Desde lo alto observamos dos núcleos unidos por la imponente iglesia de San Marcos, con sus pequeñas cúpulas de hormigón dando forma al espacio en forma de cruz. Las casas se disponen entre bancales y verdor siguiendo los modelos de la arquitectura vernácula, con amplios paramentos con ventanas y puertas simétricas -de influencia portuguesa-, balcones de madera y techumbres de teja dispuestas a dos o cuatro aguas. Las soluciones espaciales de la vivienda tradicional implican en ocasiones el contar con patios interiores donde se hacía la vida doméstica, caso que sucede en la municipio en las principales casas, debido a que se encuentran enclavadas en el casco urbano, ya que las que podemos observar a las afueras tienen el patio en la zona exterior de la vivienda, ya que es ahí donde discurre el día a día de sus moradores.
El particular encanto del casco urbano, asentado sobre dos pequeñas colinas que modifican la urbanización del espacio, hace que podamos encontrar en ella viviendas urbanas con un encanto especial y que merecen ser destacadas dentro del conjunto histórico de Agulo. Por otro lado hemos de señalar que la mayoría de las construcciones existentes fueron construidas durante el siglo XIX y comienzos del XX, cuando el auge económico del municipio llegó a sus más altas cotas. Sin embargo no hemos podido localizar maestros de obra o alarifes de estas viviendas, por lo que es probable que muchas ocasiones fuesen realizadas de autoconstrucción o por algún vecino con rudimentos en el campo de la arquitectura. Lo que sí queda claro es que el conjunto de casas crean una unidad como no encontramos otra en la isla, tanto por sus tipologías como por su disposición espacial. Estas viviendas se encuentran protegidas ambientalmente por su valor histórico y constructivo, fiel reflejo del progreso de Agulo y de su patrimonio arquitectónico, aún escasamente difundido.
Dentro de este conjunto patrimonial destacan viviendas como la Casa de los Pérez, en La Montañeta, con una disposición rectangular con dos pisos y cinco vanos simétricos dispuestos uno sobre otro, conjugando una unidad tipológica derivada de la vivienda tradicional portuguesa y que en Canarias es fundamental para entender el porqué de nuestras casas antiguas. El uso de ventanas de cuarterones -utilizadas ya en el siglo XVIII- acentúa si cabe más la relación entre puerta-ventana y la simetría que queremos destacar. Esta tipología es la más frecuente dentro del casco urbano, con notables ejemplos como la sede de Cajacanarias -con zócalo adaptado a la pendiente del terreno- y otras dispuestas en la vía principal del pueblo, contando la mayoría con patios interiores y una organización espacial regular, asentadas sobre parcelas generalmente rectangulares y donde podemos observar cómo la parte superior de la vivienda se destinaba a las dependencias privadas y la parte inferior para negocios o almacenes. Por eso es lógico que esta tipología triunfe en las principales vías, ya que era ahí donde se encontraban la mayor parte de los comercios de Agulo, por lo que los bajos de las casas determinaban en gran medida las soluciones arquitectónicas de las viviendas.
Mención aparte merece la Casa de los Trujillo, muy cerca de la iglesia y el Ayuntamiento. Aunque tipológicamente siga las características antes señaladas -simetría, cinco vanos en la fachada, alternancia de puertas y ventanas- posee en el cuerpo superior una galería interior que hacía las veces de despensa o granero, así como una planta en forma de L y que constituye una de las referencias arquitectónicas más notables del municipio. Aunque no exista, dentro del conjunto de viviendas, elementos decorativos en las fachadas, será precisamente la sencillez y austeridad lo que dote al casco de unidad y que bien merece el reconocimiento de Patrimonio, con mayúsculas. Otra interesante vivienda, ésta en la zona conocida como Las Casas, merece el reconocimiento del uso de piedra labrada a modo de esquinera, con amplias ventanas de guillotina sobre arcos escarzanos y una imponente balconada de hierro forjado, remitiéndonos a modelos más entroncados con la modernidad arquitectónica de las décadas finales del siglo XIX en Tenerife. Similar disposición encontramos en la llamada Casa de Pancho Fragoso, con las mismas características que la anterior, con ventanas de guillotina y simetría en la relación entre puerta y ventana y espacialmente construida en forma de L. Otras viviendas a destacar dentro del caso urbano son la de los Lugo o Bento. Sin embargo, queremos concluir este apartado con la rehabilitada casa del pintor José Aguiar, el artista plástico más importante que ha dado la isla de La Gomera y que fue bautizado en Agulo 1897. Se trata de una vivienda que sigue los mismos modelos de la arquitectura tradicional del casco, con dos plantas y ventanas simétricas sobre las que se abre un espacio que sirve de balcón-mirador para ver la isla de Tenerife y que constituye, con la apertura de sus instalaciones culturales para el disfrute de todo aquel que se acerque hasta el municipio, un verdadero referente turístico de Agulo.
Pablo Jerez Sabater es historiador del arte y miembro del grupo de investigación Lhisarte (ULL).