La ayuda y colaboración de Montiano Placeres* será decisiva para que el joven poeta, que ya en 1916 da a conocer sus primeros versos, realice sus estudios: le da lecciones particulares y contribuye para que concluya los de Bachillerato y Magisterio en Las Palmas de Gran Canaria. En 1917 trabaja como redactor en el diario La Provincia, actividad que simultanea con empleos administrativos en la Caja de Ahorros y en la Sección Agronómica Provincial. En 1918 publica Canciones del alba, su primer libro, aunque Francisco González Díaz*, en Diario de Las Palmas, y el diario Ecos habían dado cuenta ya de su presencia en el ámbito literario de la Islas. 1921, se traslada a Tenerife e inicia en la Universidad de La Laguna los estudios de Filosofía y Letras, que luego completará en las universidades de Sevilla y de Madrid. Allí, tras la publicación de su segundo libro, Díez-Canedo, en El Sol, y Azorín, en ABC, señalan la importancia de su poesía. Comienza su vida como profesor en Vigo y en Calatayud hasta que, en 1930, gana cátedra de Lengua y Literatura y desempeña su labor en diversas ciudades españolas. Al tiempo, su actividad política lo lleva a militar, sucesivamente, en el Partido Reformista, en la Liga de Educación Política Española o en Izquierda Republicana, partido por el que será candidato a diputado, en las elecciones de 1931. Al final de la guerra civil, será apartado de la cátedra. Tras un silencio de varios años, estudia Derecho, a partir de 1951. Ejerce dicha profesión hasta que se le repone en su cátedra, en Valladolid (1958). Dirige entonces la colección poética Halcón que se publicaba en esa ciudad. A título póstumo, el M.I. Ayuntamiento de Telde lo nombrará Hijo Predilecto de su ciudad natal. En 1963, primer regreso a Gran Canaria, donde recibe el reconocimiento público y el homenaje de El Museo Canario* y el Gabinete Literario*. En 1967, viaja de nuevo a su isla natal. Había fijado su residencia en Madrid, de donde pasa a Valencia, ciudad en la que fallece. Asu primer libro suceden Manantiales en la ruta (1923), Hogueras en la montaña (1924), El reloj sin horas (1929) o Piedras blancas (1934). Tras un silencio editorial de quince años, aparecerá, en 1949, Ofrendas a la nada. En 1966 se publica Poesías elegidas, con prólogo del profesor Joaquín Artiles*.