La reseña de una obra no significa abrumar con datos y hechos al futuro lector del mismo. Así que seré breve en esta exposición escrita, porque en la sencillez está parte del éxito en cualquier situación. Firmemente lo creo.
Este texto no pretende, ni puede ser, una historia integral de la vida del pueblo conejero, debido a que tiene un marco histórico y documental bien delimitado, el siglo XVIII (1705-1793) y las actas cabildicias para su discernimiento, los cuales determinan a la vez su unidad y sus limitaciones. Pero esto no desmerece para que constituya una investigación bien estructurada como refleja su índice general y llevada a cabo con la mayor honestidad científica. A ello añadimos, igualmente, que está editada con primor por Mercurio Editorial bajo la mano maestra del editor (entre otros méritos) Jorge Alberto Liria Rodríguez. Autor, además, de un prólogo luminoso, que abre la boca al lector más remiso.
No obstante lo dicho, este tomo, con sus salvedades y sus logros, refleja una muy vívida imagen del devenir significativo durante el setecientos del pueblo lanzaroteño (de su historia y de su conciencia colectiva). De la misma manera, puede servir como lectura enriquecedora tanto para el hombre sencillo como, al mismo tiempo, para los analistas que hoy y mañana escriban nuevas síntesis de la crónica de Lanzarote en la centuria objeto de observación.
El Dr. Carmelo C. Torres Torres, como autor principal, ha sido el encargado de la transcripción de los textos (excelente manera de contribuir al acceso y la preservación de la Historia, qué duda cabe); de una extensa introducción clarificadora en relación al examen de los principales autores que se han ocupado de estudiar las actas en la historiografía moderna canaria y en la que describe el acicate y los acontecimientos que lo impulsaron a iniciar esta desafiante empresa; de los índices onomástico, toponímico y de materias, que permiten a quienes se aproximen a su conocimiento "una herramienta generosa", detallada, del contenido de la documentación tratada, constituyendo, en definitiva, "una información analítica de primer nivel"; sin olvidarnos de una exhaustiva y necesaria relación de los miembros más importantes del Cabildo de Lanzarote en el período estudiado.
De otro lado, mi aportación histórica se ha centrado en un introito donde el punto de vista de la Historia y del Derecho Público me han acercado a la comprensión del Cabildo o Concejo de Lanzarote en el Siglo de las Luces y a un análisis minucioso de fuentes primarias que han venido sirviendo hasta ahora para conocer la Lanzarote dieciochesca. Posteriormente me adentro, en apretada síntesis, en el examen de la evolución del señorío en Canarias (donde determinamos su origen en el espacio citado y desgranamos el marquesado que dominó la isla, con diversas casas nobles dominadoras, desde finales del seiscientos hasta el último titular tras la abolición de los señoríos en España); los Cabildos como instituciones únicas1; finalizo con el examen de las actas como fuente fundamental para introducirnos en la realidad política, económica y social de la isla conejera y la inclusión, por último, de una selecta bibliografía (ya sea consultada en forma física de volúmenes y artículos, o bien entresacada de internet).
Sin duda, es importante que vean la luz estos Acuerdos del Cabildo de Lanzarote… porque continúa con una tradición (y profundización) publicística de investigaciones relativas a los Cabildos desde la Edad Moderna hasta entrado el primer tercio del siglo XIX, con el nacimiento de los ayuntamientos modernos por Real Decreto de 23 de julio de 1835 hasta culminar con el ya vigente Régimen Liberal el 26 de agosto de 1837; surgido plenamente en la España de 1834 con la muerte en 1833 de Fernando VII (el 29 de setiembre) y la regencia-gobernación de María Cristina de Borbón-Dos Sicilias (ante la minoría de edad de su hija Isabel II), quien convocó elecciones a Cortes Generales el 30 de junio y apoyó previamente el Estatuto Real (que fue exactamente una carta otorgada, promulgado el 10 de abril). Desapareciendo, por tanto, la figura administrativa Cabildo-isla. O lo que es exactamente igual: un solo Ayuntamiento por isla.
La verdad es que tales escrituras-actas representan una fuente invaluable de información para no solo los profesionales de la Historia en general y los especialistas en Historia del Derecho, sino del mismo modo para todos aquellos investigadores guiados por un deseo de curiosidad y comprensión de la época referida. Sirven, en fin, para el examen microhistórico de un ámbito concreto (en este caso insular). Un concepto al que ya hizo referencia el Dr. Lobo Cabrera respecto al inventario de los informes cabildicios, siempre imprescindibles a todas luces, para comprender la historia de Lanzarote durante el siglo XVII.
"Este libro -indica Jorge Alberto Liria-, con sus más de seiscientas páginas, formará parte básica de la historiografía de Lanzarote, en especial, y de Canarias, en general, pues aporta elementos para la relectura de conclusiones específicas para el siglo XVIII en la isla de los volcanes". A lo que debemos añadir las palabras del Dr. Carmelo Torres sobre la edición que recensionamos: "La presente publicación se acerca a los ya clásicos trabajos de rescate documental desarrollados durante décadas por algunos de los más señalados historiadores de Canarias -especialmente en la segunda mitad del siglo XX-, caso de Serra Ràfols, Marrero Rodríguez, Roldán Verdejo, entre otros. A todos ellos, especialmente a sus obras, les debemos buena parte de la historia rescatada, y construida, de estos peñascos que se alzan sobre el Atlántico".
1. "El Cabildo fue durante el Antiguo Régimen el más destacado órgano insular, abarcando su jurisdicción toda la isla. Controlado por la oligarquía local [impuesta por el rey o por el señor], que ocupaba los principales cargos, no [solo] tuvo una destacada influencia en la política, sino que también fue muy significativa su presencia en la vida económica y social. Su patrimonio era considerable [más en las islas de realengo], siendo las tierras su principal fuente de ingreso. Además, poseía relevantes atribuciones, como el control y establecimiento de los precios de determinados productos. // Durante el reinado de Carlos III (1759-1788), concretamente en 1766, se crearon los Diputados del Común y los Síndicos Personeros, lo que supuso un importante cambio institucional al permitir el acceso, muy atenuado, de la burguesía comercial y agraria a la vida política local". Vid. PAZ-SÁNCHEZ, Manuel de y QUINTERO SÁNCHEZ, Óliver Javier: La Historia de Canarias, Tenerife/Gran Canaria: Cabildo de La Palma, Ayuntamiento de la Victoria de Acentejo, Centro de la Cultura Popular Canaria, 2008, p. 82.
El presente texto fue leído en la presentación del libro Acuerdos del Cabildo de Lanzarote en el siglo XVIII (1705-1793) (Mercurio Editorial, 2024, 610 páginas), de Carmelo C. Torres Torres, con prólogo de Jorge A. Liria y estudio introductorio de Valentín Medina Rodríguez.