Su idea, que transmitió a sus amigos más próximos, era dotar a la ciudad de un centro científico y literario donde se reunieran antigüedades de Canarias y dispusiese de una biblioteca pública. A partir de ahí se abre un debate entre partidarios de un Museo científico y quienes defendían la creación de un Ateneo científico-literario. Serán los primeros (miembros de El Gabinete Literario y de la Real Sociedad Económica de Amigos del País) quienes lleven a cabo su idea de El Museo Canario, como centro instructivo que, al tiempo, reuniese los testimonios de los primeros pobladores de las Islas y de la inserción del mundo insular en la cultura española. Será su primer valedor el doctor Gregorio Chil y Naranjo*, formado en Francia, donde había tomado contacto con los doctores Vernau y Berthelot, entre otros científicos partidarios de la teoría evolucionista. El acta de constitución se redactó en el despacho de Amaranto Martínez de Escobar*, el día 4 de agosto de 1879. Firmaron el primer reglamento el citado doctor Chil y Naranjo, que sería primer director de El Museo, Felipe Massieu, Juan de León y Castillo, Juan Melián Caballero, Juan Padilla y Padilla, primer bibliotecario, Andrés Navarro Torréns, Manuel Ponce de León, Víctor Grau-Bassas, primer conservador, Emilio A. de Cueto, Domingo J. Navarro*, Diego Mesa, Eufemiano Jurado, Mariano Sánchez, Rafael Lorenzo, Diego Ripoche, Antonio Jiménez y Agustín Millares Torres, que se había inclinado primero por la idea de un Ateneo científico-literario, pero que se sumaría a El Museo Canario y tuvo a su cargo la publicación de la revista. La nueva Sociedad se instaló, inicialmente, en unas dependencias cedidas por el ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, en el propio edificio de las Casas Consistoriales. Allí permaneció -bajo amparo moral y económico de la corporación municipal- hasta la muerte del doctor Chil. Este había legado a El Museo sus bienes, con expresa donación de su casa y de la finca Tarazona (Guía, Gran Canaria), así como de su colección de antigüedades y su biblioteca; aunque no los recibe hasta 1913, a la muerte de la viuda de Chil. El traslado definitivo a la nueva sede no se produce hasta 1923 y El Museo no se reabre hasta 1930. En los primeros años de la década de 1940, la Comisaría Provincial de Excavaciones, cuyo titular era Sebastián Jiménez Sánchez*, acoge las actividades de El Museo que, en 1944, se integra en el CSIC. Hacia 1950, dificultades financieras obligan a las corporaciones insular y municipal de Las Palmas a asumir la tutela de la Sociedad; y será en 1973 cuando el Cabildo Insular y un Patronato creado al efecto asuman su control. En 1984, se estabiliza su economía y se acometen diversas reformas. Así, hasta su última ampliación que suma a sus instalaciones las del edificio colindante, en la esquina de las calles López Botas y Luis Millares, sobre cuyo solar se construye -más tarde- un nuevo edificio. En los últimos años se ha abierto una sede en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, donde se expone una muestra de la historia de Gran Canaria, desde antes de su primer poblamiento hasta hoy. El Museo Canario ha merecido la Medalla de Oro de la Ciudad (1983) y el Premio Canarias de Acervo Histórico (1996). El Museo reúne, desde sus inicios, una colección permanente de materiales, objetos y fragmentos de la población aborigen de Gran Canaria: cerámicas, terracotas (ídolos) y pintaderas, ofrecidas al estudio e investigación de los especialistas interesados. Con el tiempo, las actividades de El Museo fueron diversificándose y, poco a poco, se constituye en el centro de documentación con la mayor y más notable colección de documentos sobre las Islas, desde el siglo XV hasta la actualidad. Su biblioteca se ha acrecentado, sucesivamente, desde las donaciones de los primeros socios, con obras literarias, y archivos (en especial los de la Inquisición en las Islas, el de la Casa Fuerte (Adeje, Tenerife) o el Arcivo Wölfel, donado por el Institutum Canarium de Viena, cuyos documentos corrigen, en gran medida, las teorías sobre la conquista del Archipiélago). A ello hay que sumar la colección cartográfica, un archivo fotográfico y la hemeroteca, que reúne muestras de casi todos los periódicos de las Islas, desde el Correo de Canarias (1769). El Museo ha llegado a ser, además, la institución de mayor incidencia en la vida intelectual de la ciudad de Las Palmas. En particular, entre los años 1950-1980, fue centro de referencia para exposiciones de arte, conferencias literarias y científicas, conciertos y otras actividades. Destaca igualmente su labor editorial, centrada en la publicación de la revista que lleva su nombre, así como en ediciones críticas de obras antiguas y originales de obras modernas, de autores y temas canarios, en las diversas colecciones que bajo su pie editorial vieron la luz. Asimismo, entre 1958 y 1968, acogió y patrocinó las funciones del Teatro Insular de Cámara de Las Palmas*. En las últimas décadas, El Museo se ha centrado de nuevo en la que fuera su idea original: una sociedad científica dedicada a la investigación histórico-antropológica. Lo que no obsta para que su legado documental se mantenga como referencia primera para toda investigación cultural.
Visita su página: http://www.elmuseocanario.com/