La entrevista, como se puede ver en el vídeo del que nace este documento escrito (una selección de lo hablado en el audiovisual), fue coordinada por la admirada artista Fabiola Socas, que estuvo acompañada por los hijos de Ramos José Manuel y Olga (Katina), además de por Manuel Abrante, uno de los coordinadores generales de BienMeSabe.org. "Llevamos de amistad desde 1982, desde las Fiestas de la Virgen del Carmen, año en que José Manuel produjo el disco de Agarfa y nos invitó a chocolate a su casa... Una amistad que cada año renueva la tradición en la fiesta de la Virgen del Carmen de la Punta del Hidalgo. Encima ella es una magnífica anfitriona y cocina muy bien, y así los Socas asistimos convidados a casa de Olga todos los años...", comenta la icodense antes de comenzar de lleno a vehicular esta nutritiva conversación...
Fabiola Socas (FS): Lo primero que nos gustaría que compartieras es quién fue tu familia, sobre todo tu padre, un personaje extraordinario...
Olga Ramos (OR): Mi padre fue alcalde pedáneo, aquí en la Punta del Hidalgo, durante mucho tiempo, 40 años justamente, sobre todo en aquellos años en que era un sacrificio extraordinario. Pero él era muy feliz porque le gustaba ayudar a quienes lo necesitaran y fue muy amigo de toda la gente de su época. En la parte que concierne al folclore, que llevaba tan dentro, era una persona amante de la buena música, fuera la que fuera. Ahora, el folclore fue lo que él trabajó más y le puso un empeño tremendo para enseñarnos a mis hermanos mayores y a mí, que llegué tardía a mi casa... Ellos aprendieron a tocar instrumentos (violín, acordeón, guitarra, requinto, timple...). Fui muy feliz porque me crié en un ambiente maravilloso y me inculcaron tanto la música que también empecé a quererla desde que tuve uso de razón. Mi padre me enseñó a tocar el timple, a bailar y a cantar, por supuesto.
FS: José Manuel Ramos (el "documentalista" de la familia) y Katina nos van a ayudar con la entrevista a Olga... Olga formó un grupo familiar en el que estaban sus tres hijos: José Manuel, Katina (Olga) y Beatriz, que también es cantante internacional de ópera... a quienes ha transmitido sus inquietudes. Olga, ¿todas esas inquietudes tuyas de dónde vienen? Porque el público, en general, puede pensar que tú sólo escuchas o te gusta la música canaria...
OR: Mi tío tenía un gramófono y mis hermanos traían discos. Luego, uno de mis hermanos también compró un gramófono, al que había que darle cuerda. El primer recuerdo que tengo de una música que me impactó fue “La leyenda del beso”, una versión solo musical, sin letra. Y también la canción “Las tres de la madrugada”. Yo era una cría y ya después empecé a oír mucha zarzuela. Mi padre cantaba muchas y se aprendió algunas romanzas. También Olga Guillot, aunque estaba prohibida, porque era muy apasionada. Entonces no sé cómo llegó a mis manos algo de ella y me aprendí sus canciones, y yo me ponía a cantarlas y mis hermanos me decían que yo era muy chica para estar cantando esas canciones... Tuve la oportunidad de conocerla cuando vino aquí en Corazón mundial del bolero. Era una mujer encantadora. Elfidio nos acercó e hizo una presentación muy bonita que me encantó... Le dije: “Mañana, por cierto, viene Lucho Gatica”, y me dijo: “¡Te vas a aburrir, te vas a aburrir!”.
Por otro lado, un hermano de mi padre era el propietario del cine y entonces íbamos mucho. Cuando traían una película de Jorge Negrete, cogíamos de casa de los vecinos sillas porque no había para todos. Se llenaba la sala. Aparte de que era guapo, y un gran actor, tenía una voz maravillosa.
FS: Hay que decir entonces que Olga no solo canta música canaria en Los Cantadores, por ejemplo, sino que esa vena de boleros, rancheras... a los canarios nos viene de antes y no es una moda de ahora.
OR: A mí esa música me encantaba muchísimo y yo también empecé a aficionarme a esas canciones porque mi hermano, el más pequeño, se fue a Venezuela y tenía nostalgia de aquí, y me pedía que le grabara cintas. Una vez le mandé unas cintas con varias canciones: boleros, rancheras, de todo... Tenía un amigo allá en Caracas que trabajaba en una emisora de TV y radio. Y le dijo: “Tráete a tu hermana para acá”. Y entonces mi hermano me dijo: “Tú eres muy joven pa venir para acá. Para llegar a algo aquí se pasa por cosas que no me gustan nada para ti". Y no me dejó... Yo tendría unos 18 años.
FS: Siempre he escuchado muchas grabaciones reseñables de Olga Ramos, pero uno tiene momentos en la vida en los que te das cuenta de que esa persona que es tu amiga, como tu madre, tu benefactora... Yo me di cuenta una vez que escuché un arrorró que grabó Rogelio Botanz y Olga hizo una colaboración en esa grabación, y yo dije: “¡Ay, Dios mío, si hubiera estado en México hubiera sido Lila Downs, si hubiera estado en Latinoamérica hubiera sido una Mercedes Sosa!". Yo creo que al pueblo canario le falta, a veces, autoestima para ensalzar y poner en alto a nuestras glorias, personas que han dignificado la historia de nuestro pueblo. Para mí estás a la altura de cualquier cantante a quien yo pudiera admirar: una Chavela, una Mercedes Sosa…
OR: Bueno... puedo presumir del cariño de la gente de cualquier sitio de Canarias. Yo siempre digo que me siento bien tanto en Gran Canaria como en La Palma, Lanzarote… en cualquier isla, porque yo doy todo lo que tengo y quiero mucho a la gente y recibo mucho más. Se agradece mucho...
FS: Olga, cuéntanos para que no se nos queden cosas detrás, cómo fue cuando llegó aquel señor, Manuel García Matos, y decidieron que tú grabaras y que él te escuchara.
OR: Por lo visto, el presidente del cabildo en esa época lo encaminó aquí, a la dirección de mi padre. Mi padre enseguida movilizó a todo el mundo. Nos fuimos al cine y allí se hizo la grabación. El arrorró precisamente empezó ahí: yo lo cantaba porque se lo oía cantar a mi madre. Me preguntó si lo sabía, le dije que no lo había cantado nunca y me pidió que lo hiciera... Enseguida pidió los micros para grabarlo... Me pusieron como una tarima con él enfrente. "Con este hombre aquí, ¿cómo voy a cantar yo?". Pero tenía costumbre de cerrar los ojos, lo hacía inconscientemente y lo he seguido haciendo casi toda mi vida... Y así lo hice, y lo canté. Les gustó y ahí está en la Antología del Folklore Musical de España. Eso fue el 5 de agosto de 1958. Fue precioso... También cantó tío Sebastián, la única grabación que existe yo con él... Yo canto folías...
FS: ¿Tú habías acunado algún bebé antes de cantar ese arrorró? ¿Lo habías cantado en tu casa?
OR: No, porque como era la más chica... Yo se lo oía cantar a mi madre. Yo creo que no lo oí nunca a nadie.
FS: Luego tenemos muchas versiones de ese arrorró con Tenderete de Nanino, en las Folías de Manuel Ramos, en Los Zebenzuí, lo grabaste también con los Cantadores...
OR: Cuando yo lo canté al público por primera vez fue ya en el Teatro Leal, en la Fiesta de la Copla que se celebra por San Benito. Formaron un cuadro plástico en el escenario y entonces se veía como la fachada de una casa de campo muy bonita, y al fondo una puerta con iluminación tan bonita, donde había una cuna antigua de esas que se movían a los lados. Y yo sentada al lado meciendo la cuna y cantando el arrorró. Cuando oí a la gente aplaudiendo no sabía lo que había pasado... Aquello me impresionó...
José Manuel Ramos (JMR): Hay una anécdota muy buena... Donde hoy en día está Echeto, en la calle La Carrera de La Laguna, había una dulcería que se llamaba Olivera. En la plaza del Adelantado estaba ella con Acaymo y yo tenía unos meses, y estaba llorando, y llorando... En ese momento don Juan, el de la dulcería, me coge de los brazos de mi padre o de tía Mercedes y me sube al escenario, y le dice a mi madre: “¡Duerma a su hijo, por favor, que no nos deja oírla a usted!”. Entonces cantó el arrorró y yo me dormí allí mismo en los brazos de don Juan...
OR: Está clarísimo que el arrorró es eficaz... Yo llegué a estar cantando el arrorró en el escenario y los niños del público quedarse dormiditos...
FS: Luego vino la etapa del Conjunto Acaymo.
OR: Primero también tuve una colaboración con la Masa Coral Tinerfeña. Hay un disco en que canté con todos los cantadores de ellos. Tuve la mala suerte de que una vez que fuimos a Alemania se lo presté al Sr. que precisamente nos llevó para allá. Le dije que me lo devolviera pero no, me quedé sin el disco. Fue anterior al Conjunto Acaymo, que fue en el 65.
FS: En el Conjunto Acaymo, ¿quiénes estaban?
OR: Dacio, yo, Joseíto, Angelito (que le decían Ito Hernández) y Agustín el Zurdo. Fuimos en un barco de carga a Madrid y las únicas mujeres que íbamos era la mujer del capitán y yo. Cuando llegué a Madrid yo dije: “¡A mí no me cogen en el barco más!”. Y entonces empecé a hablar con el director del Pabellón en Madrid y ninguno quería venir en avión, pero yo pedí irme con mi padre y ya está... Entonces, si tú ves la borrachera que se cogió Angelito, el Zurdo y Dacio para subirse en el avión... Yo podía ser la hija de Joseíto, pero no entendía a esos hombres con esos miedos.
FS: Siguiendo el hito de tus grabaciones, tenemos las que hiciste con Los Zebenzuí, que primero se llamaban así, después Olga Ramos y los Zebenzuí y antes también se llamó la Rondalla San Mateo de La Punta.
OR: Sí, la Rondalla San Mateo duró poco: era el patrón del pueblo, pero me gustaba más el nombre Zebenzuí. En las grabaciones sí éramos Olga Ramos y los Zebenzuí, porque con Aries, cuando fuimos a grabar el disco, me dijo: “Aquí no podemos poner Los Zebenzuí porque no los conoce nadie” (a los del grupo no les gustó mucho que pusieran mi nombre, porque era una época de mucho machismo). Una vez cantando en Bajamar, cuando yo dije que nos llamábamos Los Zebenzuí, una me dice: “¡Mira tú, tan canaria que eres y tanto que presumes, y le pones un nombre inglés al grupo: Los Sevensweets (los siete dulces)!"; y le dije: “¡Muchacha, entérate...!“.
FS: Aprovechando la presencia de Katina, nos gustaría que nos dieses tu opinión de esa época difícil para cantar, los viajes, actuaciones…
Katina Ramos (KR): Hay que pensar que en el momento en que mi madre nació ella era la más pequeña; de hecho, es la única que trataba a sus padres de tú. Su madre murió muy pequeña, pero ella tuvo la inmensa suerte (cosa que no le pasó a sus compañeras e íntimas amigas) de que la dejaban ir a los bailes. Ella tiene una íntima amiga que vive un poquito más arriba que, desde que se echó novio, ya le prohibieron ir a los bailes. Se interrumpía la vida pública después de que te echabas novio o te casaras. Mi madre, aunque fueron con ella a Madrid, la dejaron ir. Y eso fue una cosa poco común en esos años 50. Imagínense cuando de repente mi abuelo, que ya estaba mayor, le dice de dirigir el grupo... Eso fue un choque. Eran hombres y no estaban acostumbrados a que una mujer llevara la voz cantante, y encima ella es una mujer grande: nadaba y además tenía carácter... Y todo eso en un marco rural, que era peor todavía. Era muy difícil para ellos que una mujer les dijera lo que tenían que hacer. Era una cuestión de orgullo… Tenía que ser tremendo que viniera una mujer joven a decirles lo que tenían que hacer.
JMR: También fue anecdótico una vez en el Puerto de la Cruz, donde nos anuncian como Los Magos de la Punta, y mi madre dice: “Tranquilos, nosotros no salimos, no nos están anunciando. Nosotros no nos llamamos así”. Y otra vez nos presentan igual y mi madre, directora, se mantuvo: “¡Que no se mueva nadie!”, y los otros diciendo: “¡Que nos están anunciando...!”.
OR: Nosotros éramos Rondalla Folclórica Zebenzuí de la Punta del Hidalgo, eso sí... Pero, claro, era despectivo y en esa época había muchos grupos que iban a ganarse algunas perrillas en los hoteles. Y era cada disparate tremendo: aquello no era folklore ni era nada... Iban mal vestidos y yo a las chicas las tenía al hilo, arregladitas, muy bien almidonadas las ropas blancas. Salíamos de casa con el pañuelo y sombrero puesto. A mí me dolió mucho esa presentación y se lo dije al presentador, que vino a pedirme disculpas después. Era un cantante italiano afincado aquí. Me sentí muy mal...
FS: Me gustaría hacer un paréntesis porque hay una anécdota que me gustaría que contaras, porque fueron unos años convulsos, en tiempos de la transición en Canarias... Era la época de las protestas universitarias, de la exaltación independentista y me encantaría que contaras y que quedara registrado, porque -según el escenario- se proporcionan momentos muy dulces y de cariño y momentos amargos... Y para mí ese fue otro ejemplo de la mujer coraje que tú eres...
JMR: Lo del Guimerá fue ya más tarde, ya había elecciones y todo, era un movimiento guanchista... pero primero fue lo de Telde.
OR: Independentistas no eran tampoco... A mí siempre me ha parecido bien que se haga una batalla para mejorar, pero cuando se mezclan las cosas ya no... Ese día éramos Los Chincanayros, Añoranza, Verode y Olga Ramos y los Zebenzuí. Salí a cantar primero unas isas y luego dije: “Ahora voy a cantar unas seguidillas manchegas", y empecé a explicar lo que eran las seguidillas manchegas nuestras y se armó un alboroto en el gallinero con una pancarta independentista y unos gritos de “¡Fuera, renegada!" y no sé cuánto más... Yo me quedé… Imagínense... Una sale al escenario con todo el amor del mundo a ofrecer lo que sabe... y empezaron a gritar... Les dije a los músicos que empezaran. Ellos no dejaron de gritar, pero yo seguí cantando. Cuando terminé las seguidillas manchegas, imagínense cómo estaba... De buenas a primeras empiezo a cantar “Folías a Manuel Ramos”, que era en la época que había grabado el disco, y lo presenté como un tesoro para mí, y empiezan también a gritar: “¡Fuera, fuera!”. Aquello me dolió tanto... Pero luego toda la gente que estaba en el patio de butacas no dejaba de aplaudir, a rabiar... Yo aguanté, pero cuando salí del escenario me dio una llantina tan grande que creo que vino Jaime Hamad, que era un jovencillo en esa época, y me abrazó y me dijo: “¡No se preocupe, no llore, no merece la pena..!”. Y ellos eran de los que cantaban sus cositas... A mí no me parecía mal, ni siquiera lo que cantaban Los Chincanayros... Elfidio puso un artículo al día siguiente en el periódico y decía que cómo era posible que se le hubiera hecho eso a una cantadora canaria y de tradición...
FS: Ante el gran oportunismo de muchos artistas de hacer lo que la gente aplaude, la coherencia que has mantenido es algo que no tiene precio y que ustedes siempre han defendido...
OR: Eso de los niños con esa forma de cantar alargando la aaa…, yo lo corregía. Pero enseñar a cantar, no... Cuánta gente me habló de enseñar a sus hijos. ¡No, no, qué va! Yo no me atrevo porque eso es un estilo y es personal. El folclore es eso, espontáneo, y que lo aprenda de un familiar o que estudie por ahí y coja su propio estilo...
Manuel Abrante: Incidiendo en el tema del estilo de los Ramos, de La Punta, que luego José Manuel ha continuado, ¿cuál es la característica, el sello, el matiz que los identifica? ¿Cuál es la denominación de origen?
OR: La Punta es un pueblo de mucho oído. Yo recuerdo una vez que vino un sacerdote aquí para una cosa de Semana Santa, que era peninsular, y decía que en ningún pueblo que él había estado había visto a tanta gente con tanto oído...
JMR: Yo creo que también son las condiciones geográficas porque La Punta de antes no era la de hoy. Estaba incomunicada, Iba haciendo la curva de la barranquera, como decimos nosotros aquí, y se cortaba en muchos inviernos. Cuando uno habla de muchos cantadores parece que había cinco mil personas aquí... Era un pueblito de pescadores, con la parte allá, como dicen ellos (allá adelante, la parte de Micián). No había radio, no había nada, ningún divertimento, excepto el cine que era un vehículo para oír a Negrete y otros, y ellos se veían con condiciones de hacer lo mismo y ensayaban sus rancheras. Cantaban mucho, y también en la práctica está el secreto. Eran estilos dispares y se habla del estilo de La Punta como el estilo de los Ramos... Es verdad que era una familia muy numerosa, pero en la que no solo había cantadores, sino bailadores e instrumentistas... Había muchos estilos, aunque ninguno de ellos llegó al disco. Hay grabaciones caseras ya al final de sus vidas en las que se intuye que eran cosas que en TV no se veían ni escuchaban. Hoy los niños aprenden a cantar como se ve en Tenderete, se va estandarizando todo y hay alguien que destaca y van por ahí cantando muchos como él o ella. En las condiciones de La Punta de ese momento no solo cantaban los hombres, había muchas mujeres también que cantaban con estilos muy diferentes...
KR: Yo creo que si hay algo que no hicieron nunca fue gritar, porque voces como las de Pepe el Centinela se oían por todos lados...
JMR: Es difícil de explicar, pero sí es verdad que había algo que la gente lo oía y decía: “¡Ese es de La Punta!”. Hablaba con Benito Cabrera y le decía: “¡Sí, esos son de San Andrés!” y me decía que cómo podía saberlo... Y yo le decía que porque hay cosas en la que coincidíamos ellos y nosotros...
OR: Los tejineros, los de Milán, se les reconoce...
FS: Por último, dinos algo de lo de la Orquesta Hidalgo.
OR: Era una orquesta formada por violín, que era mi hermano Juan; Antonio, el que estaba en Venezuela, el laúd; Sergio, bandurria; Julio, el saxofón, que le enseñaba las canciones, era el músico académico; y la batería, un chico que se llamaba Aniceto. Eran los componentes de la Orquesta Hidalgo y en las fechas de carnavales se iban a las montañas, al Batán, Chinamada… que celebraban los carnavales, todo a base de carne de cochino, conejo, cabrito y vino y dormían en los pajares...
FS: Cuenta, por fin, lo que pasó en Telde.
OR: A Telde nos invitó Diego Talavera, periodista, el director de La Provincia... Tuvo la feliz idea de invitarme al Festival de Telde [Primer Encuentro de Música Popular Canaria], en la plaza de San Juan. También tocamos con la parranda ahí. Nanino era el presentador y actuaron Los Sancochos, Los Sabandeños, Taburiente.
JMR: También actuaron algunos grupos folk de aquellos años... Entonces todos tenían un mensaje, necesario por otro lado. Había gente encaramada en los árboles. Cualquier copla, aunque no lo dijera, llevaba a pensar en "Canarias libre…". Ella empezó la actuación con una copla que dice “Canto a las Islas Canarias…” y aquello fue...
FS: ¿Cómo era la copla, Olga?
OR: “Canto a las Islas Canarias/ con todas mis energías/ porque cantando a mi tierra/ goza mucho el alma mía”. Es de doña Nieves Alonso, tía de Elfidio. Ella me hizo muchas coplas a mí… Pero la gracia fue que el festival se estaba convirtiendo en algo un poco fuerte... Fue otra cosa muy diferente al Guimerá. Estaba el alcalde y la corporación toda completa y se retiraron porque aquello empezó a hervir de una manera... Parece que también fue un detalle para evitar problemas... Entonces me llama Diego y Nanino y me dicen: “Mira, Olga, estás en tu derecho y si quieres no sales a cantar”, y yo dije: “¿Por qué no?”. Y pensé: “¡Ay, mi madre, yo me meto en cada fregado!” Me dije: “Conmigo no van a tener problemas. Yo no voy a ofender a nadie, ni nada. Yo voy a cantar mi folclore, mis cosas, mi repertorio y ya está”. Pues salí y me acogieron muy bien... y entonces canté la isa y se levantó toda la plaza gritando de alegría... Yo miré para los chicos, Diego y Nanino, que estaban por un lado del escenario, y dije: “¡Ay, mi madre!”. Y canté todo con un respeto tremendo...
JMR: En la crónica había un apartado especial que decía algo así: "el arrorró de Olga Ramos fue el único momento en que se produjo un silencio sepulcral".
OR: Increíble, pero terminé con el arrorró, dedicado a la memoria de Valentina, de Sebastián, de la Rosa, y de alguien más que no me acuerdo... Pensé: “¡Mira que soy atrevida...!”, porque estaba todo el mundo hablando y yo empecé a cantar el arrorró, y empiezan a quedarse callados. “¡Dios mío, si estoy en un desierto...!”, pensé. Guardo un recuerdo muy bonito. Y ahí está: ¡qué diferencia tan grande con el Guimerá! Estaba en mi isla y ese día era en Gran Canaria...
FS: Para terminar, quiero contar una pequeña anécdota del carácter de Olga. Cuando le dijimos que yo venía a vivir a La Laguna, y vino a mi casa a darme la bienvenida con una cesta preciosa de mimbre con unos pañitos y unas natillas calentitas, recién hechas, y mermelada de guayabo... Esta mujer recta, seria, que ha cometido las hazañas de las que hemos hablado, tan generosa, que canta tan bien y con un corazón enorme... Un ser espléndido que ha tenido las más altas distinciones en Canarias, que se le ha dado la Medalla de Oro de Canarias, la Violeta del Teide del Club de Leones, la Medalla de Oro del Orfeón La Paz, tantas y tantas distinciones pero aquí la ven… Nosotras la recordamos por todas estas cosas, pero mejor terminar con tus palabras... Olga, ¿cómo te gustaría que te recordaran tus nietos, biznietos… los jóvenes del futuro?
OR: Uyyy, no sé… Que me recuerden como una abuela alegre, que se sabía divertir con ellos, ponerse a su altura en los juegos y en todo. Es la pura verdad, a mí me hace ilusión bailar, saltar, jugar al escondite y todo eso, con y como los niños... Me gustaría que me recordaran con cariño, ese recuerdo bonito que se guarda de los mayores porque así han sido para mí los míos, mis mayores... Y que me nombren y que cuenten un chiste, en vez de decir “¡la pobre, se murió!" y no sé cuánto, y no sé qué. Lo malo no, que recuerden lo bonito...