Revista n.º 1079 / ISSN 1885-6039

Pañuelo atado sobre gasa y cuello, labor en la era

Lunes, 14 de octubre de 2024
María Victoria Hernández Pérez
Publicado en el n.º 1066

Surgen complementos en la indumentaria tradicional de La Palma de los que muy pocos conocen su origen, y ni tan siquiera se preguntan la razón de su existencia. En este caso nos referimos al pañuelo atado sobre la gasa y cuello de la mujer.

Ejemplo de pañuelo atado al cuello (componentes de Coros y Danzas)

Su origen procede de los trabajos campesinos de la sementera, trilla y aventado en las duras labores en las eras. Las duras labores de los trabajos agrarios de separación de la paja del grano comenzaban en las eras de piedra, en forma circular, que aún hoy, en diferentes tamaños, se conservan por toda la geografía de la isla canaria de La Palma.

Varones y mujeres tenían adjudicados pasos diferentes durante todo el proceso. El hombre trillaba el grano dirigiendo una cobra de ganado, hasta ocho reses, que daban vueltas y más vueltas sobre la simiente y comenzaba a desprenderse el grano de la paja. En La Palma predomina este método de trilla, con ocho o más vacas. El popular trillo de otros lugares, a modo de trineo con piedra incrustadas y tirado por una o dos reses, no llega a tener una implantación generalizada en la isla. Se conocen pocos ejemplos.

La indumentaria de la mujer con varias sayas, faldas hasta el suelo, tocados con gasa, montera o sombrero de ala ancha, que las resguardaba del fuerte sol de los meses de julio y agosto, era poco para protegerlas del polvillo de la era.

Según testimonios recogidos por el Grupo Etnográfico Baile Bueno, de antiguo las mujeres se amarraban las sayas y formaban una especie de bombachos, y la cabeza la sellaban con un pañuelo sobre la toca, o gasa, que le cubría cabeza y cuello. Algunas utilizaban mitones en brazo y manos que las protegiera de las quemaduras cutáneas del fuerte sol. Así evitaban, dentro de lo posible, el daño y picores que producía el polvillo de la era, especialmente en el aventado de las simientes.

Labores en una era, en Puntallana, a principios siglo XX (Archivo JAF)

En nuestra opinión, de ahí procede que hoy algunas mujeres de grupos folclóricos, especialmente, luzcan el amarre con un pañuelo de la toca o gasa a la altura del cuello. Consideramos, entonces, al conocer su origen primitivo, no muy apropiado utilizar este pañuelo cuando el resto de la indumentaria corresponde al estimado antiguo vestir conocido por gala, con predominio del textil en seda. Es lógico pensar que una mujer no trabajaba con los costosos vestidos de seda, de fiestas y domingos, en las duras labores de las eras. Parece que lo más real sería utilizar este pañuelo de cierre o sellado en los trajes conocidos por de faena con tocado de gasa y montera o sombrero de paja de ala ancha.

Estas son unas coplillas recogidas por el grupo etnográfico Baile Bueno de La Laguna, del informante Celso González recientemente fallecido, de Los Llanos de Aridane.

No te metas, María,

a trillar en la era

que el polvillo de mi trigo

te entra por donde quiera.

Conocemos otra segunda copla con la misma temática:

No te escarranches, María,

en el filo de la era

porque el polvillo del trigo

se mete por donde quiera.

El polvillo a que se refiere las populares coplas y cantares es conocido popularmente por tamo, restos muy menudos de simientes trilladas y aventadas. Se caracteriza por producir en el cuerpo fuerte picazón.

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