Desde hace ya varios años, la Parranda de forma conjunta con la Asociación de Vecinos del Casco intentó retomar la tradicional fiesta de la víspera, pero por la tarde, dado que en la noche el volumen de las actuaciones en el escenario impiden el parrandeo.
Tradicionalmente, la noche del 13, víspera del Cristo, se le conocía como la Noche de los Laguneros. Una noche marcada por el bullicio, el olor a carne en adobo, el sonar de las parrandas, la alegría, la improvisación, etc.
Desde aquí pedimos responsabilidad y seriedad a la hora de organizar las fiestas de nuestra ciudad. La necesidad de contar con las instituciones y con los vecinos es una demanda que debe hacerse realidad.
Tratar de conservar las tradiciones, que es lo que caracteriza a un pueblo, no es incompatible con la presencia de nuevos actos festivos acorde a los tiempos. Hay espacio físico y temporal para hacerlo. Es necesario dar importancia y realce a las Fiestas Mayores de la Ciudad, así como abrir un debate e invitar a la gente a participar.
Lamentamos que hoy día se dé más realce e importancia en actividad y dinero a la Noche en Blanco, Navidad, etc. También las fiestas mayores generan actividad económica, única cuestión que parece que hoy día marca la vida de la ciudad.