Revista n.º 1080 / ISSN 1885-6039

Bajada de la Virgen de 1935 según la prensa de Santa Cruz de La Palma (y II)

Martes, 7 de enero de 2025
José Guillermo Rodríguez Escudero
Publicado en el n.º 1078

Ya hemos entrado en año de Bajada, tan y tan esperada en esta edición. Como decíamos en la introducción de la primera parte de este ensayo, la isla anda ya calentando motores para el gran y secular acontecimiento palmero.

Enanos romanos de 1935

Jueves, 27 junio. Luchada / Repique de campanas / Danza de Mascarones / Danza de Enanos. Durante tres días de esta semana (tarde de jueves 27, noche del sábado 29 y tarde del domingo 30) se verificaron varias luchas al «estilo canario» en el Parque de Recreo, que resultaron bastante animadas, resaltando la figura de Juan Primero que, después de una ausencia prolongada, volvió recuperado de fuerza, siendo en aquellos momentos el mayor luchador palmero. La prensa local informaba también de que «le iban a la zaga dos o tres elementos del partido de Tazacorte y Argual»1. Los equipos estaban reforzados por otros bregadores palmeros y de otras islas, lo que hacía más atractivos estos espectáculos deportivos.

A las 3 de la tarde, tuvo lugar el divertido paseo de los mascarones (nuestros gigantes y cabezudos), que comenzó en el muelle y recorrió las principales calles de la ciudad, produciendo un gran jolgorio entre la numerosa chiquería que los esperaba pacientemente. Curiosamente así lo relata la prensa2: «Los gigantes, el mascarón y el liliputiense hicieron su segunda aparición en las calles de la ciudad entre el regocijo de todos. El mascarón no tuvo la cortesía de cambiarse de sombrero, como es costumbre. ¿Irá camino del sin-sombrerismo?». A la misma hora de la salida de los mascarones, las campanas de la mayoría de templos y ermitas de la ciudad comenzaron a repicar a gloria, sonando alegremente, anunciando la inminente bajada de la Virgen a la ciudad. La ciudad era ya una fiesta.

Y llega la máxima solemnidad del día, y tal vez de las noches del programa: ¡los Enanos! El mismo diario lo describe como número típico, tradicional, de belleza insuperable, «sin trampa ni cartón, porque la caseta de las transformaciones está a la vista del público receloso. Vaya gente, vaya empujones, vaya guardia civiles disponiendo y ordenando» que, sin embargo, eran los primeros en «sonreír al enanillo estrafalario y multicolor». A las 9 de la noche comenzó la Danza de los Romanos —alegoría escogida para esta edición—, con transformación en Enanos. Un original y sorprendente espectáculo que se representó nueve veces en las calles O’Daly y Pérez de Brito (con el mismo orden de representaciones que la Danza de Acróbatas3). La letra era de José Lozano Pérez y la música de Domingo Santos. El estribillo del coro de Romanos decía así:

Del Sacro Romano Imperio

somos libres ciudadanos

fervientísimos cristianos:

el Cristianismo es la luz.

Y cantamos a la Virgen

de las Nieves, milagrosa,

Madre la más amorosa

del devoto de la Cruz.

A las 5 de la mañana se retiraron los elegantes romanos y minúsculos enanos, todo en una pieza, a sus respectivos domicilios, hasta el próximo lustro.

Los enanos de romanos en los previos de la guerra civil

Grupo de enanos en 1935

Viernes, 28 junio. Coches engalanados / Batalla de Flores / Carrera de caballos / Carro Alegórico. A las 3 y media de la tarde tuvo lugar un concurso y desfile de coches engalanados por el centro de la ciudad, con interesantes premios otorgado por un jurado de admisión y calificación. A la misma hora se celebró la Batalla de Flores, por lo visto, y según el periódico Acción Social4, había estado muy bien, aunque pudo resultar bastante mejor. Explican su parecer: «muy bien las carrozas —el mago, los gatos, la era, etc.; nos parece que este fue el orden de premios— aunque pequeño el número». Diario de Avisos, en cambio, fue más generoso en su apreciación: «resultó uno de los números vistosos de verdad por la cantidad, originalidad y gusto con que fueron ejecutadas, también varios coches engalanados y carrozas cubrieron el recorrido». El Tiempo5 lo relata así: «al concurso se presentaron numerosas carrozas artísticamente confeccionadas, como pocas veces hemos visto aquí». La banda de música La Victoria amenizó el desfile «entre un gran gentío, estableciéndose la lucha con flores entre los ocupantes de las carrozas y de los balcones».

Una aplaudida carrera de caballos, de fuerte tradición en nuestras costumbres, se organizó a las 6 de la tarde, desde el pie de la cuesta de la Encarnación hasta el Llano de la Cruz por la carretera de La Dehesa. Venció el caballo de Tazacorte. Se notaba la enorme afluencia de forasteros en la ciudad. Este, como el resto de los festejos, fue muy concurrido.

La prensa6 también informaba del número estrella de ese Viernes Grande, el Carro Alegórico y Triunfal: «Ya sabemos el grato sabor que este número siempre deja. Este año, como en lustros anteriores, es el número donde primero deja ver la población que está verdaderamente en fiesta, pues es la primera aparición de público en cantidad que se hace desde las primeras horas de la noche para estacionarse en los sitios de representación». Añadía que «en estas fiestas se representó uno del culto poeta y escritor don Antonio Rodríguez López, magnífico, pleno de forma y contenido y maravillosamente ejecutado por elementos jóvenes de esta ciudad bajo la dirección de competente maestro». Efectivamente, el Carro triunfal Alegórico Los Elementos, del inmortal poeta palmero Antonio Rodríguez López, que se representó en la Bajada de 1875, se reprodujo con música del inspirado compositor Felipe López Rodríguez, «que en la juventud su vida ha llegado a la madurez de su arte, interpretando el sentido popular de este número como corresponde a la idiosincrasia de la isla». La dirección artística corrió a cargo de Juan Acosta Guión. Las representaciones se repitieron durante toda la noche hasta el amanecer, en todo momento, acompañadas por un público enfervorecido que las elogió con entusiasmo sincero. Este importante número había sido ensayado y dirigido por Juan Acosta Guión. Los personajes que hicieron acto de presencia fueron: la Naturaleza, el Agua, la Tierra, el Fuego y los Doce Meses. La primera representación dio comienzo a las 9 de la noche en la Plaza de la Cruz del Tercero y siguió el orden que en la Danza de los Copos de Nieve7.

Sábado, 29 junio. Conciertos / Procesión de Bajada / Fuegos Artificiales. Se programaron dos conciertos, el primero en la plaza del Dr. Martín (actual plaza de la Encarnación) a las 4 de la tarde, y el segundo en la Alameda de Fermín Galán. Recordemos que este último lugar se trataba de un paseo que, a lo largo del tiempo, ha recibido diferentes nombres: Alameda de Alfonso XIII, Plaza de Fermín Galán, Alameda del Generalísimo, etc., siendo conocido actualmente como plaza de la Alameda. Por cierto, el capitán Fermín Galán fue un militar español republicano, héroe del alzamiento de Jaca, fusilado en diciembre de 1930. El rotativo insular informaba de que el segundo concierto se ofreció a las 9 de la noche «por la sufrida banda de música La Victoria». Entendemos que este adjetivo se refería a que los miembros de la omnipresente banda musical sufrían sin quejarse, de ahí la expresión. No faltaba a ninguno de los actos.

Si bien ambos conciertos constituían el plato fuerte de esa jornada, la prensa sorprendía con esta aseveración cuando se refería a la procesión de la Bajada de la imagen mariana desde su santuario del monte, en La Dehesa, a la ermita (entonces) de La Encarnación. Sobre la multitudinaria peregrinación publicaba que «rebasa los límites del programa y no podemos, aunque queramos, encuadrarla en la reseña del mismo. Nunca habíamos visto esta primera etapa del viaje de Nuestra Señora de las Nieves realizado con tanta solemnidad, solemnidad que no es la materialidad del hecho —un número más— ya que, por el contrario, la dieron cuanto devotos concurrieron al mismo con su fervorosa devoción»8. El periodista plasmaba emocionado su experiencia de todo lo que había visto en la procesión del descenso, en la que millares de fieles acompañaban al sillón de viaje con la efigie de la Negrita, y otros tantos aguardando en la plaza «ofreciendo a la patrona de La Palma el mayor y mejor recibimiento que pudiera imaginarse». Otro diario9 informaba de que todo el trayecto estaba «materialmente cubierto de un gentío numeroso esperaba el paso de la imagen para luego unirse a la comitiva. Igualmente la plazoleta de La Encarnación estaba rebosante de público, no desmereciendo en nada este acto al de anteriores años». El broche final de esta emocionante jornada lo puso a las 10 de la noche «un interesante programa de fuegos artificiales, que consta de numerosas piezas»10.

Panorámica de la Batalla de Flores de 1935

Domingo, 30 junio. Diálogo Castillo y Nave / Loa de Recibimiento. La prensa local11 informaba del éxito con el que se desarrollaron todos los actos de la Bajada de 1935, insistiendo en «los conceptos de bondad, belleza, entusiasmo, etc. para poder enmarcar adecuadamente tantos y tan magníficos actos». Llegaba el último día, el Domingo Grande, programado para que la Virgencita de las Nieves entrara en el casco histórico de la ciudad, tras cinco años de ausencia. Desde primeras horas de la mañana, la afluencia de gente de todos los pueblos palmeros y muchos visitantes procedentes de otros lugares de la provincia a la ermita de La Encarnación era incesante. Desde las 9 de la mañana se puso en marcha una imponente procesión de subida para buscar a la Virgen y acompañarla en su descenso. Al frente marchaba la parroquia matriz de El Salvador con estandartes, cruz alzada y ciriales, seguida de todo el pueblo palmero, «entiéndase bien, de todo el pueblo palmero, aunque no concurrió su representación. No hizo falta».

La descripción de todo lo ocurrido durante aquella mañana del Gran Domingo de las Fiestas Lustrales reflejaba con detalle cómo la ciudad se engalanaba para recibir a la Dama del Monte, no siendo «humanamente posible traerlos a la punta de la pluma… flores, cánticos, música, cortinones, banderas y, sobre todo, fervor, mucho fervor, el fervor de veinte mil almas que la acompañaban». Una vez llegó la procesión al lado de la Nave de María, comenzó el diálogo entre esta y el Castillo, con las salvas ordenadas. A las 11 horas llegó la Virgen a la Plaza de la República, donde se cantó la tradicional Loa del Recibimiento en un artístico templete con la que se dio la bienvenida. Fue un momento grandioso, de honda emoción, en que fue interpretado el verdadero sentir de los palmeros. «Número fino y delicado y broche de oro de las fiestas»12.

Como anécdota, El Tiempo13 escribía: «Acción Social se ha vuelto loco de entusiasmo al contemplar el espectáculo de la Bajada de la Virgen y en su borrachera de emociones incontenidas comienza a contar el número de fieles que siguen a la Negrita: mil, dos mil, cinco mil, quince mil, veinte mil y termina en su alucinación, por ver a La Palma levantarse en peso para seguir a la milagrosa imagen… Hiperbólicos están los muchachos. ¡Exageraos!». Lo cierto es que la Virgen entró triunfalmente en el casco histórico que presentaba su mejor día de fiesta, pues la calle aparecía a tramos cubierta de flores y la mayoría de las casas con elegantes colgaduras en las ventanas. Una vez se entronizó la urna con la venerada imagen en la capilla mayor de la parroquia, se cantó una misa solemne en la que predicó el padre dominico Raimundo Suárez «diciendo un magnífico discurso de católico práctico del día, pleno de documentada argumentación e irrebatibles afirmaciones que descubrieron la fiesta lustral como el único y verdadero fin de la vida insular, incorporada brillantemente el resurgir grandioso de la catolicidad española»14.

Continuaron los actos de ese importante día con un animado baile de gala para finalizar las fiestas de la Bajada en el Círculo de Instrucción y Recreo al que concurrieron, sobre todo, muchos jóvenes de ambos sexos, una alegre fiesta que duró hasta las primeras horas de la noche. El código de vestimenta para los caballeros era frac, smoking o uniforme. Sólo podían concurrir los socios y familiares «que autoriza el Reglamento y las personalidades a quienes se envíe invitación especial»15.

Martes, 2 julio. Fin del Triduo. La noche del martes terminó en El Salvador el solemne Triduo que se había venido celebrando en honor a la Virgen, organizado por la asociación de señoras de la «Perra Semanal» que, con tan loable previsión, han hecho posible la celebración de las solemnidades de la Bajada. Las multitudinarias funciones finalizaron con la procesión claustral de la «Morenita de las Nieves». La prensa16 se deshace en elogios para esta asociación femenina y su presidenta «que han dado tanto lucimiento a estos festejos y que no descuiden este ensayo para ponerlo en práctica con más anticipación para las nuevas próximas Fiestas Lustrales». Se traduce en que los festejos fueron organizados en un par de semanas, algo que causó el asombro de toda la isla.

Miércoles, 3 julio. Conferencia del Padre Suárez. Ese día tuvo lugar una esperada conferencia del padre Raimundo Suárez, canónigo de la catedral de Sevilla y célebre predicador dominico, llegado ex profeso a Santa Cruz de La Palma para tomar parte en las Fiestas Lustrales. Durante varios días, desde el púlpito, había pronunciado interesantes sermones y discursos, como en la solemne función intramuros de la parroquia matriz tras la llegada de la Virgen y también el tríptico al Sagrado Corazón de Jesús en las noches siguientes, accediendo a los numerosos requerimientos de varios admiradores de esta población. La conferencia titulada «Principios de Regeneración Social» dio comienzo en el Teatro Circo de Marte a las 9 de la noche, con un aforo completo. 

Los sermones del religioso generaron controversia entre algunos periódicos de la ciudad. Así, Acción Social, uno de ellos17, publicaba varios comentarios en el que acusaba de mentiroso, payaso, arrogante, grosero, procaz, desvergonzado... a otro de los diarios de la capital, El Tiempo. Esto fue debido a que achacaba al religioso haber hecho campaña monárquica desde el púlpito, y alguna que otra lindeza más. El primero justificaba su opinión por el mejorable comportamiento del segundo. Decía que este no supo exteriorizar la rabia que la brillante festividad de la Bajada había producido en el redactor de las noticias publicadas en contra del dominico.

Jueves, 4 de julio. Exposición. Ese día se clausuró la visitada exposición de flores, plantas y pájaros que fue montada en el local de la Escuela de Niñas, en los altos de la Plaza del Mercado, por la calle Díaz Pimienta, en horario de mañana (10 a 1), tarde (de 3 a 7) y noche (de 9 a 11). Su apertura tuvo lugar el pasado 26 de junio. La prensa publicitaba el evento agradeciendo a todos aquellos «que tengan buenos ejemplares de plantas, flores y pájaros, avisen a esta Comisión Organizadora para pasar a recogerlos y exhibirlos»18.

Viernes, 5 de julio. Teatro de Marionetas. La gran compañía italiana de Marionetas, premiada por el Ministerio de Educación Nacional de su país, sorprendió a todo el auditorio presente en el Teatro Circo de Marte. Era la primera vez que tenía lugar una actuación de estas características en nuestra isla. Así se publicitaba en un rotativo de la ciudad19: «la originalidad de este espectáculo es indiscutible, por ello el éxito será indudable, ya que en el espectador existe desde hace mucho tiempo un desasosiego que no es otra cosa que afán de novedad. Aquí tiene, pues, una cosa genuinamente nueva: ¡Marionetas! ¡Los prodigiosos Fantoches de Yambo!, que pondrán en escenas las óperas de mayor renombre, con música de Lehar, Rossini, etc.». Estuvieron varios días en cartelera.

Domingo, 28 de julio. Procesión General. Por la mañana se celebró una solemne función religiosa concelebrada en la que el sacerdote Luis Vandewalle «dijo una elocuente plática, verdadero reflejo de las arraigadas devociones que este pueblo siente por su Santa Patrona»20. Tras las solemnidades intramuros, a las 4 de la tarde, tuvo lugar la tradicional Procesión General de la Virgen, en la que visitó las diferentes iglesias y templos de la ciudad, acompañada por el clero, autoridades, las bandas de música La Esperanza y La Victoria. Durante estos días tuvieron lugar varias novenas de particulares, asociaciones, organizaciones. Ejemplos son las ofrecidas por el Colegio de Abogados (2 de agosto) o la Juventud de Acción Católica (3 de agosto).

Carro alegórico de la Bajada de 1935

4 agosto. Subida de la Virgen. La víspera de la onomástica de la Virgen fue la fecha elegida para la subida de la Señora a su santuario del monte21. Desde las cuatro de la mañana se encontraba la parroquia de El Salvador y aledaños completamente abarrotada de fieles. Desde esa hora se sucedieron varias misas hasta que, alrededor de las 7 de la mañana, la Virgen en sus andas de viaje apareció en la puerta principal del templo para iniciar su lento regreso a su casa. Más de una hora tardó la Negrita en recorrer las calles Pérez de Brito y Baltasar Martín hasta llegar al Llano de la Cruz, donde tuvo lugar la despedida oficial de la ciudad. La parroquia matriz se despidió y se hizo cargo de la venerada imagen la de las Nieves. «Este trayecto ofrecía un aspecto deslumbrador: los edificios, casi todos, ostentaban colgaduras y de muchos arrojaban flores, escuchándose los acordes de la banda de música La Esperanza, mezclados con el rumor de las oraciones».

Ya en el barranco, bajo el agobiante sol de agosto y pese a lo accidentado del terreno, la procesión no se disgregó. La comitiva tardó en llegar al santuario unas dos horas largas de lenta marcha. «La Virgen de las Nieves en sus andas de viaje regresaba a su casa acompañada de toda la isla y hasta los pinos que bordan los montes que rodean su ermita —alguien lo dijo— parecía que descendían por los desfiladeros saliendo a su encuentro». Una multitud compacta, congestionada, admirablemente cansada del largo viaje, luchaba por acercarse por última vez a las andas de la patrona. Pretensión inútil porque no se podía caminar hacia la Virgen. Una vez entronizada en la capilla mayor, tuvo lugar una solemne función religiosa que sólo pudieron oír los pocos cientos de elegidos que se encontraban dentro del recinto que fue insuficiente para acoger a la inmensa multitud de personas que pretendían entrar sin éxito. Una misa concelebrada que presidió el obispo de la diócesis fray Albino González y Menéndez Reigada. Durante todo el día, estuvo la iglesia llena de fieles, así como la plaza y las fincas de los contornos, por donde se disgregaron numerosas familias que tendieron sus manteles y compartieron juntos una comida dedicada en esa inolvidable fecha a la excelsa Patrona.

5 de agosto, onomástica de la Virgen de las Nieves. En esa jornada, y a pesar de que era laborable, fue constante la afluencia de fieles que querían pasar a felicitar a la Negrita. Podría decirse que el lunes fue solamente una prolongación del día anterior, por la cantidad de gente que pasó por el santuario a rendir pleitesía a la Patrona que, una vez más, recibió el homenaje de La Palma.

Finalizaron así las Fiestas Lustrales. En este lustro se celebraron en la capital palmera con más solemnidad y grandeza que nunca22, según se desprende de las crónicas plasmadas en los diarios, con renovado fervor religioso y la devoción de toda una isla. El Diario de Avisos23 también coincidía en que «con bastante esplendor y animación inigualada se cumplió el programa que la comisión de fiestas confeccionó para las mismas». «La Bajada de la Virgen será el hecho esplendoroso de siempre y todos los palmeros nos sentiremos orgullosos de continuar escribiendo nuestra historia sin una vacilación, con una seguridad tan grande en nosotros mismos digna de mejor suerte»24.


Notas

1. Diario de Avisos (2 julio, 1935), p. 1.

2. Acción Social (28 junio, 1935), p. 2.

3. Diario de Avisos (21 junio, 1935), p. 1.

4. Acción Social (2 julio, 1935), p. 1.

5. El Tiempo (1 julio, 1935), p. 2.

6. Diario de Avisos (2 julio, 1935), p. 2.

7. Ídem (21 junio, 1935), p. 1.

8. Acción Social (2 julio, 1935), p. 2.

9. Diario de Avisos (2 julio, 1935), p. 1.

10. El Tiempo (28 junio, 1935), p. 2.

11. Acción Social (2 julio, 1935), p. 1.

12. Diario de Avisos (2 julio, 1935), p. 1.

13. El Tiempo (3 julio, 1935), p. 1.

14. Acción Social (2 julio, 1935), p. 2.

15. Diario de Avisos (17 junio, 1935), p. 2.

16 Acción Social (3 julio, 1935), p. 2.

17. Ídem (4 julio, 1935), p. 2.

18. Diario de Avisos (21 junio, 1935), p. 2

19. Ídem (4 julio, 1935), p. 2.

20. Acción Social (29 julio, 1935), p. 2.

21. Ídem (6 agosto, 1935), p. 1.

22. Íd. (6 agosto, 1935), p. 2.

23. Diario de Avisos (2 julio, 1935), p. 2

24. Acción Social (27 marzo, 1935), p. 1.

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