El cierre de la Universidad le impide continuar sus estudios; y aunque se reabre en 1834, las condiciones económicas de la familia lo obligan a desempeñar un trabajo administrativo en el Gobierno Civil, pero tampoco consigue progresar. En 1838 se traslada a Londres, con un trabajo mercantil. Lee a Shakespeare, a Byron y a Walter Scott. Enferma de tuberculosis y la empresa lo traslada a Cartagena de Indias (Colombia), buscando un clima más favorable. Pero su salud empeora y pasa a La Habana (Cuba), donde reside su hermano gemelo Patricio. Ante el agravamiento de su enfermedad, decide regresar a Tenerife. En 1840 embarca para Canarias, pero fallece durante la travesía. Al decir de José D. Dugour*, la poesía de Murphy tiene dos momentos bien diferenciados: entre 1830 y 1838, se inclina por el neoclasicismo y lee a Moratín, a Meléndez Valdés o a Martínez de la Rosa. Es el período en que publica sus poemas en el periódico tinerfeño El Atlante*; entre 1838 y 1840, es un poeta claramente romántico, de triste melancolía, marcado por la enfermedad y el final irremediable. En 1842, la Revista Isleña* publica su último poema y, en 1848, en La Aurora* se habla del proyecto de publicación en París de una colección de poetas españoles y americanos del siglo XIX, en la cual se incluían poemas de Murphy. Pero será en 1854, y a instancias de la madre del escritor, cuando sus amigos José Desiré Dugour y José Plácido Sansón reúnan y publiquen el volumen Obra Póstuma de Don Ricardo Murphy y Meade. Poemas suyos también se incluyen en el Álbum de Literatura Isleña* (1857) y en la antología de poetas insulares de Elías Mujica*, de 1878. Murphy Meade es autor también de la novela Cecilia y Arturo (1854), de la pieza teatral El poeta a pesar de su padre y de Memorias de un entusiasta.

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