Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

IZQUIERDO IZQUIERDO, Francisco (1886-1971).

Martes, 24 de Julio de 2018
Jorge Rodríguez Padrón
Publicado en el número 741

Poeta n. en La Laguna (Tenerife) y m. en La Habana (Cuba). Infancia contemplativa y primeras letras, antes de pasar con su familia a Santa Cruz de Tenerife, en 1905. Allí, su maestro lo pone en contacto con el Diario de Tenerife, dirigido entonces por Patricio Estévanez*.

 

En 1910 abandona la escuela y trata de aprender contabilidad, pero las lecturas (sobre todo la novela del siglo XIX) pueden más. Trabaja durante un corto tiempo en el comercio, donde se encarga también de la correspondencia mercantil y conoce al entonces director de la Orquesta de Cámara, Santiago Sabina. Lecturas de historia y de libros de oficios religiosos, de un tío sacerdote. Por medio de un amigo, visita la biblioteca de Alfonso Dugour y Ruiz, director de Las Noticias. Lee a los clásicos españoles y descubre la mística. Sus alternativas, entre efusiones sentimentales y descreimiento repentino, lo conducen hasta los teóricos del anarquismo y hasta Nietzsche. Su primer intento poético es un poema con la figura del caudillo Tinguaro como protagonista, que no llegó a concluir. En 1908 aparece publicado su primer poema, en el Diario de Tenerife. 1910, Juegos Florales en el Ateneo de La Laguna; su amigo, de tenidas libertarias, Melitón Gutiérrez Castro, envía un poema de Izquierdo sin que este lo sepa y con pseudónimo, que es El caballero errante. El premio lo obtiene Antonio Zerolo Herrera*; pero el jurado decide dar un premio al mejor poema de un escritor joven, el de Francisco Izquierdo. Animado luego por Manuel Verdugo, uno de los miembros del jurado, que además le escribe un prólogo, decide reunir y publicar sus poemas primeros, en 1915. Un libro que, raro para los gustos regionalistas del momento, no tiene buena acogida. Decide entonces abandonar la poesía y entrar en el Seminario, aunque solo está allí unos meses: se significa, además, en una protesta de los seminaristas por las condiciones de vida que soportan, y lo deja. Inmediatamente después, en 1916, se traslada a La Habana. Allí, la revista Islas Canarias había dado ya noticia de su poesía, presentado por Ramón Gil Roldán*. En esa revista, colaborará regularmente. Entra en la redacción del Diario de la Marina, periódico en el cual llegó a coordinar el extra dominical; forma una familia y algunos poemas suyos aparecerán en Los Argonautas. Antología de poetas canarios en Cuba (1924). Rubén Martínez Villena y Enrique Serpa, poetas cubanos amigos, que lo convencen para publicar el segundo libro en 1925, al cual Juan Mañach le dedicará una nota en el aludido Diario de la Marina. En 1926, su relato "De cómo sor Lucita conoció el pecado" gana un premio de cuentos convocado por el mismo periódico y se publicaría en Cuba Contemporánea. Coincidiendo con el advenimiento de la República, regresa con su familia a Canarias en 1931, y algunos de sus poemas aparecen en el diario tinerfeño La Tarde. Inesperadamente, se vuelve a Cuba en 1937, se reincorpora a la redacción del Diario de la Marina y permanecerá allí hasta su muerte. Sus libros publicados: Alta plática (1915), Medallas (1925), Medallas y otros poemas (1990). Dejaría inéditos Poemas de la añoranza (1943), en el cual recopila y corrige los sonetos de Medallas y añade algunos inéditos; tampoco se publicarán ni Estampas antiguas, donde reúne los poemas menores o de ocasión, ni Avenida Lunática, un texto autobiográfico de recuerdos y reflexiones.

 

 

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