Estamos ante un ejemplo paradigmático, prístino y palpable del sarcasmo con que se habla y se actúa respecto de nuestro patrimonio natural y cultural. Montañas sagradas en un tiempo sin duda bien diferente, han sido convertidas en altar de sacrificio en el que la ofrenda, el tierno recental, es el propio territorio, con lo que encierra. Aquí se allanan, se horadan montañas, su suben valles, pero no para preparar el camino del Señor Progreso -como dicen-, del Mesías que mejorará nuestro presente y arreglará el futuro.
No, aquí, cada día se consuma un milagro, la obtención de la Piedra Filosofal, aquí cada día se produce la transmutación real de la piedra simple en oro molío.
Amagro, que por su cercanía a los núcleos de población, por ser de propiedad pública y por su estrecha relación con los habitantes de la comarca (fue el escenario de los juegos de la niñez, de los sueños juveniles, y con sus tierras pobres mitigó las penurias de los pobres, durante siglos), Amagro que había de ser un aula viva de la naturaleza donde aplicar métodos efectivos de recuperación del territorio, pero también donde aprender, a partir de los vestigios arqueológicos y etnográficos y la memoria de los ancianos, las formas de vida de nuestros antepasados, remotos y cercanos, Amagro es, sin embargo, un ejemplo de todo lo que no se debe hacer:
Nos rodean estas dos enormes pedreras, principal problema medioambiental del macizo, que, como en la entrada del Infierno de Dante, nos gritan en su deformidad: ¡Pierdan toda esperanza, ustedes que aquí entran!
Con las repoblaciones del Icona se destruyó flora nativa, se introdujeron especies foráneas y se provocó una erosión sin precedentes. En las posteriores, se planta y se deja morir lo plantado.
Se abren pistas, senderos y trochas, que dañan la vegetación y el suelo. Se instalaron basureros comarcales, se sellaron y se recuperó el terreno deficientemente. Se abandona, se deteriora o se destruye el patrimonio arqueológico y etnográfico.
Hasta ahora. Proyectado está que estas lomas y laderas se cubran de paneles y se siembren de molinos, y que la energía que generen se transporte, mediante torretas, a través de suelo protegido, lejos de nuestras manos. Está previsto que la costa se cerque de piscifactorías, y la riqueza que generen se irá volando. Y entre las instituciones predomina el sarcasmo: desidia, negligencia, connivencia o colaboración con los infractores.
La práctica general es declarar espacios protegidos, o Bienes de Interés Cultural, y promulgar normas de conservación, que serán ignorados unos y retorcidas otras, no más se tropiece con los intereses económicos de empresas con alguna entidad, o propios, de grupo o allegados.
Aquí se dejó fuera del Monumento, intencionadamente, la mayor de las pedreras, la que ha transformado la silueta del macizo, telón de fondo secular de la ciudad y su comarca, y se permite la existencia, y ahora la ampliación, de la otra, en su corazón mismo. No hay norma ética, estética o promulgada que no se incumpla.
Amagro agoniza, y permanece, esperando por nosotros. ¿Qué hacer? Abandonada ya la idea del sabotaje, hemos de usar la lucha legal y administrativa, por más que muchas veces resulta infructuosa, ya que la Administración pone al servicio de aquellos intereses todo su aparato, en lugar de atender a la conservación, y a la defensa de los derechos de los ciudadanos que, con su voto y sus impuestos, justifican y costean su existencia.
Pero hoy, 3 de febrero de 2024, y aquí, les pido que fijen en su retina y su cerebro todo lo que de valioso en Amagro queda y es susceptible de mejora, pero también los desmanes que hemos causado, que han causado, que continúan causando, y después, con la pluma, el teclado y la cámara, lo difundan a los vientos y lo hagan llegar a todos los rincones de la Patria.
Si impera la ignorancia, los problemas no existen, solo la impunidad. Lo que no se conoce en su realidad vive solo en la imaginación. Ya es tiempo de que Amagro deje de ser un Paraíso Perdido.
Ya es hora de devolver a Amagro lo que durante milenios nos ha brindado con generosidad, protección. Es hora de retomar en nuestras manos el destino de estas tierras, que fueron nuestras. De la antigüedad nos llega un grito de muerte y de vida, que en el presente es solo un mandato: ¡Atis Amagro!
(*) El I Manifiesto se pronunció en el Caserón del Perro, el 2 de marzo de 1991, en el transcurso de la Iª Ruta por Amagro, organizada por Atis Amagro y CAE Barrilla, secundada por CJ Amenay y Solidaridad Canaria.
Recorrido
I. A las 9: 30, en el extremo sur de los Llanos de Montaña Pelá, cementerio de escombros municipales, en la raya del Fallido Monumento Natural Protegido, entre las dos pedreras, se pronuncia el anterior II Manifiesto por Amagro.
II. Isabel la de Alicia, Himar y Ubay de Guacimara, Agustín el de Bentejuí y Manuela la de Rosa, con sus cuatro añitos, venida de La Palma, plantan y riegan un drago, nieto del Drago de Gáldar, hijo de las calles de Agaete.
III. Ascenso por la pista forestal, a través del antiguo basurero, hasta la Casa del Alcalde. Observamos, desde otra perspectiva, el destrozo de las pedreras, la zona de ampliación (donde vive el caracol pintado de Gran Canaria), las pistas creadas para vehículos todoterreno, las primeras muestras de las repoblaciones del Icona, el horno de cal de Piletas, el pretendido tagoror, la recuperación de dos de los pretéritos basureros comarcales, la ruina de las Cuevas de Japón, en uno de los conos de tefra de la última fase eruptiva. El Legado nos informó sobre el caracol pintado y su existencia en esta zona.
IV. No tomamos por la madre de agua que lleva al fondo del barranco, sino que ascendemos hasta la Era de Los Mojones. Son más notables las repoblaciones y sus efectos. Y la duplicación y abandono de las pistas.
V. Cogemos, en llano, hacia el fondo del antedicho barranco. La vegetación natural y la procedente de repoblaciones es más abundante. A la izquierda la ladera de Montaña Alta, a la derecha, excavada en una acumulación de cenizas volcánicas, la Cueva Rojita con su era, dentro de la que han plantado algunos matos en el marco de las últimas repoblaciones, ¡o sancta simplicitas!
VI. Ascenso al Punto Mira (Montaña del Mojón), donde sobrevive un almácigo bonsái, al menos centenario. Estamos sobre el acantilado más alto del macizo desde el que se tienen las mejores vistas paisajísticas: la costa oeste con El Juncal, Tenerife, Tamadaba, Agaete y Pico Viento. En las grietas de estos riscos de El Campanario pervive la exclusiva salviablanca de Amagro. Juan Rodríguez Pérez, nuestro biólogo, nos habla de algunas singularidades geológicas. Son las 12, vamos con retraso sobre lo previsto. Almuerzo.
VII. Tomamos, llaneando de nuevo, el estrecho sendero que recorre el Alto de Los Mojones hasta Montaña Alta. Bajo los riscos del lado sur y este, El Cerrillal y la Piedra del Agua. A la izquierda El Juagarzal del siglo XVIII y la Guirrera o Solapón del Guirre. En la cumbre, la cruz colocada en 1970 sobre un caserón antiguo. ¡Que baje Dios y lo vea!
VIII. Por una vereda abierta con fines senderistas, hace alrededor de una década, descendemos hasta la Degollada del Gamonal. Apenas unos emocionantes minutos de imaginación resbaladiza. Bentejuí Motas, mecenas de las Cuevas de Malverde, sirve de apoyo a Mari Luz, 79 años fascinada con la sonoridad de la palabra y los riscos de Guayedra. Desde ese pequeño llano de nuevo son notables las vistas, ahora de la Vega y la Montaña de Gáldar. Sorteamos un drago, hermanito del plantado al inicio de la ruta, que le toca Clemente. No se fue muy lejos. Recordamos a los que no acudieron por molestias repentinas y a los compañeros más curtidos de Atis Amagro que dejaron su hueco para los de lejos. Fotos de familia.
IX. Otra vez por la pista cruzamos El Gamonal, la parte más frondosa de las repoblaciones, la que recibe las brumas del norte, en las que destacan las mimosas, los cipreses de Cartagena y unos pocos pinos canarios.
X. No llegamos al Caserón del Perro, que ya existía antes de los repartos del siglo XVIII, destruido por un cráneo privilegiado a mediados de los 80 del XX, que en su lugar fabricó una parrilla para asaderos. Presentación in situ del libro Amagro: Historia y Naturaleza. Foto de familia por parte de nuestro documentalista José Carlos Vega.
XI. Casi de regreso, sobre el Barranco de La Sabina, hogar de la exclusiva Arminda de plata de Amagro. Era de Los Mojones, Casa del Alcalde y final de la Ruta. Dos de la tarde. Recordatorio y anuncio.
Pedimos a los participantes que difundan, por los medios a su alcance, lo observado durante el recorrido, lo bueno y lo malo, en la medida de su disponibilidad, pues, de forma sistemática y exhaustiva, esto último, lo hará en breve nuestra Asociación, una vez más. También les comunicamos una nueva caminata para los que quedaron fuera de esta, y otra, totalmente diferente, por el recinto de Amagro, que se publicitará convenientemente.
Agradecimientos
Estuvieron con nosotros caminantes de la comarca y otras de la isla, de La Palma y Tenerife, y miembros de la Asociación Canaria de la Cultura Tamazight Azar, Asociación Patrimonial Attidamana, Ben Magec Ecologistas en Acción de Canarias, Colectivo Turcón Ecologistas en Acción, El Legado: Cultura y Patrimonio, Salvar Amagro y Solidaridad Canaria.