Adquiere notoriedad como cronista por su Diario de las apuntaciones de las circunstancias que acaecieron en Lanzarote cuando ardieron los volcanes, año de 1730 a 1736 (1744). Con el título de Relación escrita por el cura de Yaiza Andrés Lorenzo Curbelo, testigo presencial de la catástrofe, se incluye en Estudio geológico de Lanzarote y de las Isletas, de Eduardo Hernández Pacheco (1909), y en "Relación de las grandes erupciones volcánicas del siglo XVIII y 1824 en Lanzarote", del mismo autor, en el número 75-76 de la revista de El Museo Canario (Las Palmas de Gran Canaria), en 1960.