Tras su regreso a Gran Canaria, se incorpora a la redacción de Falange (que luego sería El Eco de Canarias) y de Hoja del Lunes. Colabora también en el diario La Provincia y en la revista Mujeres en la Isla*. Esta publicación dedicaría un amplio espacio a su trabajo final de carrera, sobre La prensa infantil. Colaboró también con la Fundación Canaria del Centro de Orientación Familiar. En 1993 publica Nuestra vieja casa; y en 1999, Espejos de la memoria, que reúne una serie de textos que pueden leerse como continuación y desarrollo de su libro primero.