La concejal de Cultura, Educación, Agricultura y Patrimonio, Loly Rodríguez, destaca que el galardón en la modalidad colectiva irá a un grupo de mujeres que "lucharon y trabajaron sin tregua, recorriendo a pie todos los rincones de la isla para vender pescado y sostener a sus familias; son mujeres fuertes, hechas de sal y sol". La edil destaca que, de las 32 pescaderas reconocidas con los Argenta de Franquis, 26 han fallecido ya. "Su trabajo fue muy importante para la supervivencia de muchas familias del municipio y, en tantas ocasiones, a pie llevaban los productos a los puntos más remotos de Güímar y de otras localidades".
El premio individual se otorgará a la güimarera Armanda Frías Yanes, de 91 años, y que fuera maestra en las escuelas de La Medida y Fátima. Rodríguez recuerda la importancia en la historia local de las maestras, un colectivo de mujeres que luchaban contra el analfabetismo en una época de pobreza y dificultades. Esta vecina, nacida en 1922, ejerció en muchas escuelas unitarias de la isla entre 1949 y 1987, como Arguayo, Tijoco, Cabo Blanco y Arico. Ya en Güímar, donde desarrolló su labor durante casi 30 años y aún es recordada y querida por muchos vecinos, trabajó en la escuela de Los Asientos de La Medida y en la unitaria de niñas del barrio de El Volcán (actual Fátima).
La entrega de premios se celebrará en la Casa de la Cultura este viernes, 14 de marzo, a las 20:00 horas. El Cronista Oficial de Güímar, Octavio Rodríguez Delgado, relatará la vida laboral y humana de las homenajeadas con un galardón que, por tercer año consecutivo, entrega el municipio a las mujeres que se han hecho un hueco en la historia de Güímar. El evento cuenta con la participación de la Asociación de Mujeres del Valle (A.MU.VA) y la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (AFAMMER). Además, la Asociación Cultural Atabal interpretará boleros y diversos temas musicales dedicados a la mujer. Las homenajeadas recibirán una estatuilla obra de la artista güimarera Masé Bermúdez.
Los galardones Argenta de Franquis reciben su nombre de la primera mujer luchadora de Güímar de la que se tiene documentación histórica y que fue capaz de gestionar y acrecentar el negocio familiar en una época, mediados del siglo XVI, en que las mujeres estaban relegadas a un papel familiar. De Franquis, viuda del que fuera propietario del ingenio de azúcar del barrio de San Juan a mediados del siglo XVI, se hizo cargo de la instalación en una época conflictiva y, además de ser de las pocas mujeres que gestionaban dineros y propiedades en un mundo de hombres, consiguió aumentar la propiedad.