Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

La Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino abre sus puertas.

Sábado, 28 de Marzo de 2015
Redacción BienMeSabe.
Publicado en el número 567

La Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino abre sus puertas en el Castillo de La Luz de Las Palmas de Gran Canaria, la ciudad natal del escultor.

 

El escultor grancanario Martín Chirino y el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, han presentado hoy a los medios de comunicación la sede de la nueva Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino, en el emblemático Castillo de La Luz, que abrirá sus puertas mañana, sábado 28 de marzo, a las 11.00 horas.  Junto a dibujos, bocetos y un nutrido material gráfico del artista, un cuerpo de 25 obras de todas y cada una de las etapas de su creación, desde mediados de los años cincuenta a nuestros días, conforman la exposición permanente inicial.
En la presentación de esta nueva institución cultural canaria, que ha incluido un recorrido a través de la disposición de las esculturas de Chirino, también participaron la concejal de Cultura del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, María Isabel García Bolta; el director de la Fundación, Jesús María Castaño; el coordinador general de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, Larry Álvarez, y el director de Comunicación de la Fundación y autor del catálogo de apertura, Antonio Puente.

Situada en el istmo de La Isleta, en el mismo barrio portuario donde vivió hasta su juventud el escultor de la espiral y el viento, e inaugurada en el mismo mes de su 90 cumpleaños, la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino se marca como objetivo primordial “fomentar la colección, el estudio, la difusión y la promoción del patrimonio artístico y de la figura y el magisterio creador de Martín Chirino, así como la completa catalogación de su obra”, vertida en importantes colecciones privadas y en los principales centros de arte del mundo, entre ellos, el MoMa de Nueva York y el Pompidou de París. Para ello, un cometido ineludible es “abarcar la más amplia contextualización de las esculturas del artista canario en la doble dirección con que han sido concebidas: el aperturismo a las corrientes de vanguardia universales y su fidelidad a las raíces insulares”, como se expone en el catálogo de apertura. “Concibo mi Fundación como un organismo vivo de difusión artística y cultural; una plataforma integral para la reflexión y el debate”, subraya Martín Chirino, para puntualizar: “Un capítulo que considero prioritario es el fomento del diálogo entre las diversa manifestaciones artísticas y literarias, a menudo desplazado del imaginario actual por la celeridad del saber y el exceso de especialización”.

Denominada secularmente Fortaleza de las Isletas, la sede de esta nueva institución no sólo está ligada a los orígenes biográficos de Chirino, sino también al inicio de la ciudad y de la colonización de las Islas. Se trata de la fortaleza defensiva más antigua de Canarias, cuyo primer torreón fue mandado a construir por el conquistador de Las Palmas, Juan Rejón, en junio 1478, a la par que fundaba su asentamiento en el actual casco histórico, al otro extremo del mismo litoral. Era una señal en un lugar estratégico, en el cuello del istmo en que se estrechan las costas de los dos mares que cruzaban la incipiente villa, y que, apenas unos lustros después, en 1494, serviría al gobernador Alonso Fajardo para la edificación de su estructura primigenia: un recinto cuadrangular de tres plantas de factura medieval, concebido para la defensa militar, y que aún hoy, después de muchos avatares históricos -incluyendo la severa invasión del pirata holandés Van der Does, en 1599-, sigue siendo la visible entraña que acoge la obra de Martín Chirino. Completamente asolada, a varios kilómetros del cogollo urbano, y enterrada en el agua cada vez que subía la marea, la fortaleza se reveló siempre muy deficiente para las tareas de defensa –era, para decirlo con el título una serie emblemática del escultor, “una herramienta poética e inútil”, a ese respecto-, y, desde finales del XVII, devino en un promontorio de piedra meramente simbólico, de gran valor iconográfico, pero sin contenido ni función alguna, hasta que, a mediados del siglo pasado, el Castillo de la Luz fue declarado Bien de Interés Cultural.

Tras décadas de replanteamientos diversos, a finales del XX se optó por su reconversión en espacio museístico, un proyecto que obtuvo en concurso el matrimonio de arquitectos Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano, especializados en la readaptación de edificios arqueológicos e históricos, al punto de que acaban de ser distinguidos, el pasado mes de febrero, con la medalla Alvar Aalto, en Helsinki, un exclusivo galardón de reconocimiento al conjunto de una trayectoria, destinado a premiar, justamente, "el esfuerzo de comprensión por el contexto y la cultura local". El nuevo espacio artístico fue inaugurado en enero de 2014, por el alcalde, Juan José Cardona, en un acto presidido por los aún príncipes don Felipe y doña Letizia.

En la remodelación arquitectónica emprendida por Nieto-Sobejano, y que es ya la sede de la nueva Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino,  se han agregado tres materiales originales que, finalmente, consiguen reforzar el valor autónomo de los muros históricos. Son el acero corten, empleado en todas las partes no estructurales, y entre ellas la valla circundante que protege el conjunto a modo de arca; el hormigón blanco, para los nuevos elementos estructurales, siempre bajo el previo criterio de no tocar la piedra originaria, y la caliza blanca, para los suelos interiores y exteriores del Castillo.

En conjunto, el funcionalismo cálido que rige el nuevo recinto, propio de un espacio puntero para el arte en el siglo XXI, consigue una mágica sensación de amplitud sin que se haya tocado un ápice el abigarramiento de las primitivas estancias de piedra. Ambas concepciones conviven de un modo paleofuturista en este singular interior, que parece proponer una visita guiada al germen y al destino de la ciudad portuaria. Un nuevo espacio que, sin merma de su armónica unidad perfectamente coetánea, permite apreciar, en efecto, las diferentes etapas históricas de la construcción del Castillo. “Mi deseo es que mi obra pueda ser observada con naturalidad, como si siempre hubiese estado allí”, subraya Martín Chirino, al tiempo que celebra la idoneidad del emplazamiento para albergar sus esculturas: “A fin de cuentas, el propio Castillo es más una escultura que una construcción arquitectónica, creada por muchas manos en distintos tiempos”.
 

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Comentarios
Lunes, 30 de Marzo de 2015 a las 12:36 pm - Bentayga-7

#01 Aparte de otras consideraciones, resulta que le han cambiado el nombre al istmo: siempre -al menos desde 1879- se ha llamado istmo de Guanarteme y no de otra manera. Además, el Castillo de La Luz no está en el istmo sino en plena Isleta o Isletas. ¿Se habrán producido estos errores porque el director de la Fundación es residente en Madrid?