Los bares y las tiendas de aceite y vinagre
Los valores que han marcado mi trayectoria como técnico y anfitrión turístico tienen también su origen en nuestro barrio. Me crié detrás del mostrador de una antigua tienda de aceite y vinagre que combinaba con un bar que mis abuelos trabajaron durante 60 años en el barrio de La Goleta, el Bar Víveres Guillén. Rafaelito y Mariquita se convirtieron de manera natural en mis primeros maestros en la atención al público. Con su ejemplo diario aprendí cómo se debía atender a un cliente con dignidad y diligencia. Por esta razón, nunca se me hizo extraño estar detrás de un mostrador atendiendo a un turista o a un ciudadano.
Entre las anécdotas vividas en el bar, recuerdo una acalorada discusión que mantuvieron Pepito y Luis Pestana, con la atenta mirada de mi abuelo detrás de la barra, sobre si la guagua de Juan Cardona “había pasado hacia arriba o ya iba de vuelta a Arucas”. Agustinito, el chófer habitual de la guagua en aquellos años, había realizado ya tres veces el recorrido y la discusión se mantenía todavía alrededor de unos vasos de obrero llenos de algún producto de Arehucas.
Crecí en un tiempo donde esas tiendas se repartían a lo largo del barrio. Recuerdo especialmente la tienda de Pepe y Goya, el bar de Bartolito y Pura, que posteriormente se convirtió en el Puribart, con Tolo, Chano y José Miguel Pérez al frente durante varias décadas, sirviendo aquellos exquisitos flamenquines. La tienda de Pepe y Rosa, que aún hoy se mantiene abierta como un minimercado, la tienda de Perico Santo, los bares desde El Cerrillo hasta el Calvario, incluyendo el bar Martín en la calle de La Laja; y por supuesto el recordado y añorado Bar Sociedad, con Juan Cornelio, Eusebio y Bruno Armas al frente, sin olvidarnos de mi querido Juan Macías, cuya labor de limpieza y mejoras en la presa, una vez retirado de la hostelería, quedó marcada en la memoria de la gente de La Goleta.
La pasión
Si hay una cualidad que caracteriza al barrio de La Goleta esa es la pasión. Esa pasión que se contagia y que reconozco en muchas personas del barrio, que han sido fuente de inspiración, no sólo para mí, sino para tantas y tantas personas que han llevado a cabo proyectos sociales, deportivos, culturales y empresariales que han perdurado a lo largo de los años. Algunos los he ido mencionando ya durante este pregón, como José Antonio Falcón con el Festival de la Canción o José Gilberto Moreno, no sólo con el CB Goleta, sino como alma mater también de la AC Salsipuedes, un referente cultural y social que sigue llevando el nombre de nuestro barrio por toda Canarias.
Mis amigos Raúl Ojeda y Héctor Cruz, al frente de la AC La Escupidera, que podremos disfrutar en una nueva edición de la Ruta de las Azoteas durante estas fiestas. Parrandas y grupos folclóricos como Los Amigos, AFC Labrante, La Parranda de La Goleta, La Parranda el Puntal, La Parranda de Luis, Los Cabuqueros, Gáligo, entre otras.
No puedo dejar de mencionar a otras personas relevantes de nuestro barrio, como los profesores y escritores Germán Santana, Luis Alberto Henríquez (DEP) y José Miguel Perera, referentes de la literatura y la cultura de nuestra tierra; o los escultores José Luis Marrero y Manolo Marrero, verdaderos artistas en el uso de la piedra azul de Arucas, que han dejado su huella en el patrimonio tanto de Arucas como de otros lugares de las Islas. En el mundo de la comunicación, destaca el amigo Jazael Ascanio, con una extraordinaria trayectoria digna de mención. Por supuesto, a los fotógrafos del barrio, como mi buen amigo Job Marrero, Marcos Batista, Juan Carlos González y en los últimos años Miguel Travieso.
También el mundo de la moda, la costura y las tradiciones, con Pinona Hernández a la cabeza, una de las grandes costureras de Canarias, como lo demuestra su dilatada trayectoria, que hace poco veíamos en un programa de la Televisión Canaria. Como lo es también Mari Pino Alemán, esposa del escultor José Luis Marrero, artesana de la FEDAC. Vaya desde aquí el homenaje a todas las grandes costureras que ha dado La Goleta, como Margot Díaz, María Jesús González o mi madre, Carmen Guillén, a la que siempre vi cosiendo arreglos de ropa de la tienda de su tío Juan Perera, que empezó su andadura como comerciante en nuestro barrio.
En el deporte ya hemos hablado de baloncesto y de fútbol con el CD Goleta, pero me gustaría mencionar algunos directivos y aficionados históricos como José Antonio Perera (Sene), Juan Vicente González, Domingo Trujillo, Manolo Melián, Orlando López, Carmelo González, Fofi y, por supuesto, nuestro querido Sergio, entre muchos otros. Pero no sería justo si no mencionara igualmente a personas que han destacado en otras disciplinas, como Fernando Ruiz en halterofilia; su hermano Juan Francisco (DEP) en ciclismo, un ejemplo admirable de superación; Vicente Castellano en taekwondo; Manolín Alemán e incluso el propio Mundín Santana en la lucha canaria; o colectivos como el Club de Fútbol Labrantes, con Javier González; el Equipo de Trail Activat, con Pablo, Chewi, Santi y compañía a la cabeza; y el Club Gariruquian Arehuc, con Cristóbal Navarro haciendo un gran trabajo en la recuperación de tradiciones como el garrote o el tolete canario.
También en la política han destacado algunos vecinos, como el recordado Domingo del Rosario, cuyo legado y dedicación al barrio y a su gente permanece en la memoria de muchos vecinos. Pero, sobre todo, es imposible no resaltar la figura de Ángel Víctor Torres, que fue impulsor de la Asociación Tereque a finales del siglo XX en La Goleta, pregonero de las fiestas del pasado año y que ha supuesto un orgullo enorme para muchas personas ver cómo un vecino del barrio ha ostentado cargos tan importantes a nivel local, regional y nacional, sin entrar en las valoraciones ideológicas o políticas que pueda tener cada uno. No sé si les pasaba a ustedes también, pero durante una época, cuando me preguntaban de dónde era yo, decía que del barrio donde nació el presidente del Gobierno de Canarias, priorizando La Goleta por encima de Arucas. No creo que sea malo presumir por ello. Al final va a ser verdad que mi verdadera patria es La Goleta… No me gustaría olvidar, por último, a todos los concejales y concejalas que han representado también durante años a nuestro barrio.
Los labrantes
Por circunstancias de la vida, hace 21 años que no vivo en La Goleta, como mucha gente del barrio que ha tenido que elegir otros lugares para vivir, ya sea por motivos familiares, de estudio o de trabajo; aunque las raíces jamás se llegan a perder. En mi caso, esas raíces empezaron a crecer justo en ese momento. Corría el año 2006, mientras cursaba el Máster Internacional del Turismo en la ULPGC, cuando un buen día, en medio de una clase, salí y llamé a Mundín Santana, mi primo, para comentarle la idea de que mi tesina final del máster fuera una investigación sobre los labrantes y la piedra de Arucas, ya que desde el año 2001 había trabajado junto a Mundín en el desarrollo del primer museo dedicado a la piedra en las instalaciones de la empresa Mecohersan.
Antes hablaba de la pasión con la que la gente de La Goleta afronta los proyectos y la vida. Pocas personas conozco con la pasión, el tesón, la capacidad de trabajo y el gusto por el detalle que atesora Mundín, que ya fue pregonero hace un par de años de nuestras fiestas. De él he aprendido a amar y respetar el oficio del labrante y de la piedra, a ser riguroso y serio con la historia y con lo que merece este oficio tradicional, que con tanto esfuerzo y dedicación ha elevado la reputación de nuestro barrio, La Goleta, cuna de labrantes.
Recuerdo los primeros pasos de aquella investigación con el trabajo de campo, que me hizo recorrer La Goleta de arriba abajo tocando las puertas de muchos labrantes. Llegaba a una casa y preguntaba por un nombre, y me decía que fulatino vivía en la casa de al lado. Cuando tocaba y decía mi nombre, me solían responder: "¿Qué es quién?", hasta que finalmente les gritaba desde la calle: “Soy el nieto de Rafael Guillén”, y entonces sí se abría la puerta y me invitaban a pasar. Mi abuelo se convirtió en un salvoconducto, en la llave que me abrió la memoria histórica del barrio. Poco después descubrí que él aparecía como el propietario y dueño de la cantera, siendo el que firmaba las nóminas de los labrantes, por un extraño acuerdo con su concuño, Domingo Santana, que era empresario de la piedra. Normal que me abriesen las puertas de sus casas... ¡Y yo que pensaba que era por el bar...!
Además de Mundín, por suerte pude contar con las mejores fuentes orales, como Domingo Santana, su padre, que fue hace muchos años también pregonero de las Fiestas del Rosario; con mi querido Feluco Rodríguez, Rafael Cabrera, Domingo González, Joaquín Cabrera, Antonio Pérez y mi amigo de la infancia Rodrigo Rodríguez. Por supuesto, con Lalo Mateos, que en los últimos años me acompaña a dar charlas sobre la piedra y los labrantes a los colegios de nuestro municipio, dando muestras de su sabiduría y extraordinaria memoria.
Pero me gustaría tener una mención especial para tres labrantes que considero historia viva de nuestro municipio y que trabajaron en la construcción de la torre campanario durante la década de los años setenta del pasado siglo: Antonio Juan Cabrera, Juan Francisco Marrero (Juan Pancho) y especialmente a mi querido Nicolás Falcón (Colacho), autor material de las dos últimas piedras de nuestra maravillosa iglesia de San Juan Bautista de Arucas. Todos ellos han marcado la historia de nuestro municipio y del barrio de La Goleta. Muchas gracias artistas, jamás me cansaré de honrar el trabajo que desempeñaron durante toda la vida, tal y como les prometí en junio del año 2007, cuando presentamos mi libro sobre la piedra y los labrantes en la Plaza de la Constitución de Arucas, hace ya 17 años.
Me he guardado para el final a una persona especial. Siempre he dicho que cuando me preguntan cómo son las gentes de La Goleta, digo que somos como el maestro labrante Perico Viera, al que considero un personaje histórico de Arucas, como lo demuestran sus trabajos de piedra en la Casa de la Cultura de la mano del artista local Santiago Santana, y que como persona representa la sencillez, la humildad y el esfuerzo del quehacer que caracterizan a nuestros mayores. El maestro Pedro Pérez Viera, además de un extraordinario cabuquero, englobó otras artes tradicionales como la música, sensibilidad que demostró trompeta en mano en infinidad de fiestas populares, e incluso se aventuró con el pastoreo, guardando -como él mismo decía- un ganado de ovejas. Sin lugar a dudas, un ejemplo de sacrificio y sabiduría que dejó marcadas a todas las personas que tuvimos la suerte de conocerlo.
En todas estas personas que he mencionado reconozco la pasión, el amor y el esfuerzo por llevar a cabo sus proyectos personales y profesionales, por haber hecho de La Goleta un barrio lleno de talento del que sentirse profundamente orgulloso. Esa es la patria que reconozco y de la que siento orgulloso y de la que he venido hoy aquí a presumir: las personas del barrio, los verdaderos protagonistas de este pregón.
Mis personas especiales
Voy terminando, pero antes me gustaría compartir con ustedes una emoción muy personal para mí. El pasado viernes en el Auditorio escuchaba en directo una canción que la cantante Rozalén le dedicaba a su padre fallecido hace algunos años. Decía en una estrofa:
No te enseñan a abrazar la ausencia.
A aceptar la esencia de una cruel ley natural.
Tan sencillo, uno nace, luego muere.
Lo que importa es la huella que se deja al caminar.
Y ahora que se me apaga la infancia
reinvento mi alegría, nace nueva esperanza.
No me quiero emocionar, pero no puedo terminar este pregón dedicado a la gente de mi barrio si mencionar a algunas personas que han dejado esa huella marcada en mi corazón. A algunas ya los he ido nombrado durante este pregón, pero La Goleta que yo recuerdo no sería lo mismo sin el sentido del humor y el carisma que desprendía mi añorado Juan Antonio Rodríguez, nuestro querido panadero, que siempre me llamó intencionadamente Daniel, sus razones tendría... Toda una vida dedicada al sacrificado oficio del pan, tan característico en nuestro barrio, junto a sus hermanos Juanita y Víctor, a los que acompañaba siempre mi querida Mari la Panadera (DEP). Aprovecho también para recordar y homenajear a las panaderías que forman parte de la historia de La Goleta, como la de Julián Falcón y posteriormente Carmelo, la de Loly o la de Manolo.
También me gustaría tener un recuerdo muy especial para Pedrín Medina, esposo de Pinona Hernández, amigo íntimo de mi familia, con el que tantas horas de diversión pasé durante los veranos de mi infancia, y que durante sus últimos años estuvo al frente de una tienda donde anteriormente había estado la ferretería de su suegro, Nicolasito Hernández, durante mucho tiempo.
Pero, sobre todo, a la persona que más echo de menos en mi vida, mi padre. Pedro Cabrera me enseñó con su ejemplo cómo hay que transitar por este mundo con respeto e integridad. Cierro los ojos y todavía lo acompaño a la presa a recoger el musgo para hacer el portal de Belén en Navidad, o simplemente a disfrutar observando las aguas torrenciales que llenaban las dos presas, desde La Hondura hasta La Fula, cuando la lluvia bendecía nuestra tierra. Mi padre me enseñó que si algún vecino o vecina de La Goleta estaba esperando en la esquina de la bajada de la iglesia, había que parar el coche y preguntarle si iba para Arucas, y llevarlo con nosotros fuera quien fuese. Aunque el tráfico y las costumbres son diferentes en este tiempo, siempre que puedo paro y pregunto, y acto seguido le hago un guiño cómplice al cielo.
Agradecimiento
Me gustaría agradecer especialmente a las personas con las que he hablado durante estos últimos meses y que me han refrescado la memoria para recordar muchos datos. A Carmen Guillén, mi madre, José Juan Rodríguez (Pepito), José Antonio Falcón, Juan Carlos González (el hijo de Chaguito el de la leche), Germán Díaz, Demetria Pérez, Rubén Roque, José Antonio Perera, José María González (Chewi), José Miguel Perera, Manolo Roque, Cristóbal Navarro, Marco Brito, José Miguel Cabrera y mi compañera y amiga Loly León, que tan buenos consejos me ha dado para perfilar estas palabras. Especialmente me gustaría mencionar a José Gilberto Moreno y al profesor de Geografía Humana Ramón Díaz, con los que mantuve una interesante conversación sobre el gentilicio de La Goleta. Quedará para un futuro debatir en profundidad si somos goletenses o goletanos y goletanas. Por ahora, siéntanse libres de elegir el que más les guste, ya que la conclusión es que ambas opciones son válidas...
Despedida
Les deseo de todo corazón que disfruten de las fiestas que la Comisión ha preparado con mucho cariño, de la Circular de La Goleta que tendrá lugar mañana, y de todas las actividades programadas. Nos encontraremos el próximo día 6 de octubre para rendir honores a nuestra patrona, la Virgen del Rosario, en la misa y posterior procesión por las calles de La Goleta, con nuestro párroco, mi buen amigo Venerando Novelles al frente.
Acabo ya haciendo una mención especial a nuestros jóvenes: ellos son el futuro del barrio, los encargados de abrazar hoy nuestras tradiciones, de no olvidar nunca de dónde vienen, de los valores y el esfuerzo puestos en tantos y tantos proyectos que han hecho de La Goleta un barrio para sentirnos orgullosos y continuar con pasión tallando nuestro futuro.
Por los recuerdos, por la historia, por los labrantes, por nuestra gente y por el futuro de nuestras fiestas, les invito a gritar conmigo:
¡Viva la Virgen del Rosario! y
¡Viva el barrio de La Goleta!
Muchas gracias y ¡felices fiestas!
David Cabrera Guillén es -además de hijo del particular barrio de Arucas- Técnico de Turismo y fotógrafo.