Al final de los setenta y comienzo de los ochenta, nuestro canónigo poeta descubre dos obras que le marcarán el resto de su vida. Una es el Flos sanctorum nuevo de Alonso de Villegas, que en su juventud escribió la Comedia llamada Selvagia, y ahora saca a la luz las vidas de los santos según el rigor que el entorno de Erasmo de Rótterdam había impreso, en contra de lo maravilloso y no documentado de las propuestas de la Legenda aurea de Jacopo da Voragine, y obras similares. La segunda obra que descubre es Il Goffredo, ovvero la Gerusalemme liberata del poeta italiano Torquato Tasso. Las dos obras son de finales de 1570 y comienzos de 1580. Sus dos autores son contemporáneos de Cairasco (Alonso de Villegas era cinco años mayor; Torquato Tasso, seis años menor). La primera obra le sirve de libro de cabecera para poner en octavas parte de las vidas de los santos, o sea el Templo militante.
Il Goffredo ha sido definido como “laberíntico ovillo de aventuras”1, de las que se han valido muchos autores para escribir sus obras (piénsese, por ejemplo, en el número de títulos de óperas que tienen como tema algún episodio de esta). El extenso poema de 20 cantos presenta el triunfo militar de los ejércitos cristianos de la primera cruzada contra los musulmanes, que ocupan Jerusalén; y expresa el deseo de que las cercanas victorias contra el turco devuelvan de nuevo los santos lugares a quienes se creen sus legítimos dueños. En la obra se justifican las matanzas de los enemigos de la religión católica. No es de extrañar que sus lectores vieran con cierta naturalidad el acudir a la guerra para justificar las conquistas de la época para someter a los pueblos. Quizá el adjetivo militante del título del trabajo en que se empeñó Cairasco provenga del ambiente que se respira en el Goffredo. Tasso revisó y corrigió su obra para adecuarla lo más posible al pensamiento de la Iglesia tridentina. Los enemigos de Torcuato Tasso no comprendían que referenciara demasiado los dogmas de la mitología pagana, las imágenes homéricas y virgilianas, la acción de un hado inmutable, o de la Discordia, sin cabida en el infierno de la Iglesia. El poeta fue acusado de sentimientos de religiosidad no sinceros, sino solo formales, de falta de genuinos sentimientos contrarreformistas. Il Goffredo “viene con una nueva inquietud religiosa y casi mística, mucho más elocuente desde el punto de vista de los lectores de su tiempo, que el arte despreocupado de Ariosto, hecho solo de luz y de alegría”, como afirma Cioranescu en la introducción de su transcripción del poema. La obra fue elaborada por un escritor que nació en 1544 y murió en 1595. Recordemos que Cairasco nació en 1538 y murió en 1610.
En los renglones anteriores he aludido al Concilio de Trento (1545-1563), contra la Reforma protestante y la libre interpretación de la Biblia, con la reafirmación de la autoridad de la Vulgata de san Jerónimo; a la victoria de Lepanto (1571), pese a la cual no se han recuperado los santos lugares. Torquato Tasso escribe un poema inquietante poniendo ante los ojos de sus contemporáneos la conquista de Jerusalén de la primera cruzada (finales del siglo XI), y, de paso, la situación actual: los santos lugares no están bajo el poder de los cristianos. Por los ataques recibidos, se puede inferir que la publicación de Il Goffredo fue como un bofetón al estado de la cuestión. El poema se puede leer desde 1580. Cairasco parece que lee una edición de 1581, y evidencia conocer los escritos de Tasso de 1587, donde se ven los pasos de la polémica suscitada por su poema. Cairasco comenzaría a traducir la obra posiblemente por esta fecha. Es su “primer navícula”, como dirá. Esto no impide que también haya empezado por la década de los ochenta su Templo militante, espoleado por el descubrimiento del Flos sanctorum nuevo de Alonso de Villegas, como ya he dicho, o que desde 1576, o aún antes, elabore piezas teatrales para su catedral de Las Palmas. Cairasco, con 43 años, se pone a traducir la obra de un italiano contemporáneo suyo, de 37 años2. Hay que observar que en su traducción el canario solo emplea una vez la fórmula por la que era más conocido, el esdrújulo al final de verso. Este aparece en la octava 57 del Canto XV, una de las insertadas por él en la obra del italiano.
Y, a propósito de las octavas añadidas por Cairasco en el Canto XV, quisiera añadir lo siguiente. Desde que conocemos esta traducción del canario, nos admirábamos de la osadía de nuestro poeta al insertar en la obra del italiano las 44 octavas suyas ensalzando a las Islas Canarias. Les comunico que esta aparente osadía tiene una posible explicación hasta ahora no evidenciada.
El Canto XV es el más corto en el texto italiano de Torcuato Tasso, que solo contiene 66 octavas (el siguiente más corto es el XVI, con 75 octavas). Hay razones para pensar que, además de los elementos leídos en las octavas 69 y 70 del Canto XIV (“Un’Isoletta... da la Fortuna”, por ejemplo), la cortedad del canto sería una de las razones de la inserción por Cairasco de las 44 octavas que hablan de Canarias. El Canto XV lo presenta Cairasco con 110 octavas; Cairasco escribió 114 (en el ms. faltan seis; Cioranescu ha reintegrado tres de las que faltan); en mi edición inédita me atrevo a añadir la octava “51 bis”, la cuarta que presenta Abreu Galindo en su Historia de la conquista de las siete islas de Gran Canaria.
Cairasco debió conocer (y no le debió agradar) la opinión que el ingeniero de Felipe II, su amigo Leonardo Torriani, expresó en su relación al rey, después de su visita a La Palma, cuando contempló los efectos del terremoto de 1585. La relación acaba: “conservò più facilmente la loro fertilità e dovitia, perilche sono elle così declinate, che bene con il Tasso si può dire ‘Ben son elle feconde e vaghe e liete, / ma pur molto di falso al ver s’aggiunge” [XV, 37]. Cioranescu traduce: “de modo que le conservó más fácilmente su fertilidad y riqueza; pero por lo mismo están ahora tan decaídas, que bien se puede decir con el Tasso: / Es cierto que son feraces y hermosas y alegres, / pero también se mezcla con la verdad mucha mentira (Descripción e historia del Reino de las Islas Canarias, antes Afortunadas, con el parecer de sus fortificaciones (1592), Eds. Goya, Tenerife, 1978). Véase cómo Cairasco distorsiona en su traducción lo que cita Torriani de la octava 37 del Canto XV del Tasso, que aquí es la octava 77. A tales islas, pues llegó la dama, / diciendo: "Cerca estamos ya del puerto. / Veréis las Fortunadas, cuya fama / el mundo asombra, aunque en estilo incierto. / Con gran razón tal nombre se les llama, / y nada es fabuloso y todo cierto". / Llegan, así parlando, a la ribera / de la que las diez es la primera. (En el verso 8 se alude a la isla de Alegranza).
Además de lo anterior, estoy seguro de que Cairasco debió conocer el libro Discorsi del signor Torquato Tasso. Dell’Arte poetica; et in particolare del Poema Heroico. Et insieme il primo libro delle lettere scrite à diversi suoi amici, le quali oltra la famigliarità, sono ripiene di molti concetti, et avertimenti poetici a dichiaratione d’alcuni luoghi della sua Gierusalemme liberata. Gli uni, e l’altre scritte nel tempo, ch’egli compose detto suo Poema. Non più stampati (Venetia, 1587). En dicho libro se leen varias cartas en las que se habla de lo corto que le salió el Canto XV y de las Islas Fortunadas. No es de extrañar que las declaraciones del autor del libro que Cairasco traduce le despiertan la invención de hablar de sus islas, y ampliar así dicho canto, poniéndolo parejo a los demás en cuanto a su extensión.
En la carta dirigida a su protector, el futuro cardenal Scipione Gonzaga (Ferrara, 11 de febrero de 1576) habla de los problemas que tiene para ampliar el Canto XV: “farà pochissimo viaggio, non si perderà nondimeno l’occasione di dire del Colombo, e de gli altri quel, che si dice. Con tutto ciò credo ch’l Canto rimarrà troppo curto, nè veggio che rimedio pigliarvi... Pur l’accrescimento, che con la descrittione di Palestina, e dell’Arabia si farà alla navigatione, fará di due, o di tre stanze al più, e questo è pur troppo picciolo augmento in rispetto del molto che scema. Io pur ancora non so imaginar alcuna commoda maniera di maggiore accrescimento. In somma essendosi posposta la richiamata di Rinaldo, egli non deve, nè può esser’ aspettato più che diece o dodici giorni. V. S. m’aiuti a pensarci, o per dir meglio a trovar la via d’allungarlo; havendo però questo riguardo, che i moti fatti per arte magica, sia magia diabolica, o naturale, se ben sono fatti più velocemente, è nondimeno questa velocità ristretta dentro ad alcune leggi di natura”3.
En carta al mismo Scipione Gonzaga (Ferrara, 20 de febrero de 1576), dice: “Termino poi la navigatione nell Isole Fortunate, perche questo m’è paruto il più opportuno luogo, che si potesse trovare fuor dello stretto così per la vicinanza, come per dar occasione all’altre cose, che si dicevano. Oltre che la particolar descrittione dell’Isole porta seco non sò che di vago, e di curioso; e essendovene alcune dishabitate, trovo in loro tutte quelle conditioni ch’io potessi desiderare”4. Luego se comenta en otra carta a Scipione Gonzaga (Ferrara il penultimo dì del Carnevale 1576): “e per questo desidero de rimovere dal Decimoquinto la battaglia del mostro, perch’in somma quel mostro era affatto otioso nell’allegoria. Oltre ch’in questo compiacerò per altra cagione al giuditio del Signor Barga con iscemare i mirabili. In vece del mostro introdurrò la descrittione della fonte del Riso celebrata da molti, e in particolar dal Petrarca, et attribuita dalla fama, et da i Geografi all’Isole fortunate. Nella quale se i due Guerrieri havesser bevuto, sarebber morti, e da questa uscita uscirà un fiumicello, che formarà il laguetto. E vedete, se’l lago m’aiuta, che non solo in cima d’una delle montagne di queste Isole è veramente posto dai Geografi il lago ch’io descrivo, ma questa fonte e questo lago mi servono mirabilmente all’allegoria”5.
Ahora presentamos una carta a Silvio Antoniani (Ferrara 30 di Marzo): “Se à Quinto Calabra, poeta greco et antico (le quali conditioni, quando tutte l’altre mancassero, gli possono dare molta auttoritá) è lecito, seguendo Sofocle, far che Filottete sia richiamato dall’Isola di Lenno; non cred’io ch’à me sia disconvenevole il richiamar Rinaldo dalle Canarie. E se pur d’alcuna riprensione io fossi meritevole, spero che V. S. altrimenti parlerá come avvocato, di quel ch’abbia parlato, come consigliero, e che non meno farà eloquente in difendere il mio errore, che sia stata giuditiosa in conoscerlo”6.
Por último ofrecemos la carta al signor Curtio Arditio (Ferrara, 25 de febrero de 1585): “Settimo dubbio. Che Carlo e Ubaldo tornino in così breve tempo da luogo lontano qual’era quello dove Armida teneva prigione Rinaldo non si rende in tutto verisimile, perche havendo posto quattro giorni nell’andar d’Ascalona allo stretto, non par poi ragionevole che nell’istesso spatio potessero tornare da quell’Isola alle mura di Palestina, essendovi tutto quel viaggio di più ch’e dall’Isole Fortunate allo stretto. / Risposta: Voi misurate il viaggio con le misure troppo esquisite, e io son molti anni che non ho riletto questa parte del mio poema, ma nulla monta, perche quel corso è guidato dalla fortuna, com’io fingo, la quale è incerta, e inconstante, nè sempre egualmente procede co’l medesimo tenore, e s’altrimenti il describessi, non servarei il decoro della persona introdotta per nocchiero”7.
También debió leer Cairasco la Apologia del signor Torquato Tasso in difesa della sua Gierusalemme liberata... (Ferrara, 1585), donde asimismo aparecen citadas las “Isole Fortunate”.
Notas
1. Stefano Arata, “La Conquista de Jerusalén, Cervantes y la generación teatral de 1580”, Criticón, núm. 54, 1992.
2. Tasso nació en 1544 y murió en 1595. Recuerdo, además, que las cien octavas del Canto de Santa María Magdalena, que aparecerían en la Tercera parte del Templo militante, se publicaron en la recopilación de Esteban de Villalobos titulada Primera parte del Tesoro de divina poesía, donde se contienen varias obras de devoción de diversos autores, cuyos títulos se verán a la vuelta de la hoja. En Toledo, en casa de Juan Rodríguez, en 1587; hay otra edición en Lisboa, por Jorge Ribeiro, de 1598; y otra en Madrid, por Luis Sánchez, en 1604. Hay constancia de varios envíos del libro a América.
3. “Hará poquísimo viaje, no se perderá no obstante la ocasión de hablar de Colón, y de los otros, lo que se dice. Con todo esto creo que el canto quedará demasiado corto, y no veo qué remedio emplear... No obstante el alargamiento, que con la descripción de Palestina y de la Arabia se hará a la navegación, hará de dos, tres estancias a lo más, y esto es lamentablemente un pequeño aumento con respecto de lo mucho que disminuye. Pero yo ahora no sé imaginar alguna manera cómoda de mayor alargamiento. En suma, siéndose pospuesto el reclamo de Rinaldo, él no debe ni puede ser esperado más de diez o doce días. Ayúdeme Vuestra Señoría a pensar, o, por decir mejor, a encontrar el camino de alargarlo; teniendo no obstante esta solicitud, que los movimientos hechos por arte mágica, sea magia diabólica, o natural, si bien son hechos más velozmente, es sin embargo esta velocidad restringida dentro de algunas leyes de naturaleza”.
4. “Termino después la navegación en las Islas Fortunadas, porque este me ha parecido el lugar más oportuno que se pudiese encontrar fuera del estrecho, así por la cercanía, como por dar ocasión a las otras cosas que se decían. Además que la particular descripción de las Islas lleva consigo no sé qué de impreciso y de curioso; y siendo algunas deshabitadas, encuentro en ellas todas aquellas condiciones que yo pudiese desear”.
5. “Y por esto deseo remover del decimoquinto la batalla del monstruo, porque en suma aquel monstruo era en absoluto ocioso en la alegoría. Además, que en esto complaceré por otro motivo al juicio del señor Barga con disminuir lo admirable. En vez del monstruo introduciré la descripción de la fuente de la risa, celebrada por muchos, y en particular por Petrarca, y atribuida por la fama y por los geógrafos a las Islas Afortunadas. En la cual, si los dos guerreros hubiesen bebido, habrían muerto, y de esta salida saldrá un riachuelo, que formará el pequeño lago. Y ved, si el lago me ayuda, que no solo en la cima de las montañas de estas Islas está verdaderamente puesto por los geógrafos el lago que yo describo, pero esta fuente y este lago me sirven admirablemente a la alegoría”.
6. “Si a Quinto Calabra, poeta griego y antiguo (cuyas condiciones, cuando todas las demás faltasen, le pueden dar mucha autoridad) es lícito, siguiendo a Sófocles, hacer que Filoctetes sea llamado de la Isla de Lemnos; no creo yo que a mí sea inconveniente reclamar a Rinaldo de las Canarias. Y, si no obstante, yo mereciese alguna reprensión, espero que Vuestra Señoría hablará de otro modo como abogado de aquel de quien ha hablado como consejero, y que no menos hará elocuente en defender mi error usted, que ha estado juicioso en conocerlo”.
7. “Séptima duda. Que Carlo y Ubaldo vuelvan en tan breve tiempo de lugar lejano, cual era aquel donde Armida tenía prisionero a Rinaldo, no se presenta en todo verosímil, porque, habiendo puesto cuatro días en ir de Ascalona al estrecho, no parece después razonable que en el mismo espacio pudiesen volver de aquella Isla a los muros de Palestina, siendo todo aquel viaje de más que de las Islas fortunadas al estrecho. / Respuesta: Usted mide el viaje con las medidas demasiado exquisitas, y yo hace muchos años que no he vuelto a leer esta parte de mi poema, pero no importa, porque aquel curso está guiado por la fortuna, como yo imagino, la cual es incierta e inconstante, y no siempre procede igualmente con el mismo tenor, y si lo describiese de otro modo, no guardaría el decoro de la persona introducida por timonel”.