Cuando en el año 2012 le propuse al presidente del Cabildo de Gran Canaria, que la institución  insular se implicará seriamente en la promoción de la candidatura del Almogarén de Risco Caído y las montañas Sagradas de Gran Canaria,  para su inclusión en la lista de sitios Patrimonio Mundial de la UNESCO, no pensé sinceramente, que pudiéramos alcanzar ese objetivo a la primera intentona. Pero ahí está. El paso 7 de Julio de 2019, en Bakú, Azerbayán,, en la 43 rd Session of the Word Heritage Committee, por unanimidad, de todos los países miembros de la UNESCO, allí presentes, serían declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad una parte muy importante del legado cultural de los antiguos canarios, localizado en la zona central montañosa de las tierras altas de Gran Canaria. Allí en medio de un paisaje que sobrecoge, los canarios ancestrales construyeron sus principales santuarios de montaña, bajo cuyo amparo situaron poblados, graneros fortificados, y los lugares igualmente sagrados donde depositaban para el descaso eterno y la custodia  de las simientes  a sus muertos.

Hoy en día este extraordinario patrimonio cultural  y natural, que se ha conservado en buen estado, probablemente por  lo remoto de su situación y el consiguiente aislamiento, que aun le caracteriza, se ha dado a conocer al mundo, y dependerá su conservación y transmisión a las generaciones futuras, de las políticas de gestión y protección, que las administraciones competentes apliquen para salvaguardar este frágil y valioso legado, unas políticas que precisan sobre todo de altura de miras, de generosidad, de rigor científico  y sobre todo de un compromiso sin fisuras por la salvaguarda de una cultura que ha sido vilipendiada y maltratada hasta casi hacer desaparecer los últimos vestigios de su existencia.  Ahora el pueblo canario tiene una oportunidad histórica de hacer suyo un legado que le pertenece, adquiriendo el compromiso de velar por su integridad.