Hacia 1883, estudia pintura y dibujo en la academia de Marcos Baeza y, luego, con Rosa Diaz Fragoso, piano y bordado en seda. Se matricula en la Escuela Normal de Maestras, en La Laguna (Tenerife), pero sólo cursa el grado elemental. Participa en veladas artísticas y exposiciones. Se integra en el grupo de mujeres que edita La mujer del porvenir, hoja quincenal en la cual colabora en la sección Escritoras Canarias. En 1901 contrae matrimonio con Nicolás de Soto, almeriense oficial de Telégrafos. Tuvo varios hijos. Da clases de música, de canto y de pintura. En 1910, la familia se traslada a Medina Sidonia (Cádiz), por el trabajo del marido. Allí permanecen hasta 1923, en que, de nuevo por razones laborales, pasan a Las Palmas de Gran Canaria. Y aunque Nicolás de Soto muere, apenas tres años después, la escritora fija su definitiva residencia en la capital grancanaria, adonde lleva a su madre y hermanos. Una de sus hijas, Maruja Soto, que muestra dotes artísticas, muere también, en 1934, y dejará honda huella en la escritora. Escribe poemas, entre los cuales Sebastián Padrón Acosta* destaca “Medina Sidonia”; prosas: varias novelas, al parecer inéditas, y alguna obra de teatro; y dedica especial atención al arte del bordado en seda, con el cual consiguió sendos premios en Tenerife y en Gran Canaria. Colabora en las revistas tinerfeñas Hespérides* y Gente Nueva*; en los diarios La Atlántida, Hoy o La Provincia, de Las Palmas. También en la revista venezolana Senderos. Entre los años 1930 y 1950 publica en las revistas Perspectivas* y Mujeres en la Isla*. Resulta significativa, por lo que atañe incluso a su propio trabajo, la traducción de diversos capítulos de Grammaire des Arts du Dessin, de Charles Blanc, aparecidos en el semanario lagunero Siglo XX*, en febrero de 1901.