Revista n.º 1073 / ISSN 1885-6039

De coplas laguneras. Pregón de las Fiestas y Romería de San Benito Abad (y II)

Jueves, 25 de julio de 2024
José Manuel Ramos
Publicado en el n.º 1054

Continuación del pregón leído, en la pasada edición de 2023, por José Manuel Ramos, de Punta del Hidalgo, donde se repasan algunas coplas canarias vinculadas a la fiesta lagunera. (Incluye VÍDEO).

Cabecera de la romería de 1964, en el momento de incorporación de las danzas tradicionales de Tenerife. Foto: Agustín Guerra

(Viene de aquí)

El testigo en La Orotava. Dejando atrás a este artista multidisciplinar, avanzamos contándoles que años después de ese primer desfile encargado a Crosita, y dado el éxito rotundo de la celebración, las gentes influyentes de La Orotava deciden recoger el testigo de esta idea. En junio de 1935, la directiva del Liceo Taoro emula la fiesta, pero dedicada a San Isidro Labrador, patrón de los campesinos, acercando así la celebración al origen religioso y primigenio de la romería en la que la gente del campo le ruega su favor y vigilancia de la cosecha y del vino a esas instancias superiores de las que hablábamos. Al año siguiente estalla la guerra civil y enlaza con la II Guerra Mundial, por la que esa celebración pierde fuerza, y no es hasta el cese de las hostilidades en 1945 cuando vuelve con intensidad para seguir su camino hasta hoy.

Es después de esto cuando hace su primera aparición la romería de San Benito, tal y como la conocemos hoy. En 1946, un grupo de vecinos del barrio lagunero de ese nombre acuerda ir a la romería de La Orotava animados por don Ángel Álvarez, un panadero del barrio, que un año antes, en 1945, había quedado impresionado por lo que vio allí. Además, Julio relata que se pusieron en un lugar privilegiado en el que veían bajar toda aquella muestra que tuvo que ser un espectáculo, al que hoy estamos acostumbrados, pero en ese momento sería tremendo. A la vuelta, esta expedición de ojeadores romeros, por utilizar un símil futbolístico, se reunieron para, en palabras de Julio, “conjurarse y hacerle una romería a San Benito el año siguiente”. Y, así, el domingo 8 de junio de 1947 San Benito tuvo su romería con los elementos que han pasado a su historia y de la que celebramos este año el 76 aniversario.

La romería fue financiada, si es que ese término se puede usar para lo que sucedió, gracias a la aportación vecinal del barrio, con diferentes actos recaudatorios que se organizaron a lo largo del año, pues el ayuntamiento de ese momento dio la espalda a esta ilusionada propuesta y declinó la petición de la Comisión de Fiesta. Sería en 1948 cuando el ayuntamiento, el obispado y el pueblo lagunero apoya la romería, y por ese motivo suponen los cronistas que la de 1947 no computa como romería, al no ser oficialmente aceptada por el consistorio lagunero. Pero vaya si computó... Voy a leerles otra cosa muy emocionante que habla de cuando el santo entra en la ciudad:

Esa primera romería del 47, dice, fue por lo tanto una romería de San Benito humilde, pero romería al fin y al cabo, pues contó con todos los elementos que caracterizan a las denominadas romerías modernas. Asimismo, es muy importante subrayar el recorrido que siguió, ya que por primera vez San Benito sobrepasó el límite de la Torre de la Concepción en una procesión festiva y en su honor. Ello tuvo un evidente carácter simbólico, pues el agro perteneció en la urbe. El santo protector de frutos de pan y vino y ganados y todas las otras cosas entró en la ciudad. San Benito vino a recibir sus merecidos loores y exvotos de gratitud a la muy noble, leal y fiel ciudad de San Cristóbal de La Laguna. Y el barrio de los peludos, como se le conocía a San Benito, a veces denostado, entró entre vítores y aplausos en la ciudad a la que siempre perteneció. Aquellos turcos se sintieron por primera vez laguneros de primera.

La verdad que me emocionó mucho ese trayecto del relato, porque a veces las cosas ocurren como deben. “Años más tarde, en 1958, se elige por primera vez a la romera mayor”. Es otra de las cosas que fui descubriendo, para mí, porque siempre uno piensa que la romera estuvo desde el principio. Y no, fue algunos años más tarde. “El título que ostenta ya para siempre Mari Carmen Lainez Cerdeña”, que por lo visto está muy mayor y reside en Sevilla.

La comisión de fiestas de 1952 empieza a invitar algunas rondallas, como se las denominaba entonces, de las islas vecinas. Y es por eso que en 1959 es declarada Romería Regional, la única que tiene ese distintivo. Finalmente, en 1964, el mal tiempo de junio haría que la romería pasara a celebrarse en el mes de julio, como se ha venido haciendo desde entonces. El resto es historia... Es curioso porque actualmente junio ya es un mes… Bueno… la posma esa que se ponía en septiembre con las Fiestas del Cristo, eso ha dado paso a… a un verano casi continuado...

Ramos durante el pregón lagunero

José Manuel Ramos, con siete años (1974), en la romería de San Benito

Coplas. ¿Cuántas coplas a San Benito? Y si no a San Benito, ¿cuántas coplas se han creado bajo su auspicio con motivo del Certamen de la Espiga de Oro? ¿Cuántos nombres detrás de las coplas? Porque Manuel Machado escribió en su poema precisamente titulado “La Copla” eso de que…

Hasta que el pueblo las canta, 

las coplas, coplas no son. 

Y cuando las canta el pueblo, 

ya nadie sabe el autor. 

***

Tal es la gloria, Guillén, 

de los que escriben cantares, 

oír decir a la gente

que no los ha escrito nadie. 

***

Procura tú 

que tus coplas 

vayan al pueblo a parar, 

aunque dejen de ser tuyas 

para ser de los demás. 

A este poema, el cantautor argentino Atahualpa Yupanqui le añadió que...

Al volcar el corazón 

en el alma popular, 

lo que se pierde de fama 

se gana de eternidad. 

O también Pedro Lezcano: 

Que no me pida licencia 

quien quiera cantar mis versos. 

Mis palabras son de todos, 

si no, ¿para qué las quiero?

 

Me pertenecen mis manos, 

que seguirán conmigo al cielo, 

pero mi voz, que se quede

sonando en labios ajenos. 

 

De ustedes es la canción 

de la que yo soy un eco, 

al pueblo van mis palabras, 

porque vinieron del pueblo.

 

¿Qué más inmortalidad 

que un grupo de compañeros 

haga resonar mi voz 

cuando yo esté en el silencio? 

Pero claro, en un sentimiento romántico, vale. Pero yo quería saber... Y supe; no todo lo que habría querido, pero se cumplieron objetivos. Incluso, buscando información para San Benito, conocí la autoría de una copla que se ha convertido en casi una plegaria. Su autor, Rafael Harrison, la escribió en 1927. Echen cuenta. ¡A ver si les suena la copla!

Al Cristo de La Laguna 

mis penas le conté yo. 

Sus labios no se movieron 

y sin embargo me habló. 

Aquí hay otra película. Luego comprobé que su nombre figuraba en el librito de copla como secretario del acta del jurado. Hardisson fue un músico, compositor, conferenciante, empresario, fundador y profesor del Conservatorio de Música de Santa Cruz de Tenerife. Gran amante de la música tradicional firmaba sus escritos con el seudónimo de Amaro Lefranc. Y es autor de muchas coplas hoy populares. Hay una que me gustó mucho:

Mira, Juana, que al templete 

va acercándose el señor. 

Cuidado no te chamusque 

las greñas un volador. 

Y este estribillo de folía:

Dejas a tu novia 

por irte a la lucha, 

no tienes vergüenza 

ni poca ni mucha. 

Ese mencionado concurso de la Espiga de Oro tuvo su fiesta también. En forma de recital, parrandas, agrupaciones folclóricas e invitados cantaban las coplas premiadas y se llamó Fiesta de la Copla. Se celebraba en el Teatro Leal de La Laguna, como no podía ser de otra forma. Enumerar quiénes fueron los encargados de cantar las coplas premiadas durante esos años de leyenda, sería interminable o como poco incompleto, pues las crónicas y escritos son más bien escuetos en su información. 

Echando un vistazo a los periódicos de 1952, año del primer concurso, el del librito protagonista de este, nuestro pregón, dice que las coplas fueron cantadas por Los Huaracheros, conjunto que interviene en muchas de las ediciones posteriores, y la rondalla de San Benito. En el año 1959 se habla de la actuación de Carmelita Díaz, el Trío Los Tamarindos (que llevaba Salvador, no recuerdo el nombre, un señor de Valle Guerra, que lo mismo estaba en el trío que llevaba la agrupación folclórica, y además fue uno de los que impulsó la comparsa Los Valleros); la Capilla Palestrina (formación coral lagunera, dirigida por el inolvidable Padre Adán, recordado como el cura guapo; a ella perteneció Elfidio Alonso, entre otros). También se nombra a Luisa Machado, la abuela de la Luisa Machado que nosotros conocemos como antigua componente de Taburiente (y cantante maravillosa que pone los pelos de punta, y algunas que yo conozco lloran a menudo cuando la escuchan...); Luisa Machado con Ángel Álvarez y su hijo José Juan.

La Parranda de La Punta, con Sebastián Ramos el Puntero y Olga Ramos, en la romería de 1963. Foto: Archivo familiar Olga Ramos

Sebastián Ramos el Puntero en la romería de San Benito de 1962. Foto: Legado Cristóbal Álvarez

El programa de 1960 anuncia la actuación del afamado cantante de aires regionales don Sebastián Ramos. El díptico anunciador del año 61, en su programa individual, teniendo en cuenta el fervor y seguimiento que con los años fue adquiriendo la Fiesta de la Copla, gozó de información singular encabezada por dibujos del gran Juan Galarza, por ejemplo. Hablando con Benito Cabrera, mi amigo, me decía que la gente piensa en Juan Galarza como el pintor (en casi todos los programas tiene un dibujo), pero lo que la gente no sabe es que también fue creador de algunas de las letras que luego se utilizaron, por ejemplo, para los discos de Los Sabandeños. Hay otro, el primero, que tiene una letra muy característica que no tengo. Se lo podía haber pedido a Carlos García, que está sentado por ahí. Y me resultó curioso, este mismo tiene la firma de Juan Galarza. Pero me resultó curioso que todas esas cosas a veces queden en el olvido... Este díptico, que hay que cogerlo con mucho cuidado, es de 1961. Y en él anuncia la Fiesta Regional de la Copla. O sea, aparte del programa, tenía su información particular, repartida por los locales de la ciudad. Y aquí dice "Canto de las coplas premiadas por el Conjunto Acaymo", que es el que nombré del abuelo de Frank, que está sentado por ahí, que llevaba Ángel Hernández, Ito, una pieza fundamental en el Orfeón La Paz. Dice, Conjunto Acaymo "con la colaboración de la señorita Olga Ramos". Cuando eso era señorita, en el año 61. Es una joya que le robé para traerla hoy aquí. Y ya la fotocopié y la tendré. Le he ido quitando de todo. Por cierto, el libro de folías de Crosita se lo regaló a ella el recientemente fallecido Manolo Sánchez. Claro, entre artistas, dice, “A Olga Ramos con la admiración de siempre, Manolo Sánchez.” Y le hace un dibujo, así como improvisado. Del risco de los dos hermanos, con dos barcas, dos chalanas pescando. Así con cuatro garabatos...

Habla, sí, Juan Galarza, por ejemplo, de una primera y segunda parte jalonada de intervenciones de la banda de música la Coral Primavera, con obras del anteriormente citado Rafael Hardisson y Teobaldo Power, el Orfeón La Paz, por supuesto, una disertación literaria y del canto de las coplas premiadas por el Conjunto Acaymo, que es lo que les acabo de decir, con la colaboración. Eso era a las 10 de la noche, con todo este listado de cosas que yo me atrevo a decir que hasta las 2 de la mañana no terminarían. En fin, una lista interminable de agrupaciones en las que sus cantadores lo hacían a San Benito en coplas a forma de ruego, buscando su protección y benevolencia. Hay muchísimas...

Padre mío San Benito, 

patrón de los labradores, 

acaba con la lagarta 

y dame papas mayores. 

***

Yo he venido a la fiesta de San Benito, 

con dos vacas lecheras y un becerrito. 

Le pregunto a San Benito, 

que es nuestro santo patrón, 

si tu pensamiento es mío 

y tuyo mi corazón. 

O sea, lo de San Benito es una excusa para decirle: ¿qué es lo que yo quiero? 

Viva Dios, viva la Virgen 

y San Benito, patrón, 

que hoy es día de romería, 

viva la fiesta mayor. 

Y tras este viaje de aprendizaje y sorpresas, me sentí un privilegiado. Gracias...

Volví a esos años de la primera juventud, en la que escuchaba a los cantadores de mi pueblo, poseedores de esa verdad a la hora de cantar y que despertaron mi interés por seguir sus pasos y enseñanzas. Y volví al librito. Volví a releerlo. A emocionarme. A pensar en un viaje en el tiempo y tropezarme por La Carrera al sacerdote Sebastián Padrón Acosta, autor del premio Espiga de Oro a la mejor copla de ese primer concurso del año 1952. Otra copla que a lo mejor les suena. 

Si subes a La Laguna, 

entra en el Cristo a rezar 

para que Dios te perdone

lo que me has hecho llorar. 

O a Enrique Maffiote, autor de las coplas adjudicadas con los dos primeros premios, denominados Medalla de Oro del Cabildo Insular de Tenerife. 

La vida de una mujer 

en dos coplas se encerró, 

primero en una folía, 

después en el arrorró. 

Y la segunda, que sí he oído cantar:

Tus ojos dicen quereres, 

tus labios dicen enojo.

Qué distintos pareceres 

de tus labios y tus ojos. 

Algunas no obtuvieron primer premio. Pero ¿puede alguien excluir de la historia a esas no premiadas con la Espiga de Oro?

Las folías las creó 

un canario que de niño

sin hogar y sin cariño

por una madre lloró.

Esa es de Manuel Perdomo Alfonso, que es un personaje que luego, años más tarde, escribiría la letra de una canción muy conocida, “La vieja farola” (esa vieja farola del mar). O de otra que dice:

Canta y se ríe la isa, 

la malagueña enamora, 

pero un canto de folías 

canta, ríe, besa y llora. 

El libro tiene también una parte final en la que enumera el resto de coplas presentadas al concurso, e incluso ahí las hay para la eternidad. Existe una, por ejemplo... Fíjense qué copla, qué coplón, como diría Dacio:

La noche del Viernes Santo 

brilla más clara la luna, 

para alumbrarle el camino 

al Cristo de La Laguna.

Esa copla la cantó Calaya Rodríguez en la iglesia de Santo Domingo, en unos años seguidos que se cantaron malagueñas en distintos puntos, y se habló con cantadores, de los mayores. La cantó junto con su hermana y Dacio, que es de un tal, y digo un tal porque a lo mejor está sentado entre nosotros o alguno de sus hijos, José González Gutiérrez.

Cuando la copla canaria 

del primer pecho brotó, 

hasta la mar se detuvo 

para escucharla mejor. 

De Sebastián Padrón Acosta, el sacerdote ese de la copla Espiga de Oro...

Solo me resta desear larga vida a la copla y otros 76 años a la Romería de San Benito Abad. Gracias por su atención. ¡Viva San Benito! ¡Viva su romería! ¡Y viva La Laguna!

(A continuación se hizo una breve muestra musical con algunas de las coplas históricas)

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