Fue espacio de concurrencia de ideas liberales, reformistas y más radicales; y colaboraron en él escritores de las generaciones del 98, de 1914 y del 27: Unamuno, Benavente, Azorín o Baroja; Pérez de Ayala, Eugenio d’Ors, Martínez Sierra o Díez Canedo; Gabriel Miró o Juan Ramón Jiménez, entre otros tantos. Ortega y Gasset deja pronto la dirección, para crear la Revista de Occidente. Araquinstain lo sustituye entre 1916 y 1923 y le da un perfil más polémico, de clara orientación aliadófila. Tras él, Manuel Azaña, que ha dejado La Pluma, se hace cargo de la dirección, pero las dificultades que pone la dictadura de Primo de Rivera le obligan a abandonar. En 1982 se publica una edición facsímil, con prólogo de Salvador de Madariaga, un estudio de Tuñón de Lara y sendos índices cronológico y onomástico. En la revista colaboran también los escritores insulares más representativos de ese período. Junto a poemas de Tomás Morales*, Fernando González* o Luis Benítez Inglott*; de Montiano Placeres*, Félix Delgado* o Claudio y Josefina de la Torre*, Alonso Quesada*, que había publicado ya algunos poemas en los números 136 (15 noviembre 1917), 193 (19 diciembre 1918) y 203 (27 febrero 1919), publicaría, en los números 286 (23 de octubre), 287 (30 de octubre), 288 (6 noviembre) y 289 (13 noviembre) de 1920, su Poema truncado de Madrid, con dedicatoria expresa a Luis García Bilbao.