No tuvo programa o manifiesto definido; si bien el número dos se cerraba con una breve nota en la que se puede leer que, si la revista no tiene manifiesto ni programa, y su “única aspiración [es] llegar al mar absoluto de la poesía”, en ella “caben todas las voces. Y solo hemos de cerrar la puerta a la mediocridad, a la ñoñez, que no a la vejez (la Poesía no tiene edad), y al vacío”. Cumplido el primer aniversario, se apunta también, en nota prologal, la voluntad de ligarse “al arco abierto por las revistas insulares de vanguardia”. De ahí que la personalidad de Mensaje venga determinada por la confluencia en ella de generaciones diversas, insulares y peninsulares; ese “intercambio espiritual entre la Península y estas Islas tan separadas por el océano de la incomprensión y el desconocimiento”. Se publicaron, pues, textos de escritores de la generación del 27 (Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre o Gerardo Diego), de los grupos de posguerra (Dionisio Ridruejo, Carlos E. de Ory, Eduardo Cirot o Caballero [de] Bonald); y de poetas insulares como Carlos Pinto Grote*, Pedro Lezcano*, Félix Casanova de Ayala* o Agustín Millares Sall*. Se inició también la publicación de un texto dramático de Eusebio García Luengo, Los supervivientes, que no pudo completarse porque coincidió con el cese de la revista. En el número 9 se relaciona por primera vez el grupo redactor de la revista, cuya participación en la misma sería fundamental: Pedro Pinto de la Rosa, director de facto, aunque no se indicara de manera explícita, Emeterio Gutiérrez Albelo*, Juan Ismael*, José Julio Rodríguez*, Andrés de Lorenzo-Cáceres*, Amaro Lefranc (vid. HARDISSON), Laura Grote y Antonio Servando. Secciones destacadas de Mensaje fueron: Voces del Ayer, con textos de Domingo Rivero*, Alonso Quesada* o Tomás Morales*, Agustín Espinosa*, José Tabares Bartlett, Ignacia de Lara o Ángel Guimerá; Antología de la Poesía Canaria, que trató de recuperar el principio de la poesía escrita en las Islas, desde los siglos XV al XVIII; una muestra monográfica, en las páginas centrales, dedicada a un autor o a un tema en particular; y Correo de las Artes, con noticias diversas de literatura y arte. A diferentes números se incorporaron plaquettes de Juan Ismael: El aire que me ciñe; de José Julio Rodríguez, Canciones de un viaje; o de Amaro Lefranc, Hélas! Vers français d’un étudiant canarien. Paris 1909-1912 (en versión francesa). Mensaje desaparece tras a la muerte de quien fuera su primer valedor, Pedro Pinto de la Rosa, en 1947.