Revista nº 1040
ISSN 1885-6039

El aeropuerto de El Hierro cumplió 50 años.

Martes, 07 de Marzo de 2023
Donacio Cejas Padrón
Publicado en el número 982

En 1968 comenzó a ejecutarse el soñado aeropuerto, que se inauguró el 11 de diciembre de 1972, culminando así la obra más importante de nuestra isla, que cambió el tiempo de viaje a Tenerife, de tantas horas por mar, a treinta minutos por el aire. El pasaje costaba 504 pesetas con aviones Foker de cuarenta y seis plazas...

 

 

Allá por los primeros años de la década de los sesenta del pasado siglo, comenzó nuestra isla de El Hierro a tener un sueño, un sueño hermoso, una ilusión lejana como casi todos los sueños y las ilusiones: que El Hierro tuviera su aeropuerto y se comunicara por el aire con las otras islas. Nuestras  autoridades de entonces se dieron a la tarea casi imposible de tratar de que ese sueño, esa ilusión, se hiciera realidad, y digo casi imposible pues las condiciones económicas y de población hacían inviables tremenda inversión. En esos años, El Hierro seguía soportando la dolorosa emigración de sus jóvenes, y no tan jóvenes, a las islas mayores, a Venezuela, a Holanda, etc. Su población apenas si sobrepasaba los 3000 habitantes, sus carreteras de tierra, sin electricidad ni agua corriente, sin actividad económica apreciable... hacían pensar que el futur que le esperaba a la isla era su abandono a corto o medio plazo.

 

Pero sus dirigentes políticos y administrativos –unos verdaderos héroes soñadores– se empeñaron en luchar para que desde las islas mayores y desde el gobierno central fijaran su atención en nuestro pequeño y siempre abandonado territorio, y se dieran cuenta de que ese abandono tradicional había que transformarlo en un camino de sentido contrario, haciendo inversiones en la isla, dotándola de las infraestructuras hidráulicas, sanitarias, de vialidad, de educación... que serían la base en una nueva etapa ilusionante para los herreños. La primer hazaña importante en aquellos tiempos fue lograr que El Ministerio de Obras Públicas desplazara hasta aquí unos equipos de prospección de terrenos, que hicieron sondeos por buena parte de su territorio, especialmente en El Valle de El Golfo, y de cuyos estudios se supo que en el subsuelo herreño había abundante agua de calidad, suficiente para atender a una actividad agrícola importante; la cual comenzó poco después por herreños y palmeros, y que ha transformado nuestros campos en un emporio de riqueza que sigue aumentando el nivel de renta de nuestra isla. Se formó la Cooperativa del Campo de Frontera, ejemplo de eficacia y funcionamiento, y comenzó una nueva etapa de la historia herreña, al mismo tiempo mejoraron y se asfaltaron sus vías de comunicación, se fue dotando a la isla de mejoras sanitarias muy importantes, se construyeron grupos escolares nuevos y se empezó a soñar con el túnel de Valverde a Frontera por Los Roquillos (se llegó a licitar en aquel entonces, pero lamentablemente, con el cambio de gobierno en España, se tomó la decisión de anular la licitación y, por lo tanto, retrasar su ejecución, lo que significó un largo tiempo para que se volviera a retomar el proyecto que terminó ejecutándose en la presidencia del Sr. Aznar. Fue un hito en El Hierro pues el Tunel de Los Roquillos, como se le llama, transformó totalmente la vida de nuestra isla, acercando los pueblos altos al Valle de El Golfo, nuestro motor económico). Al mismo tiempo, se logró la electrificación de todos los pueblos de la isla, que igualmente contribuyó a su desarrollo.

 

Producto de esa lucha constante de las autoridades herreñas, que ejercían sus cargos sin remuneración económica alguna, las autoridades provinciales y nacionales se dieron cuenta  de que lo que clamaban los herreños estaba plenamente justificado, y que había que atender sus peticiones constantes y reiteradas. Las autoridades herreñas comenzaron a viajar intensamente a Tenerife y Madrid, dando a conocer en todas las instancias posibles nuestras carencias, y se logró que vinieran a ella varios ministros y personeros del gobierno, a los que se les informaba detalladamente de los proyectos que era necesario implementar en El Hierro para sacar a la isla del ostracismo. Recuerdo que D. Matías Castañeda, entonces presidente del Cabildo entonces y durante diecisiete años, me contaba el asombro de las autoridades nacionales, incluso ministros, cuando se les explicaba que para ir de El Hierro a Tenerife se necesitaban casi veinte horas de barco, algo que ellos ignoraban totalmente, y consideraron que había que solucionar este asunto lo más pronto posible. Por ello se invitó a que visitara nuestra isla el ministro del Aire, que prometió –y pronto realizó– un viaje, lo que le terminó de convencer y entender que los herreños tenían toda la razón, y que había que  acometer la construcción del necesitado aeropuerto. Entonces emplazó al Cabildo de El Hierro para que –en el menor plazo posible– ofreciera al ministerio los terrenos donde se habría de construir la obra, a lo que contestó el aludido presidente que la institución insular ya contaba con ellos, y que estaban en proceso de escrituración. En breves semanas se presentarían en Madrid, acompañando además las certificaciones técnicas pertinentes, donde constaba la idoneidad de los mismos para que en ellos se pudiera construir el aeropuerto con todas las garantías y exigencias necesarias. Asi se hizo, y antes de dos meses, en el registro de entrada del Ministerio del Aire, se sellaron los documentos, lo que dio lugar a que empezara la redacción del proyecto. Quiere esto decir que las autoridades herreñas adelantaron todos los trámites, entre ellos la adquisición de los terrenos, que fueron donados por sus propietarios, algo que la isla debe agradecer y no olvidar nunca, pues su generosidad fue clave para el acelerado procedimiento administrativo que la obra llevaba consigo.

 

Como consecuencia de estas afortunadas actuaciones, el proceso se aceleró y ya en 1968 comenzó a ejecutarse el soñado aeropuerto, que se inauguró el 11 de diciembre de 1972, culminando asi la obra más importante de nuestra isla, que cambió el tiempo de viaje a Tenerife, de tantas horas por mar, a treinta minutos por el aire, y colocando El Hierro en situación paralela con las demás islas. Se comenzó con tres vuelos semanales, el pasaje costaba 504 pesetas, pero pronto se logró un vuelo diario, servido por Iberia con aviones Foker de cuarenta y seis plazas, y poco a poco se fue ampliando la pista e instalaciones administrativas. Hoy los herreños disfrutamos plenamente de varios vuelos diarios a Tenerife y Gran Canaria...

 

Pretendo con esta humilde crónica rendir tributo de gratitud a aquellos hombres amantes de su isla que se embarcaron en obras y proyectos fantásticos, y que han tenido como resultado la realidad actual que se vive en El Hierro.

 

 

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