Introducción
Manuel Alemán. Manolo, como todas y todos lo conocíamos, era un hombre irrepetible, un hombre bueno y sabio que escribió la obra que ya lleva su undécima edición, siendo un adelantado a su tiempo, ya que, si ha llegado a once ediciones, solo en Canarias, es expresión sintomática de una necesidad de reconocimiento; aunque, también, como luego trataré de explicar, una expresión de que hablar de identidad es hablar de conflicto, de problemática, la noción de identidad ya nace como un problema. Para Manolo, la identidad es un tema de debate central para Canarias porque se vincula tanto con la autonomía individual como con la justicia social y la resistencia colectiva frente a estructuras de poder.
Las últimas investigaciones muestran que la necesidad de pertenencia es, en la actualidad, más fuerte que nunca, en respuesta al aislamiento, a la soledad y al individualismo, que han dejado a la intemperie las respuestas a la pregunta quién soy yo; necesito responder a la pregunta quién me lleva y a dónde me lleva para no acabar en cualquier parte porque no me sé el camino. En 1980, Manuel Alemán publica su Psicología del Hombre Canario (PHC) y respondía a estas preguntas. En aquel contexto histórico, el sentimiento de pertenencia tenía un gran interés, y su libro supuso una narrativa de sentido para nuestra autodefinición colectiva.
No olvidemos que el ascenso histórico del cuestionamiento sobre la identidad se llevó a cabo, en parte, como una respuesta a la disolución de los vínculos sociales y a la erradicación de las referencias inducida por la modernidad y, por otra parte, en relación directa con el desarrollo de la noción de persona en Occidente. Pero también, más recientemente, por la llamada impugnación de nuevos discursos descoloniales o poscoloniales. Este debate sobre las identidades étnicas y sociales se ha intensificado históricamente, pues, por estas razones, clave donde se combinan factores socioeconómicos, culturales, filosóficos y políticos y que paso a reflejar como parte del edificio intelectual que construyó Manuel Alemán con su PHC: la Modernidad y la disolución de los vínculos tradicionales, la noción de la persona en Occidente y, por último, los discursos descoloniales y poscoloniales.
Pero antes de entrar en estas tres, pasemos por la portada. Algo que pocos saben o desconocen, es que ya incluso en la portada del libro pensó que, si por economía lingüística y tendencia de la época el sustantivo hombre se utilizaba para designar a la especie humana, debía poner la imagen de una mujer, dada la importancia que atribuye a la mujer canaria, llegando a decir que “el sostenimiento de la familia canaria no ha sido posible sin el trabajo de la mujer: en la labranza del campo, en el cuidado de los animales, en la zafra del tomate, en todas las actividades de los distintos ciclos de la agricultura canaria”. Las páginas de PHC hablan del papel de la mujer en la constitución histórica de la identidad canaria, en relación con la emigración y el mundo laboral.
Veamos ahora estas tres presencias enunciadas sobre el cuestionamiento de las identidades que están presentes, directa e indirectamente, en el sistema intelectual de Manuel Alemán:
1. Modernidad y disolución de los vínculos tradicionales.
2. Noción de la persona en Occidente.
3. Discursos descoloniales y poscoloniales.
1. Modernidad y disolución de los vínculos tradicionales
La Modernidad trajo consigo la fragmentación de los lazos sociales tradicionales. El crecimiento del capitalismo, la urbanización, la secularización y la revolución industrial modificaron las formas en que las personas se identificaban con sus comunidades y entornos. Las jerarquías y estructuras sociales que antes daban un sentido claro de pertenencia se fueron erosionando, lo que impulsó una búsqueda de nuevas formas de identidad. El debilitamiento de esos vínculos generó una crisis de pertenencia, y la identidad comenzó a ser vista como algo que debía ser redefinido. Esto ha sucedido al menos dos veces en la historia de Canarias, con la conquista de las Islas y la imposición de una nueva cultura y con el turismo de masas: ambos entraron en Canarias, con las consecuencias propias que acabo de definir, como un elefante por una cacharrería. El libro de Manolo aborda claramente esta doble cuestión, la onda expansiva de estos hechos históricos sobre la identidad son elementos de reflexión crítica por nuestro pensador de Agaete. También cabría mencionar los importantes procesos migratorios a raíz de las transformaciones de sucesivos modelos económicos que fueron dándose, sobre todo con los fracasos de algunos monocultivos, tal como Manolo nos lo recuerda: “Y así en 1870, tras el fracaso de la cochinilla, un cuarto de la población de Gran Canaria se ve obligada a emigrar”.
La diferencia cultural del mundo moderno cristiano occidental y la diferencia política del colonialismo y el capitalismo están presentes en su libro. Estas tres configuraciones históricas se entrelazan en todo el discurso de PHC: lo religioso cristiano, el colonialismo y el capitalismo que trajo aquella modernidad. Como ejemplo, citamos estas palabras del pensador canario: “Lo religioso cristiano fue engendrado en Canarias con configuraciones equívocas” (p. 282). No veía la mano del proyecto de Dios sobre las Islas Canarias, veía la mano del colonizador motivado por el capitalismo expansivo. Manolo era cristiano, no se equivoquen, pero pensaba que el cristianismo fue utilizado y traicionado en manos de los poderosos para legitimar sus empresas, entre ellas la empresa colonial. Pensaba en un cristianismo liberador, fraterno, de igualdad y de justicia entre todos los seres humanos. En una palabra: la dimensión política del cristianismo, la de una teología de la liberación. A pesar de que Manolo era sacerdote, atípico, pero sacerdote, aunque con mucho o nada de ejercicio sacerdotal al modo clásico; a pesar de que era sacerdote criticó y desmenuzó en su libro la empresa colonial asociada a la empresa evangelizadora del cristianismo occidental que llevó la modernidad a las Islas Canarias. De hecho, siendo profesor universitario de Psicología, en la propia universidad jamás ejerció afanes evangelizadores ni tampoco tuvo como referente a la Iglesia y sus preceptos, como sabemos aquellos quienes le acompañamos en vida. Solo después de su muerte, algunos oportunistas utilizaron su figura como un medio para sus propios fines palaciegos, desviándose de los temas, incómodos, que realmente preocupaban al Manuel Alemán “activista político intelectual”, especialmente en el terreno de la canariedad, el conflicto identitario y los problemas sociales de Canarias.
2. Noción de la persona en Occidente
A lo largo de los siglos, el concepto de persona fue evolucionando en Occidente, desde una noción basada en la relación con la comunidad hasta una más individualista, que enfatizaba la autonomía, la libertad y los derechos del individuo. Este desarrollo ha sido clave para la discusión de la identidad, ya que ha permitido la proliferación de identidades personales y grupales basadas en la autopercepción y el reconocimiento social, rompiendo con las clasificaciones fijas y colectivas del pasado. Manolo, con su libro, pretende precisamente ofrecer otra autopercepción de sí mismos a los canarios, así como arreglar las cuentas con las injusticias de reconocimiento padecidas por Canarias, convirtiendo la autonomía, la libertad y los derechos individuales en colectivos, conectando así con el contexto más amplio de lucha de identidades de las posteriores corrientes poscoloniales que surgieron a partir de los años ochenta, aunque el origen es bastante anterior.
3. Discursos descoloniales y poscoloniales
Más recientemente, la impugnación de los discursos coloniales ha dado lugar a una reconsideración de las identidades en términos de poder, opresión y resistencia. Los discursos descoloniales y poscoloniales han cuestionado las narrativas hegemónicas impuestas por las potencias coloniales, que desvalorizaban o eliminaban las identidades de los pueblos colonizados. La descolonialidad o lo descolonial es un enfoque crítico que busca cuestionar y desmantelar las estructuras de poder, conocimiento y pensamiento impuestas por el colonialismo, que han perdurado incluso después de la independencia formal de las colonias. Este enfoque reconoce que, aunque muchos países ya no están bajo control directo de las potencias coloniales, las lógicas coloniales siguen influyendo en la manera en que el mundo se organiza, tanto a nivel económico, cultural, social como epistémico (del conocimiento).
Al reclamar sus identidades étnicas, culturales y sociales, estos grupos han planteado preguntas críticas sobre quién tiene el poder de definir la identidad, y cómo los procesos coloniales y neocoloniales siguen influyendo en las percepciones actuales. Es, en este contexto preferente, donde sitúa Manolo la discusión sobre la identidad en Canarias, que no solo “de Canarias”, sino de las identidades agónicas en Canarias históricamente en juego, puesto que el sistema intelectual de Manuel Alemán discute cómo se ha establecido una lucha entre identidades, sean reales o ficticias, dando lugar a un desencuentro agónico entre las identidades de base popular y las identidades impuestas desde las hegemonías de poder.
La imaginación de Manolo dio a luz una interpretación genuina del formateo histórico de la identidad canaria, destacando que nuestro intelectual de Agaete se acompasó con las perspectivas que tomaron como objeto de estudio las identidades de los pueblos, perspectiva adoptada por los estudios postcoloniales, los cuales denunciaban las nuevas dependencias de dominio de los países del Norte sobre los del Sur. Manuel Alemán publica su obra en 1980, década a partir de la cual los estudios poscoloniales se empezaron a cultivar con fuerza y a consolidarse en el mundo académico anglosajón. Bien es cierto que los primeros estudios poscoloniales y descoloniales surgieron a partir de las décadas de 1950 y 1960, en el contexto de la descolonización de África, Asia y el Caribe, aunque el término poscolonialismo no se consolidó como tal hasta -más o menos- 1980, año en que aparece PHC (Frantz Fanon [1952, 1961], Aimé Césaire [1939], Albert Memmi [1957], Edward Said [1978]…).
4. Las tres pirámides de PHC que se concluyen: conciencia, identidad y relaciones de poder
Si el cuestionamiento de las identidades parte de la Modernidad y la disolución de los vínculos tradicionales, de la noción de persona en Occidente y de los discursos descoloniales, presentes en el discurso de Manolo, ¿cuál es la salida o una de las posibles salidas?
Si la identidad es un combate, ¿cuál es el combate central? Es la conciencia. Manolo escribió que hay que combatir la “conciencia neblinada” (nivel inconsciente del pueblo) desde la educación, un arma poderosa, asunto que se inspira y que trató con mayor profundidad en su libro Praxis y educación: teorías subyacentes en el sistema psicopedagógico de Freire. De hecho, ganó el premio internacional Andrés Bello de Ciencias Sociales que le otorgó el Instituto de Cooperación Iberoamericana. Y de ahí practicó la idea de su admirado Freire de que la educación es una práctica política.
Pero hay una tríada que recorre las páginas de PHC y que esmás grande que las tres conocidas pirámides de Egipto, si se quiere entender qué lugar ocupa la CONCIENCIA como argumento del sistema intelectual de Manolo. Esta tríada es la pirámide conciencia, identidad y relaciones de poder. Se relacionan con Canarias desde el estereotipo del pensamiento eurocéntrico, poniéndonos bajo el ojo de la mirada colonial. En consecuencia, muchas y muchos canarios no han desarrollado la suficiente imaginación sociológica para ver las "tres sumisiones" de las que habla Manuel Alemán en el último apartado de PHC, titulado "Canarias y Futuro en la Historia Universal": las sumisiones económica, sociológica y psicológica.
En cuanto a la sumisión sociológica, Manolo, como buen marxista, subraya la importancia de la conciencia de clase para superar estas sumisiones, ya que, sin una comprensión clara de la influencia de las condiciones materiales de vida, no es posible construir una identidad genuina, es decir, ser capaces de ver las injusticias de reconocimiento que padecemos continuamente. Alemán sugirió que la identidad étnica, cosmopolita y de clase no debían debilitarse entre sí, sino complementarse. La conciencia es un peligro, de ahí que su epistemología del Sur no sea siempre bien recibida. Podemos recordar qué significa el peligro de nuestra conciencia sociológica con aquellas palabras de Margaret Thacher, cuando dijo que el problema no era la existencia de clases sociales, sino la conciencia de clase. De ahí que hablar de identidad es hablar de las fuerzas sociales que impiden que contestemos a las identidades adocenadas e impuestas del Amo sobre el Esclavo (Hegel utiliza esta dialéctica para ilustrar cómo la libertad y la autoconciencia emergen a través de la lucha y la contradicción).
El problema de Canarias no es, para muchos eurocentristas, la existencia de esa cosa llamada identidad, sino que sea una identidad molesta, una identidad consciente, la conciencia de que aquellas identificaciones que nos piden no reflejan más libertad, no reflejan nuestras necesidades, sino el reflejo de otras necesidades venidas de los poderes políticos y económicos. El resultado es que nos hacen creer que nuestras necesidades son las que nos han impuesto. El diacrítico “que nos han impuesto” nos lleva a las sumisiones psicológicas.
Solo un ejemplo de apariencia anecdótica de las sumisiones psicológicas que son consecuencia de las sociológicas, pero que refleja el juego de las identidades impuestas sociológicamente y las sumisiones psicológicas de las personas originales de Canarias: me refiero a una joven cantante canaria que dice que no le gusta su acento en OT (Operación Triunfo), un talentshow1 que empezó en la televisión española: “no me gusta mi acento, ojalá hablara castellano”2. Parece que no ha oído hablar de que la forma dialectal canaria es igual de legítima y apreciable que cualquier otra del español hablado en el mundo, que en ninguna parte se habla el mejor español del mundo, que el español de Castilla es la que menos se habla en el mundo, que dicen la mayoría de los lingüistas, incluso el expresidente de la Real Academia de la Lengua Española, José Manuel Blecua, en una entrevista en el periódico de tirada nacional El País. Y menos mal que Blecua es una figura de autoridad, para fastidio de los supremacistas lingüísticos.
El complejo de inferioridad de los canarios es antológico y podría darles muchos ejemplos reales, pero creo que es un ejemplo paradigmático el sentimiento de inferioridad de los canarios demostrado empíricamente en la tesis doctoral de mi colega de la Universidad de La Laguna Antonio Rodríguez, sobre la infancia canaria comparada con la infancia peninsular.
A nivel macrosocial, más allá del ejemplo microsocial y anecdótico de la cantante canaria que no le gustaba su acento, las fuerzas sociales e históricas que Manolo menciona, que afectaron la psicología social de los canarios, se visibilizan en los discursos persuasivos de las élites. Como ejemplo, se analiza uno de los primeros libros de texto oficial para escuelas de turismo en España, escrito por Ricardo de la Cierva en 1963, en el que se define a los canarios como indolentes, responsables de la falta de productividad económica en su tierra. Este estereotipo de "aplatanado", según el maestro de Agaete, no es algo originado por los canarios y desde Canarias, sino una construcción colonial para justificar la legitimidad simbólica y material de la empresa colonial de dominación.
Debo destacar cómo Manolo abordó en su obra este estereotipo, relacionándolo con otros pueblos colonizados y mostrando que se trata de una actualización de ideologías esencialistas propagadas por el dominador para justificar la subordinación. El esencialismo es la tendencia ideológica a creer que los grupos humanos tienen una esencia o naturaleza subyacente que hace que sean lo que son, sin que las fuerzas sociales, el historial previo de relaciones de poder de dominación y subordinación tengan nada que ver.
Si tenemos en cuenta que nuestra economía, en el plano de las sumisiones económicas, es de servicios y que está vertida hacia el exterior, entonces la economía es el nervio dañado de nuestra identidad. Identidad y economía siempre van juntas en la historia. Manolo reflexionaba, sin llevarlo al papel, el dilema si la economía dinamiza la identidad o al revés; incluso si la identidad canaria es un producto de consumo en el mercado capitalista, especialmente con la industria turística. De hecho, en PHC, escribió sobre el impacto psicosocial del turismo de masas. Pero los ejemplos más conspicuos hay que sacarlos de las racionalizaciones políticas en la toma de decisiones sobre asuntos internos como las políticas ambientales y la calidad de la democracia, los megaproyectos y macromuelles como algunos de tantos ejemplos que ilustran el significado real de la relación entre proyecto político, economía e identidad en Canarias.
Manolo señaló que el camino de la identidad era largo, conflictivo, y tanto que lo es, si pensamos en los cantos de sirena que toman Canarias como un paraíso tropical para solaz entretenimiento de la industria turística, otro monocultivo más impuesto por los poderes económicos y políticos, esto es, el poder de los que mandan y que ha limitado históricamente Canarias con el argumento del realismo político y de que existen unas fuerzas ciegas de la historia que no se pueden contestar, cuando la diversificación de la economía, aunque fuera una economía preventiva, se podría haber estimulado, aunque solo sea para no depender exclusivamente del turismo.
[1] Este concurso es un híbrido entre talentshow, dado que es un concurso de talentos, y un reality show, ya que se nos muestra a los telespectadores el día a día de los concursantes en una academia de alto rendimiento y, cómo no, de alta vigilancia con cámaras por todas partes.
[2] El nombre de la cantante es conocido, pero no tiene ningún interés reproducirlo, ya que lo que intento ilustrar es que se trata de una actitud generalizada entre muchos hablantes de la modalidad dialectal canaria. De lo que se trata es de presentar una personalización colectiva, más que de ceder a la anécdota de percibir estos casos como actitudes extremas aisladas. Este fenómeno ha sido estudiado como convergencia y divergencia lingüística, donde el hablante del grupo minoritario con menos poder converge, en determinados contextos, con el o los hablantes del grupo mayoritario con más poder.
José Antonio Younis Hernández es profesor de Psicología Social de la ULPGC.