Redacción BIenMeSabe (RB): ¿Cómo surgió la idea del libro?
Agustín Millares Cantero (AMC): En enero de 2013 propuse a mi alumnado de Métodos y Técnicas de Investigación Social, asignatura optativa del Grado de Historia de la ULPGC, elaborar un estudio acerca de las apoderadas del Frente Popular en la provincia de Las Palmas durante las elecciones generales de febrero de 1936. Disponía de un listado de 114 mujeres, apenas el 4,75% del total, y se trataba de establecer unas tipologías sobre estas evas de izquierdas en el tramo final de la Segunda República. Una vez puesta en marcha la investigación, el proyecto inicial quedó ampliamente desbordado por el interés propio de una temática en gran medida inédita. Ante la evidencia de ser hegemónicas las mujeres derechistas, y ante todo las afiliadas a la Acción Popular de la Mujer, sobrevino la necesidad de sugerir algunos de sus rasgos en un capítulo propio, donde oponer las identidades entre las partidarias de la Monarquía y de la República.
De las republicanas del período solo teníamos escasas informaciones, por ejemplo, de Herminia Dos Santos Alemán, esposa del delegado gubernativo de la Zona Norte, el farmacéutico socialista Fernando Egea Ramírez, o de la dirigente Elsa Wolff Papke, berlinesa que a partir de marzo de 1935 ejerció como vocal y secretaria del radio comunista y de la Sociedad de Trabajadores de Telde. El investigador Juan Medina Sanabria (Isleta/ Puerto de La Luz: Campos de Concentración, 2002), aportó un elenco de las mujeres procesadas por los facciosos al inicio de la Guerra Civil. Ahora disponemos de una relación sobre aquellas a las que encausó el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas, gracias a las referencias brindadas por el estudioso Iñaki Navarro Marchante. Han sido también de gran utilidad para la obra las aportaciones de mi camarada y amigo Maximiliano Paiser Medina y de mi pareja Soraya A. Ponce.
RB: En varios capítulos de la monografía se aborda el papel de las mujeres en el sindicalismo. ¿Podrías resumir sus funciones en este ámbito?
AMC: Los “vacíos historiográficos” de la Segunda República por estas latitudes afectan por igual a hombres y mujeres. No contamos en realidad con una buena historia del Movimiento Obrero y he tenido que elaborar, entre otras cosas, un breve apunte sobre el anarcosindicalismo palmense, del que apenas teníamos noticias sin orden ni concierto. El exponente del Sindicato de Obreras y Obreros de la Industria del Vestido y Tocado de Las Palmas es también muy revelador de semejantes lagunas. Englobó a más de un tercio de las 1000 trabajadoras de la costura y estuvo ante todo gestionado por mujeres desde febrero de 1933 hasta mayo de 1934, cuando se integró en la Sección de Uso y Vestido del Sindicato de Trabajadores Mercantiles. No organizó huelgas, pero sí llevó adelante algunas demandas exitosas, en cumplimiento de la legislación republicana, ante el Jurado Mixto de Zapatería. Su presidenta, la joven socialista Nieves Sosa Hernández, perteneció al pleno federativo del comité de la Federación Provincial de Sindicatos Obreros junto a la segunda vicepresidenta, Jesusa Soler Dumpiérrez. Al dúo se agregó por los Trabajadores Mercantiles la cubana Josefina Luaña Ledón (Incógnita), la voz femenina del socialismo grancanario, brillante colaboradora de la prensa de izquierdas y artífice del propio “sindicato de la aguja”.
La participación femenina en las direcciones sindicales abarcó igualmente a la Sociedad de Obreros y Obreras de las Fábricas de Galletas y Pastas para Sopa, La Emancipación. Una de las féminas que recibió por aquí el apodo de La Pasionaria, la jornalera comunista Adela Tejera Medina, fue delegada sindical de la firma Hijos de Diego Betancor en Tamaraceite. Y pese a encontrarnos con solo dos mujeres en las vocalías del Sindicato de Obreras y Obreros Tabaqueros en 1932, las tabaqueras y las cigarreras desempeñaron labores decisivas en la conflictividad del sector y, muy particularmente, en el transcurso de la huelga general de junio-julio de 1935. Los piquetes femeninos protagonizaron entonces varios tumultos en contra de los esquiroles de ambos sexos que se repetirán en el último paro de noviembre, dando lugar a ciertas detenciones. Las bregas solidarias de las sindicalistas animaron la integración de mujeres en el Socorro Rojo Internacional, y en la zona del Puerto de La Luz existen pruebas de seis grupos femeninos de esta institución.
RB: ¿Y qué decir a propósito de las maestras republicanas, de las que tanto se habla últimamente?
AMC: Fue una minoría en toda regla, aunque desplegase una meritoria actividad. El estudio pionero de mi estimado condiscípulo Olegario Negrín Fajardo revela que solo el 42,44% de las maestras nacionales fueron depuradas, mientras el porcentaje entre los maestros alcanzó el 57,56%. Y hubo más de las unas que de los otros en ejercicio. Por decreto del 24 de abril de 1940 afectaron las medidas disciplinarias a 97 hombres y 48 mujeres. La mayoría de las enseñantes públicas eran conservadoras apegadas a los valores monárquicos. El problema nuevamente radica en que no teníamos siquiera un análisis elemental sobre las orientaciones ideológicas entre los organismos corporativos del Magisterio. Ahora estamos en condiciones de evaluar, al menos, los ascendientes de aquellos que giraron en torno a las derechas.
Es muy elocuente que la republicana de mayor fuste en este orden haya sido la socialista madrileña Zaida Lecea Fontecha, profesora numeraria de la Escuela del Magisterio Primario de Las Palmas, directora del periódico quincenal El Maestro Proletario, órgano de la Sección Provincial de Trabajadores de la Enseñanza (FETE-UGT), e inspectora de Primera Enseñanza durante el bienio reformador. Y más indicativo es que registremos más prostitutas que maestras dentro de las apoderadas del Frente Popular.
Zaida Lecea Fontecha. Socialista madrileña profesora numeraria de Física y Química de la Escuela del Profesorado Primario de Las Palmas, vicepresidenta de la Sección Provincial de FETE-UGT, directora del periódico quincenal El Maestro Proletario e inspectora de Primera Enseñanza durante el bienio reformador
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RB: Esto sí que es verdaderamente curioso.
AMC: Ya lo creo. Hasta un quinteto de meretrices del barrio de Arenales figura en la plancha de los 114 apoderamientos femeninos. Entre ellos destacó el de la comunista Pino Reyes García, quien permanecerá encarcelada casi dos años en la Prisión Provincial a raíz de tres arrestos a lo largo de la Guerra Civil. La segunda de las reclusiones derivó de festejar en cabarets y bares el aniversario del fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera el 21 de noviembre de 1938, respondiendo a la conmemoración oficial de la víspera con “una verdadera carnavalada”. ¡Mucho coraje se requería para llevar a cabo una acción de tal índole en aquella coyuntura! Y disponemos de otros testimonios sobre la intervención de las mujeres en las resistencias coetáneas de baja intensidad contra el fascismo.
RB: Fuera de la capital provincial, ¿dónde tuvieron las mujeres de izquierdas algún relieve?
AMC: En Arucas, sin duda alguna. De las 30 apoderadas del Frente Popular con naturaleza pueblerina, he localizado 22 socialistas de esta localidad, contra 15 de las cuales procedió el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas hasta los años cuarenta. Sobresalen las residentes en el “barrio rojo” de La Goleta y aparece en el índice otra de las mártires republicanas, la jornalera Pino Suárez Medina, quien destacó en las movilizaciones desatadas por la Federación Obrera aruquense y murió a causa de las torturas facciosas.
RB: ¿Hubo concurso femenino en las directivas de los partidos de izquierdas?
AMC: Aparte de la comunista Elsa Wolff, muy escasas contribuciones tuvieron en este nivel. Hay que tomar con enormes cautelas los informes policiales que situaron a una de nuestras Pasionarias, la galdense María Pérez García, en la dirección del Partido Comunista. La maestra depurada Aurelia Hernández Arocha llegó a presidir el Círculo Socialista de Marzagán en mayo de 1936, escoltada por una de sus nueras. En Arucas y en Moya se encontraron mujeres en las juntas directivas de Izquierda Republicana poco antes del 18 de Julio. Que sepamos, únicamente el Partido Republicano Federal tuvo en su agenda erigir una Sección Femenina a principios de 1932.
Tabaqueras y cigarreras que hostigaron al industrial Vicente Díaz Fuentes el 5 de julio de 1935, cuando marchaba a denunciar
ante la Inspección del Parque de Santa Catalina las coacciones ejercitas en su taller de la calle Gordillo, en plena huelga general del tabaco
RB: ¿Estamos ante el libro del que se encuentra más satisfecho?
AMC: Es uno de ellos. El otro es El cacique Fajardo asesinado (1896). Banderías a la greña en Lanzarote (3ª edición, corregida y aumentada, de 2007), donde propongo un modelo de investigación sobre el caciquismo más allá de Lanzarote: la identificación de los caciques por municipios, la búsqueda de sus propiedades a fin de afianzar el binomio riqueza-poder, los marcos de las redes clientelares y el tráfico de influencias, los partidos de notables y el fraude electoral, las banderías caciquiles y la violencia estructural que promovieron. Semejante estudio ha sido gratuitamente descalificado por los ilustres totorotas que tanto abundan en estas ínsulas. De verdad espero que este último ensayo no corra igual fortuna.
Hay mucho que explorar sobre el rol de las mujeres en la Historia de Canarias. A propósito de la Edad Contemporánea, las indagaciones eran bastante más sólidas en la provincia de Santa Cruz de Tenerife. El asunto reside en superar los enfoques meramente individuales y en acceder a un tratamiento global o por grupos significativos. Un planteamiento de esta naturaleza resulta imprescindible cuando abordamos la participación femenina bajo la Segunda República. El régimen que dio a la mujer las mayores cotas de libertad hasta ese momento, sin embargo, tuvo que bregar con el lastre de las estructuras monárquicas.
Islas sobre tres mujeres destacadas
Josefina García Miranda (Addy) La republicana federal sin carnet Josefina García Miranda (Addy), hija de un cuadro del partido de José Franchy y joven viuda de un ciudadano suizo, se convirtió en la escritora más notable de la izquierda grancanaria en las décadas de los veinte y de los treinta, habitual colaboradora de El Tribuno, La Voz Obrera y El Federal. Entre marzo-abril de 1931 promovió en el Archipiélago la campaña nacional a favor de la viuda y la hijita del capitán Ángel García Hernández, uno de los Héroes de Jaca, y su firma sirvió como emblema del republicanismo en las históricas elecciones municipales. Hasta 1933 perteneció, junto a la maestra rebelde Agustina Padilla Martínez y la empleada socialista Josefina Luaña Ledón (Incógnita), al colectivo de mujeres incurso en el portavoz de la Federación Obrera. Abonada a las ramificaciones de la Generación del 27, la humanista y librepensadora Addy representó una de las cumbres del periodismo republicano en las Islas. El texto que redactó para el mitin cenetista de la Agrupación Pro-Cultura Libertad, el 14 de junio de 1931, ofrece las reflexiones isleñas de mayor envergadura en torno a la problemática femenina desde la óptica del liberalismo radical.
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Maruja Soto Tavío Primogénita de la célebre artista Lía Tavío Martínez, la personalidad de la socialista Maruja Soto Tavío se inscribió, por corta que fuese su trayectoria, en el devenir del sindicalismo y del periodismo insulares de la Segunda República. El coraje que exhibió en la huelga de la banca privada, del 13 de octubre al 6 de noviembre de 1933, la hicieron acreedora de encendidos elogios por parte de los dirigentes del Sindicato Provincial de Empleados de Banca y de su compañera Josefina Luaña Ledón. Despedida por el Banco Hispano-Americano, inmediatamente trabajó como “redactora artística” de La Provincia y llegó a ser la primera ilustradora gráfica de las Islas Orientales. Su renombre sindical la introdujo en la campaña de la Coalición de Izquierdas ante las elecciones legislativas de noviembre y discurseó en tres mítines; la oradora acompañó, entre otros, a los exconstituyentes Bernardino Valle Gracia y Juan Negrín López. Para las gentes de izquierdas supuso un “ejemplo de modernidad” que desbordaba su condición de pintora. Más de 80 ilustraciones documentadas en el antedicho diario, acreditaron en poco más de un semestre sus extraordinarias cualidades. Un desengaño amoroso la condujo al suicidio el 20 de marzo de 1934, a los 27 abriles.
Maruja Soto. Empleada socialista, alumna del escultor Manolo Ramos González, ante el caballete con el dibujo al creyón que realizaba del periodista Juan Padrón Melián, en los prolegómenos de su romance
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Antonia González Monzón Ninguna familia de izquierdas en Gran Canaria acabó tan martirizada por el fascismo como la de los González Monzón. De entre cinco hermanos y otras tantas hermanas, fueron exterminados tres de aquellos y reprimido otro junto a dos de estas. Los rebeldes acusaron a la socialista Antonia González Monzón, persona culta y auxiliar de secretaría en el ayuntamiento de San Lorenzo, de tantear a varios militares para el abortado asalto al Cuartel de La Isleta en diciembre de 1936, aunque la propia calificación fiscal de la causa 625/36 (segunda pieza) atribuyó poca entidad a sus conspiraciones. Apresada el 8 de enero de 1937, será torturada y violada en la Comisaría de la calle Luis Antúnez, donde asesinaron a su hermano Domingo. Al final resultó condenada a 30 años de reclusión mayor, alternando sus estancias carcelarias entre el pabellón de mujeres de la Prisión Provincial y el Hospital San Martín hasta febrero de 1940. El Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas la había sancionado en noviembre de 1939 con 1000 pesetas de multa, pero en noviembre de 1942 se archivó provisionalmente la causa por insolvencia. La brutalidad de los “salvadores de España” la dejó con lesiones de por vida.
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