terrenos ocupan las vegas cercanas más fértiles de la costa de Gran Canaria. El nuevo monocultivo cambia la morfología del cuchillo canario, tanto del cabo como de la hoja, que se adaptan a sus peculiaridades. En este sentido existe, como se ve en el desarrollo de esta obra, una continuidad de los elementos decorativos incrustados en el cabo. Asimismo, aparecen nuevos elementos decorativos en las incrustaciones, alcanzando en este periodo de 90 años diferentes fases, la última en este siglo XXI. Según palabras del herrero-cuchillero Jesús García, “nunca en la historia del cuchillo canario han existido tan buenos cuchilleros como los de ahora, y esto es debido a una mayor preparación, al uso de mejores herramientas y al tiempo”. Compartimos esta opinión y añadiremos que hay creaciones de cuchillos en este último siglo que se pueden catalogar, sin lugar a duda, de verdaderas obras de arte, como se lee en el desarrollo de esta obra.

Materiales nobles y técnica de 'scrimshaw'. Autor: José Juan Sosa Perdomo. Propietaria: M.ª Haridian Expósito González

Notas

  1. Los cuchillos canarios del siglo XIX y principios del XX. Un análisis historiográfico, etnográfico y descriptivo.
  2. Los organizadores de este evento hicieron un homenaje a los antiguos y actuales artesanos que desempeñaron y desempeñan esta labor artesanal. También se nos invitó a presentar el libro citado en la nota anterior.
  3. En su primera edición, y en una segunda edición de este volumen se corrigieron las catalogaciones.

Todas las fotos pertenecen a los autores del texto.

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