Sebastián Padrón Acosta* subraya la influencia que ejerció también sobre Morera la poesía de Abigail Lozano (Venezuela, 1821-1866), escritor que tuvo notoria presencia en Canarias: en Tenerife se reeditó su libro de 1845 Tristezas del alma (1865). La biografía de Morera es un tanto incierta: se dice que se alistó en la Marina de guerra y que viaja por África y América. En Cuba fue herido en combate y condecorado; en Puerto Rico, sin embargo, amonestado y arrestado por su impenitente dipsomanía. Una vez licenciado, regresa Canarias y se instala en Tenerife, donde publica sus primeros poemas en El Ramillete de Canarias* y en El Museo Canario*, en la década 1860-1870. Desde entonces, los temas dominantes en su poesía serán la fugacidad de la vida, la angustia por la muerte de la amada, la noche y su misterio, la esperanza en el Creador y el cobijo de la Naturaleza y el mar, como cerco y como liberación. En 1870 pasa a la Península. Padrón Acosta lo compara con Diego Estévanez* porque, empujados por la soledad insular, desean viajar fuera de las Islas, pero que fuera de ellas se sienten consumidos por la nostalgia. Regresa Morera a Tenerife, aunque pronto, decaído y enfermo, se refugia en su ciudad natal en la cual prosigue, a pesar de todo, con su vida bohemia y su apego al alcohol. Improvisa versos y estrofas satíricas que serán muy populares en Las Palmas. Es uno de los escritores a quienes Elías Mujica* incorpora a su antología de 1878. Al año siguiente, y hasta 1881, nuestro escritor inicia la publicación de una serie de cuadernillos, Delirios de un errante. Juan Díaz Quevedo* señala que esta obra se reeditó en 1901. En 2003 se recupera el total de la poesía dispersa de Morera, en el volumen Nadie te nombra. Obra poética 1863-1889, en edición de Genoveva Torres Cabrera.