El aperitivo del Muelle Chico, con el cielo un poco encapotado, siempre hace las delicias del respetable, que se agolpa en aquella esquina de esperanza al poco de empezar a sonar las cuerdas, la percusión y las voces de jóvenes y mayores, de nuevo otro año más reunidos alrededor de la improvisación, el verso, la polka y la décima para cantar una lucha de tantos años, una lucha que se está ganando por goleada, pero a la que todavía no se quiere dejar sin el aroma de fuerza que los acordes y la voz inspirada ha puesto en ella desde hace cerca de quince años. En el público, en esta ocasión, estaban las gentes del Proyecto del Desarrollo Comunitario de La Aldea, que casualmente andaban por la isla majorera. Hubo algunos guiños en este sentido, especialmente por parte de El Colorao a Isidrillo el del Timplillo.
Y así, sobre el escenario y sobre la causa social del encuentro, sonaron folías en boca de majoreros, de grancanarios como Pedro Manuel Afonso o José María Dávila; vino el punto cubano del alumnado joven y adulto de las escuelas promovidos por Ocho Sílabas, en las que Expedito Suárez es cabeza docente; vino el "Alma llanera" venezolana con Gustavo Colina acompañado por El Colorao, Javier Cerpa, Silvestre Ramírez y Fernando Suárez a la percusión; las polkas con el mentado Expedito y con Tazirga García, Cecilia Todd y Yeray Rodríguez, los niños de la Escuela de Folklore Tejeguatito de El Hierro...
El día y la reivindicación festiva había echado a rodar, la tarde ya estaba preparada.
Grancanarios con el monitor Expedito Suárez
Patricio Calero. En la plaza, ya entrados en la noche, se comenzó con el minuto de silencio de cada año por los mayores fallecidos del Casco Viejo, dentro del conflicto en marcha, durante la anualidad. El conflicto absurdo pero machacón y cainita se acerca al final, como decía el representante de la asociación, el final de algo que nunca tenía que haber empezado hace ya más de quince años.
Un tema del hijo de Fuerteventura Silvestre Ramírez dio el comienzo a una larga noche de más de dos horas en una plaza repleta de sillas y llena de gente que se sumaba al espectáculo y la lucha. Luego vendría de nuevo Colina y sus cuerdas animosas; la niña Paula Silva y Airán Silva, hija y padre con punto cubano en el escenario; los agrdables chistes de Guillermo enjugados con la voz del coordinador y presentador de todo el cotarro, otro año más, Yeray Rodríguez. Marcos Hormiga, sombrero puesto directo al vuelo, ya tradición en el festival, recitó un romance suyo relacionado con el viaje y la emigración, un texto lleno del lenguaje marinero, del viaje, de la ida y de la vuelta...
Final en Patricio Calero
Mariví Cabo también estaba entre nosotros para, con su elevada voz, sumarse al esfuerzo de altura de la lucha junto al timple de El Colorao, del que cantó que "siente como una persona: / unas veces canta y ríe / y otras veces gime y llora", tal y como las gentes del Casco han vivido durante tantos años de amargura y celebración por los tantos anotados. Domingo el Cuco, José María Dávila y Pedro Manuel Afonso hacían las mismas delicias con sus voces e improvisaciones. Y por primera vez en el festival los nombrado Tejeguatito, con su folklore herreño en manos de gente tan jovencita, con su tambor, su pito y sus cantos de "El Santo" o su baile del vivo... Y por supuesto la representación internacional en la gran voz venezolana de Cecilia Todd, que tocó unos cuantos temas acompañada de sus cuerdas y de las de Colina, con su cuatro venezolano, que se volvió a acompañar del timple canario de El Colorao. Tazirga y El Cuco le dieron el tono humorístico y picantón a la noche con a polka majorera.
Antes del final conjunto, punto álgido de la noche por el Casco Viejo (con el estribillo de "Gracias por esta alegría / que nos mantuvo reunidos / vamos a volver a vernos / si es que seguimos unidos") fueron las décimas al oído de Yeray Rodríguez para que fueran cantadas por José María Dávila, Mariví Cabo y Pedro Manuel Afonso. Y así, otro año más, quedó el sello de los poetas en el aire reivindicativo de este rincón de Fuerteventura.
Foto de portada: Cecilia Todd