Desde el inicio de las campañas arqueológicas de la Misión de la ULL en Luxor, una de las cuestiones que más nos intrigaba era por qué se habría construido la TT 209 en la ladera baja de un wadi, el Hatasun, un barranco por el que corre agua cuando llueve. Para responder a esa pregunta, hemos iniciado un proyecto de análisis del entorno de la tumba para comprender qué queda en él del espacio natural, qué parte ha sido transformada por el ser humano y con qué finalidad se ha hecho. Aplicamos unos planteamientos que se conocen como Arqueología del paisaje. La primera respuesta es que básicamente todo el medio ha sido modificado y que las transformaciones parecen estar relacionadas con la necesidad de facilitar los movimientos dentro de la necrópolis. Estamos realizando la planimetría de una superficie plana en la parte superior de la ladera del wadi, así como la excavación de un túmulo de adobe coincidente con su final y varios sondeos en lugares específicos. Se trata de comprender si ese plano artificial pudo actuar como vía procesional, pues conocemos referencias a festividades religiosas periódicas durante las que se desplazaban barcas con las estatuas de los dioses hacia este lado de la necrópolis. También si la segunda pudo ser el destino de esa vía o qué interpretaciones alternativas podemos dar a esas estructuras. En definitiva, queremos reconocer cómo y por qué se movían los vivos en el espacio de una necrópolis egipcia

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