Revista nº 1041
ISSN 1885-6039

La buena suerte del verso. ‘XIII Encuentro Internacional de Improvisadores por el Casco Viejo de Corralejo’. (Incluye AMPLIA GALERÍA DE FOTOS)

Jueves, 09 de Agosto de 2018
Redacción BienMeSabe
Publicado en el número 743

El pasado 21 de julio se celebraba una nueva edición del ya clásico acto poético improvisado por la justicia de las casas (y sus dueños) del Casco Viejo de Corralejo. Este año la edición contó con canarios y colombianos.

 

 

Cuando las cosas van bien las supersticiones, evidentemente, caen por su propio peso; o acaso se transforman en algo positivo... Y por eso aquí, la edición XIII del ya clásico festival del verso improvisado en el Norte majorero ha contribuido a generar un aire de buena suerte, y es especialmente el que tiene que ver con los jóvenes dentro del ámbito de la improvisación.

 

Curiosamente apuntábamos hace ahora diez años, en la edición III, que la presencia de niños junto al escenario era significativa, y que el sonido del verso y la música se les estaba metiendo a esos pequeños desde lo inconsciente. Y resulta que ahora, como decía, aquellos augurios que apuntábamos se van haciendo realidad tangible ya que lo que este año destacó sobre el escenario, entre otros detalles significativos, fue la presencia de las tonalidades de niños y adolescentes, palmero el más pequeño, Víctor Hernández, y que hizo las sonrisas y delicias del respetable todo, y los grancanarios valsequilleros Gisela Guedes, María Belén Sánchez, Francisco Sánchez y Pablo Melián Guajara, que con sus característicos tonos (claramente modelados por el hálito del Rancho de Ánimas de su municipio, con el que algunos familiarmente están vinculados desde chicos) también contribuyeron a poner la guinda de la jornada de mañana y de la noche.

 

Estos jóvenes sumados a la causa social de Corralejo, modelados por la brisa del canto y la poesía, siempre son una grata noticia para la desgana de los mayores que somos nosotros, que por lo general andamos desarbolados mentalmente casi siempre pensando que a las generaciones venideras no les preocupa lo que pasa socialmente. Evidentemente, estos niños y estas niñas que hoy aquí de alguna manera homenajeamos, y que por eso han sido los primeros en ser nombrados junto a los afectados durante años por la desgraciada especulación en el Casco Viejo, no tendrán que ser en el futuro ni unos grandes poetas ni los salvadores de ninguna patria; no hablamos de eso. Lo que sí decimos es que ya es motivo de celebración que estén sobre un escenario, por una causa justa, junto a grandes músicos y poetas de Canarias, así como a otros de coordenadas latinoamericanas, como este año con los inigualables colombianos John Alexander Cardona Radioloco y Edwin Jahir Giraldo Picaflor, que volvían a unirse, y otra vez en el enclave de Fuerteventura, precisamente –y parece que las casualidades se han puesto de acuerdo para dejar de serlas– diez años después, cuando vinieron los dos juntos por vez primera en la edición tercera de 2008.

 

Los jóvenes por la mañana

 

Con los anteriores aparecerieron en el escenario altamente soleado del Muelle Chico el deje característico –corporal y tonal– palmero de Rodolfo Hernández, del nuevo en estas lides Shane Hernández, tinerfeño como la risueña Tazirga García Tata, que le dio un par de tortazos silábicos, al ritmo de la polka, al decimista hoy extaxista Expedito Suárez, que este año –tanto por la noche como por la mañana– estuvo más lanzado de lo habitual, para bien de los espectadores. Quizás en todo ello contribuyera la ausencia nocturna del inigualable Yeray Rodríguez, alma del encuentro que solo pudo estar en la mañana junto a sus alumnos (aquellos que arriba nombramos) y sus compañeros del verso, los aludidos más el majorero siempre presente Domingo el Cuco (que se llevó la canción final de la gracia cerca del mediodía) y José María Dávila.

 

Este último, por cierto, afinó de la mejor manera su ingenio para la composición poética, pero además tuvo que pulir su elevada voz de forma doble: para el canto, como suele ser lo habitual en él, mas también para ser el presentador-coordinador del festival en la noche, haciendo un muy buen papel en este menester que siempre está a cargo de Yeray Rodríguez. Así, Dávila fue dando paso en la oscuridad de Patricio Calero a la dinámica de cada año, en la que se combinan tonalidades y estrofas, jeitos y culturas, islas e idiosincrasias; todo ello aunado para pasar un buen rato al unísono de la protesta por la lamentable situación –ya para quince años, más o menos– de las casas del Casco y sus dueños; aunque cierto es que –como se sabe– la batalla se va ganando por una infinita tupida.

 

Los participantes

 

Aunque no estuvieron por la mañana, volvieron a Corralejo a través de la oscuridad algunos fijos: Marcos Hormiga (esta vez con un romance sobre la leyenda palmera “La pared de Roberto”) y los herreños Carmelo Padrón y Juan Luis Barrera, con su constancia en la agudeza crítica –con los compases de la Isla del Meridiano– que los caracteriza.

 

Y así pasó esta otra edición, el anterior 21 de julio de 2018, de este central festival internacional de la improvisación, en el presente año otra vez con sesiones de mañana y tarde. En ella volvimos a vibrar con y a entonar todo lo que vimos e interpretamos, que fueron las buenas mañas de los y las poetas, así como los omnipresentes chistes cortos y certeros de Memo González; y amén del arte de los músicos (Fernando García, Jorge Mendoza, Eduardo Hernández, Isidro y Silvestre Ramírez), que en todo instante –al fondo pero esenciales–pusieron la melodía exacta para cantarle a la justicia anhelada.

 

 

 

 

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