Revista n.º 1083 / ISSN 1885-6039

LÓPEZ BOTAS, Antonio (1818-1888).

Jueves, 14 de febrero de 2019
Jorge Rodríguez Padrón
Publicado en el n.º 770

Político n. en Las Palmas de Gran Canaria y m. en La Habana (Cuba). Entre 1833 y 1836 estudia en el Seminario Conciliar de su ciudad natal. De allá pasa a la Universidad de La Laguna, en donde permanece entre 1836 y 1842, año en que recibe los grados de Licenciado y Doctor en Derecho.

Antonio López Botas.

 

De regreso a Las Palmas, se integra en la generación de jóvenes universitarios que se conoció como los niños de La Laguna, junto a Juan Evangelista Doreste o Domingo J. Navarro*, entre otros. Comienza entonces su carrera como político: entre 1843 y 1854, se integra en las Juntas Gubernativas de las Islas; es diputado provincial en 1844, 1852 y 1857. En 1853 es decano del Colegio de Abogados de Las Palmas, cargo en el que permanecerá hasta que se ve obligado a renunciar 1881. Entre 1853 y 1869 es también diputado a Cortes, y en 1871 es nombrado senador. Participa activamente en los debates de la división provincial del Archipiélago, entre los partidarios de la división, y contribuye a la fundación del Partido Canario para aglutinar a los divisionistas; en 1844 es parte activa de la fundación del Gabinete Literario de Las Palmas, de la cual será presidente entre 1848 y 1849, y en donde se gesta la creación del Colegio San Agustín como Instituto de Segunda Enseñanza, del cual fueron profesores Domingo J. Navarro, Domingo Déniz*, Graciliano Afonso* o Agustín Millares Torres*. Con Juan E. Doreste funda el primer periódico no oficial de Las Palmas, El Pueblo; y, más tarde, El Porvenir de Canarias (1852-1853), que dirigió con Domingo J. Navarro, y del cual sería director también Agustín Millares Torres. Alcalde de Las Palmas entre 1849 y 1851 y, luego, entre 1861 y 1868, destaca en su lucha contra la epidemia de cólera de 1851; contribuye a potenciar las obras del nuevo puerto de Las Palmas; de algunas carreteras interiores de la Isla y a crear el Hospital de San Lázaro; promueve diversas obras de modernización para la ciudad. Ya en 1868 ayuda a los revolucionarios desterrados en Gran Canaria, aunque perteneciera al partido monárquico. A partir de 1873, cuando regresa a Gran Canaria tras su etapa como senador, la enfermedad lo acosa y su situación económica se hace cada vez más difícil, como su relación con los nuevos políticos locales. En 1881 decide renunciar al decanato del Colegio de Abogados y trasladarse a Cuba, para ocupar el cargo de Fiscal del Tribunal de Cuentas de la isla: su gestión se hace muy difícil por la corrupción administrativa imperante en la colonia y muere allí, enfermo y olvidado. En 1904, sus restos mortales se repatriaron a Gran Canaria.

 

 

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