Revista n.º 1061 / ISSN 1885-6039

La proyectada basílica de Nuestra Señora de Las Nieves

Viernes, 28 de junio de 2024
José Guillermo Rodríguez Escudero
Publicado en el n.º 1050

Estos días, concretamente el 22 de junio, se cumplieron 69 años de la colocación de la primera piedra de un proyecto faraónico que jamás se materializó.

Maqueta del proyecto de la basílica

El Real Santuario Insular de Nuestra Señora de las Nieves es el centro de la espiritualidad palmera por excelencia y uno de los focos de devoción más antiguo del Archipiélago Canario. Se encuentra enclavado en un lugar bello y tranquilo en el término municipal de Santa Cruz de La Palma y a tan solo unos cinco kilómetros del casco histórico de la capital. En palabras del investigador y polifacético artista palmero Alberto-José Fernández García (1922-1984), el famoso santuario «está situado entre dos barrancos, es un remanso de paz, interrumpido solamente por el murmullo del agua de la fuente de los peregrinos y la cadencia de la brisa. Dentro de este templo, la Virgen de las Nieves, Reina y Señora de La Palma, en su hornacina barroca y rodeada de robustos ángeles que portan instrumentos musicales, recibe fervorosa veneración del pueblo palmero».

Numerosos historiadores, al ocuparse de este recinto sacro, concuerdan en que tiene su origen en una pequeña ermita muy anterior a la Conquista de La Palma en 1493 (aprox. 70 años antes). Esto es debido a que siempre se han detenido en la interpretación de la Bula del papa Martino V, fechada en Roma el 20 de noviembre de 1423. Estos expertos coinciden en que, por este documento, ha quedado demostrada la existencia de una capilla bajo la advocación de Beatae Mariae de La Palma en época prehispánica. El sacerdote José de Viera y Clavijo (1731-1813), atendiendo al texto de la bula, escribía que el santuario mariano «no fue en su origen sino una pequeña ermita, muy anterior a la absoluta conquista del país, puesto que en una bula del papa Martino V, de 1423, se hace mención a una capilla bajo la advocación de Santa María de La Palma». El documento más antiguo que menciona el lugar, reproducido por Fernández García, es una data del conquistador Alonso Fernández de Lugo (1455-1525), fechada a 23 de enero de 1507, mediante la cual se repartían distintas tierras en la isla: «… y otro titulo que ansi mesmo le dio en Santa María de las Nieves un solar de cincuenta codos...».

La imagen mariana pudo ser traída, según algunas hipótesis de ciertos cronistas, tras viajes a la isla de misioneros dentro del proceso de evangelización que antecede a la conquista definitiva de Benahoare (nombre de la isla de La Palma en el idioma de los aborígenes), o incursiones de frailes irlandeses o marinos mediterráneos, entre otros marchantes; incluso se ha comentado que fue el mismo adelantado Fernández de Lugo quien la trajo consigo como una imagen de campaña. En 1753 escribía el dominico palmero fray Luis Tomás Leal, en el prólogo de una novena que compuso en su honor, recogido por Jesús Pérez Morera: «ignórase el quándo, quién y de dónde vino aquel portentoso simulacro, que es de piedra, y no muy sólida...». Sin embargo, Fernández García concluye: «se sabe y está comprobado que evangelizadores introdujeron el cristianismo en nuestra isla con anterioridad a su conquista».

La escultura de la Virgen —la imagen mariana más antigua del Archipiélago—  es una pequeña efigie de estilo románico tardío del siglo XIV y se muestra sobrevestida para su culto desde el último tercio del siglo XVI. Varios estudiosos, entre los que se encuentra el profesor palmero Pérez Morera, han considerado su posible origen sevillano. Para el desaparecido artista Fernández García se trata de «una obra gótica con reminiscencias románicas». Mide 57 cms. y está realizada en barro cocido, material con el que modelaron sus esculturas los artistas flamencos o franceses activos en la ciudad hispalense en el siglo XV. Hernández Perera nombraba como ejemplos de ellos a Lorenzo Mercadante o Miguel Perrín. El investigador palmero Martín Sánchez ha publicado un minucioso estudio sobre el imaginero Lorenzo Mercadante de Bretaña (?-1480) en el que le atribuye la autoría de la milagrosa imagen. Otros estudiosos, como Marín de Cubas en 1694, señalaban que es de «barro cocido de tres palmos, con letras mal formadas y gastadas alrededor del manto y un niño en el brazo derecho; hoy está metida en una funda de madera que la hace más alta y es aderezada con vestidos y joyas, y la cabeza de Niño es postiza sobre su ropa y las manos de la imagen». También es curioso señalar que la beata María de San José, en 1680, tuvo la revelación que la imagen de la Negrita había sido formada por los ángeles del cielo de «la columna en que fue azotado el Señor», y así un largo etcétera.

Según algunas investigaciones mencionadas, ya los antiguos canarios que vivían en la isla, los llamados benahoaritas, awaritas o auaritas, daban culto a la efigie en el lugar conocido como Morro de las Nieves, junto al actual santuario, una loma llena de cuevas y en medio de dos frondosos barrancos, el de la Madera y el del Río. Se trata de un terreno de singularidad y de estratégica situación para los antiguos pobladores, teniendo en cuenta el cúmulo de huesos de los antiguos pobladores con que se encontró René Verneau (1852-1938) en las cuevas cercanas a la iglesia, mágico lugar considerado por el antropólogo francés como una verdadera necrópolis.

Virgen de las Nieves en una imagen de M. R. Rosa

El santuario. Esta pequeña iglesia se funda cuando se trasladó la imagen de la Virgen desde la cueva del barranco donde fue colocada en la etapa evangelizadora de la isla, posiblemente por los primeros conquistadores, en el barranco de su nombre. Fue en su origen una pequeña ermita, cuyo dato de fábrica más antiguo conocido corresponde a 1611, lo que lleva a suponer que se construyó inmediatamente después de la conquista. Su fachada principal, renacentista, alberga elementos de la arquitectura tradicional canaria, como se puede observar en el balcón con antepecho y balaustres. A mediados del siglo XVII se vuelve a construir el templo ampliando el arco triunfal y la capilla mayor. La antigua ermita se reedifica en 1672, haciéndose más amplia y albergando también un campanario.

Es de una sola nave cubierta con armadura de par y nudillo. El altar está cubierto por una bóveda de cañón, decorada a fines del siglo XIX por el famoso pintor Ubaldo Bordanova Moreno (1866-1909). La portada lateral del santuario es muy llamativa y hermosa, con un frontón y un escudo delicadamente esculpidos. En la fachada destaca un balcón bajo la espadaña y sobre una puerta sencilla. Su interior —que responde al esquema tradicional del comienzo de la arquitectura religiosa en Canarias— es una auténtico expositor de los espectaculares tesoros artísticos, históricos y devocionales que alberga. Ejemplos: el retablo mayor, excepcional obra maestra del siglo XVII, así como diversas y valiosas tallas flamencas, otros retablos, artesonados, lámparas, mobiliario, biblioteca y pinturas (como la colección de exvotos pictóricos marineros), también un importante exponente de la platería americana, el ajuar, tejidos y joyero de la Virgen (uno de los más valiosos de España), etc.

Afortunadamente, aún podemos disfrutar de este maravilloso recinto, obligado lugar de peregrinación en el que propios y extraños que quedan embelesados por los tesoros que custodian sus paredes, fruto de la fe de todo un pueblo, y en donde tienen lugar grandes fiestas religiosas en honor a la patrona palmera y es el principio y fin de las fiestas lustrales, etc. Decimos afortunadamente puesto que este espacio tan especial para los palmeros estuvo a punto de desaparecer porque se pretendía construir una gran basílica sobre el mismo solar en el que se asienta, un mastodóntico proyecto para celebrar el 25 aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen. Una gran construcción que no iría en consonancia con el magnífico entorno natural de la zona ni con la evolución histórica que conecta el contenido con su continente. Hubiera sido una pérdida inimaginable.

Proyecto de la gran basílica. Recordemos que la basílica era un edificio público de los antiguos romanos, de planta rectangular, que servía de tribunal y de lugar de reunión y contratación; más tarde fue tomado como modelo de los templos cristianos. En el orbe católico, se conoce actualmente por ese nombre toda iglesia cristiana grande y notable por su antigüedad o por los privilegios de que goza. Un editorial de la prensa local animaba en noviembre de 1953 a la población joven, sobre todo, para que acudiese a la manifestación que estaba preparándose a fin de apoyar la edificación del nuevo gran santuario: «Y la pauta la darán las jóvenes palmeras. Han de ser ellas las primeras, las más decididas; la juventud que bulle en sus venas, las ansias que brotan de sus corazones, las ilusiones que se forjan en sus fantasías». Continuaba: «todo ello unido en un deseo ferviente de amor a la Virgen, serán los cimientos, los pilares de una gran Basílica espiritual que ha de construirse en las Nieves». Así justificaba Diario de Avisos la importancia del edificio: «¡Una Basílica en las Nieves! Un templo digno de nuestra Virgencita. Un edificio cuya esbeltez de líneas, cuyo armonioso trazado indique a todos los corazones palmeros la ruta de sus destinos. Un edificio, en suma, que sea motivo de legítimo orgullo». El propio periódico continuaba: «hemos de consignar además —lo sabe todo el mundo, pero debe quedar en letra impresa— que el proyecto fue confeccionado gratuitamente por ese joven trabajador, inteligente y modelo que se llama Rubens Henríquez. El muchacho, llamado aún a brillante porvenir, volcó seguramente su inmenso amor a la Virgen morena y le conjugó a la perfección con sus dotes artísticas y de entrega absoluta a su profesión». Por supuesto, se animaba al apoyo popular para que se contribuyera económicamente a la consecución de este proyecto.

Varias semanas antes se publicitaba en el mismo rotativo una invitación general a toda la población de la isla para asistir al acto-homenaje a la patrona en las Bodas de Plata de su Coronación el 22 de junio de 1955, en el Real Santuario. Además, el gobernador civil Andrés Marín Martín, que se hallaba presente en La Palma con motivo de la Bajada de la Virgen, se había reunido en la mañana del día 7 de junio de 1955 con el patronato pro-basílica de Nuestra Señora de las Nieves. Por la tarde de ese mismo día, y acompañado por las autoridades y varias personalidades, visitó los terrenos «donde ha de ser emplazada la Basílica y el Campo de Aviación de Buenavista».

Portada del programa de la Bajada de 1955

Colocación de la primera piedra el 22 de junio de 1955

Así, en el programa de las Fiestas Lustrales de 1955 se lee: «Gran Semana: miércoles día 22 de junio. Día conmemorativo del 25 Aniversario de la Coronación Canónica de Ntra. Sra. de las Nieves. A las 11 de la mañana, Función de Pontifical, en la Parroquia de Las Nieves, oficiada por el Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de la Diócesis, con asistencia de las Autoridades, así como de la Acción Católica y Peregrinos de todos los pueblos de la Isla. Predicará el Muy Ilustre Sr. Don Luis Vandewalle y Carballo, Canónigo de la Santa Iglesia Catedral. Al terminar la Función, colocación de la primera piedra de la Basílica de Nuestra Señora de las Nieves, con traslado procesional de la Santa Imagen al lugar del acto». En el día señalado para la evocación de tal importante efeméride tuvo lugar una solemne función religiosa a la que asistieron todas autoridades civiles y militares, así como representaciones de los organismos oficiales, el Ayuntamiento en pleno, las jerarquías del Movimiento, amén de una multitud de vecinos que no querían perderse tal conmemoración que abarrotaba el templo y sus aledaños. En la emotiva ceremonia, el canónigo Luis Van de Walle y Carballo «hizo una apasionada exposición del amor filial de toda La Palma por su patrona». Luego se tuvo la procesión con la imagen de la Morenita en sus andas de baldaquino de plata, rodeada y seguida por una ingente cantidad de feligreses devotos. La comitiva se dirigió al lugar en el que se iba a colocar la primera piedra de la obra de la futura basílica. Tras la bendición del prelado, el delegado gubernamental leyó el acta notarial que se publicaba en la prensa local al día siguiente.

El obispo de la diócesis que bendijo la primera piedra fue Domingo Pérez Cáceres (1892-1961), revestido de pontifical. Asistieron al solemne acto el aludido Luis Van de Walle y Carballo (canónigo de la catedral de La Laguna), Félix Hernández Rodríguez (párroco de El Salvador y arcipreste del distrito), Antonio Pérez Hernández (párroco de Las Nieves), así como la totalidad de los sacerdotes insulares. El gobernador civil de la provincia, Andrés Marín Martín, ostentó la representación del Jefe del Estado. El acta comenzaba así: «En el nombre del Padre, del Hijo y Espíritu Santo, amén. En la lomada de la Virgen de la Parroquia de Nuestra Señora de las Nieves, Santa Cruz de La Palma, isla de San Miguel de La Palma, a veintidós de junio de mil novecientos cincuenta y cinco, veinticinco aniversario de la Coronación Canónica de la excelsa Patrona de la Isla, Nuestra Señora de las Nieves, se coloca la primera piedra de la que habrá de ser Basílica de Nuestra Señora de las Nieves, obra patrocinada por el Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación e ilustre palmero Don Blas Pérez González, interpretando el deseo unánime de todos sus paisanos».

Obispo Pérez Cáceres

El acta continuaba informando del nombre de las autoridades presentes y fueron padrinos de la ceremonia el ministro de la Gobernación, el palmero Blas Pérez González (1898-1978) y su esposa, Otilia Martín Bencomo, representados en este acto por el alcalde y esposa. El acta finalizaba en estos términos: «Queda desde ahora esta futura basílica bajo los auspicios dedicada a Nuestra Señora de Las Nieves, Patrona excelsa de esta Isla de San Miguel de La Palma. Se acompañan monedas de la época y medallas de Nuestra Señora de las Nieves y otras advocaciones. Se levantan y firman los presentes tres actas, una queda en el lugar donde se ha colocado la primera piedra y ha de levantarse la basílica, otra que habrá de custodiarse en el archivo de esta expresada Parroquia de las Nieves y la restante quedará en poder del Patronato de la repetida basílica».

Las crónicas del día siguiente anunciaron que había sido un acto muy brillante, a pesar de que, con el tiempo, también se decía que la isla entera se había beneficiado y había salido ganando por no haberse hecho realidad el proyecto faraónico y superfluo de la construcción de la basílica. La maqueta se había exhibido en público habiendo suscitado tanto elogios como críticas. Sin embargo, la prensa trataba de justificar el edificio descomunal de esta manera: «hemos visto un grabado de la maqueta y, sin entender demasiado de arquitectura, se puede afirmar que el proyecto encaja perfectamente con la armonía del paisaje y llena en un todo las condiciones para que ha sido confeccionado».

Afortunadamente —según mi opinión— primó el sentido común y no se llegó a realizar esta planeada obra colosal sobre los terrenos del actual santuario. En caso de haberse ejecutado, hubiese desaparecido hace sesenta y nueve años una joya de la arquitectura, de la cultura y de la fe inmemorial de un orgulloso pueblo y un vestigio histórico sin parangón en un paisaje natural de gran belleza. El actual templo hubiese sido sustituido por una tremenda mole de cemento, a modo de un frío hangar desangelado y despojado de belleza, alma y sensibilidad. Hoy, casi siete décadas después de aquel dantesco plan, todos deberíamos de felicitarnos porque el proyecto no fructificase. Se llegó a decir que la Virgen no quería mudarse de casa.

Panorámica del Real Santuario de las Nieves

Bibliografía

-«Conmemoración del XXV Aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen de Las Nieves», Diario de Avisos, Santa Cruz de La Palma (23 de junio de 1955).

-FERNÁNDEZ GARCÍA, Alberto-José. Real Santuario Insular de Nuestra Señora de las Nieves, Editorial Everest, León, 1980.

-Fiestas Lustrales en honor de Ntra. Sra. de Las Nieves [Programa], Litografía Romero, Santa Cruz de Tenerife, 1955.

-«La visita a La Palma del Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento», Diario de Avisos, Santa Cruz de La Palma (8 de junio de 1955).

-MARTÍN SÁNCHEZ, Miguel Ángel. El imaginero Lorenzo Mercadante. Estudio de la obra y claves de su huella en la Virgen de las Nieves de la isla canaria de La Palma, Asphodel, La Esperanza, 2009.

-PÉREZ MORERA, Jesús. «De la Nieve de María. Los Milagros de la Virgen según fray Diego Henríquez (1714)», Festejos públicos que tuvieron lugar en la ciudad de La Palma, con motivo de la Bajada de Ntra. Sra. De las Nieves, verificada el 1.º de febrero de 1845, Escuela Municipal de Teatro, Santa Cruz de La Palma, 2005.

-PÉREZ MORERA, Jesús. «Real Santuario de Nuestra Señora de Las Nieves», Magna Palmensis, Servicio de Publicaciones de la Caja General de Ahorros de Canarias, núm. 242-Arte 27, Santa Cruz de La Palma, 2000. 

-«Se colocará la primera piedra de la Basílica», Diario de Avisos, Santa Cruz de La Palma (10 de junio de 1955).

-PEREZ GARCÍA, Jaime. Memorias Insulares, 1953-1960, Excmo. Cabildo Insular de La Palma, Santa Cruz de La Palma, 2009.

-«Una basílica en las Nieves», Diario de Avisos, Santa Cruz de La Palma (24 de noviembre de 1953).

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