Después de su evasión de Fuerteventura en 1924, Miguel de Unamuno expresó en varias ocasiones su intención de regresar a la isla. En el invierno de 1936, tras una breve agonía, morirá silenciado y recluido por el fascismo en su casa de Salamanca sin poder cumplir su deseo.

Si reconocemos la facultad de viajar con la memoria y el corazón, cabría la posibilidad de que el viejo rector en sus últimos momentos regresase a la tierra donde se sintió fuerteventuroso. En su reencuentro con el añorado paisaje y amado paisanaje aflorarán vivencias, reflexiones y emociones que dejaron honda huella en su espíritu quijotesco; aflorarán palabras e imágenes que fijarían definitiva e indeleblemente a Fuerteventura en la cartografía de su literatura.

Dramaturgia a cargo de Miguel Ángel Martínez; dirección: Estela Lola Cedrún Lastra; actores: Josetxu Del Portillo y Nicolás Figuretti.