Las Misas de Luz. Hasta comienzos del s. XVII, conocemos muy poco acerca de las fiestas navideñas en Tenerife. Es en estas fechas cuando tenemos noticia de que su preparación se iniciaba el 18 de diciembre, con las Misas de Aguinaldo o de Luz y que entonces fueron prohibidas por los “Mandatos” de visita porque, en palabras del visitador, los mozos traviesos y otras personas mal compuestas se van a la puerta de la iglesia y allí hacen y dicen descomposturas indignas de aquel lugar1.
Todas las parroquias canarias, tanto en las zonas urbanas como en las agrícolas, celebraban las denominadas Misas de Luz porque tenían lugar a la aurora -entre las cuatro y las cinco y media de la mañana-, como anunciado el hecho inminente del alumbramiento de María, del Nacimiento del Niño que romperá las tinieblas, las horas donde diablos y brujas andan sueltos, porque Él es la luz del mundo2. El repique de campanas anunciaba estas misas cantadas con villancicos. Así, en El Sauzal, como en otros pueblos de las Islas, tenían lugar ocho Misas de Luz.
Antes de la ceremonia religiosa, en torno a las cuatro o cinco de la mañana, siempre antes de aclarar el día, un numeroso grupo de muchachos y muchachas se reunían alrededor de la iglesia para montar una gran algarabía. Pero no se citaban a las afueras del recinto, sino que se iban a buscar unos a otros, formando un grupo cada vez más numeroso. Tocaban bucios, cuernos, cornetas y pitas echas con cogollos de caña, rascaban cañas... No se trataba de tocar ninguna melodía, sino que les movía el único propósito de divertirse, haciendo el mayor ruido posible. Días antes habían recogido las cañas en los barrancos próximos para, una vez limpias, templarlas hasta obtener el tono adecuado. A un proceso similar se sometían los cuernos de vacas o temeros.
Una vez comenzada la ceremonia religiosa, cesaba todo ruido exterior. Sin embargo, en el interior del templo, en momentos previamente acordados con el párroco, sonaban las voces e instrumentos de un grupo musical. Se trata de las agrupaciones conocidas como Lo Divino, de las que ya nos hemos ocupado en otras páginas. Terminada la ceremonia, todos se retiraban a sus casas.
Resulta difícil establecer la antigüedad de este evento, pero las personas entrevistadas, con ochenta y cinco o noventa años de edad, recuerdan que ya lo hacían sus abuelos. Parece ser que las Misas de Luz dejaron de celebrarse hace unos treinta o treinta y cinco años, siendo párroco de El Sauzal don Diego Cedrés. Así pues, en El Sauzal, Taganana y algunos pueblos de La Palma se hizo caso omiso de la promulgación del Motu Propio de Pío X sobre la música sagrada3, en 1903, que hizo decaer las Misas de Luz en el resto del Archipiélago.
Notas
1. RODRÍGUEZ YANES, J. M. (1997). La Laguna: 500 años de historia. Ayto. de La Laguna.
2. GALVÁN TUDELA, A. (1987). Las fiestas populares canarias. Ediciones Canarias. S/C. de Tenerife.
3. ALZOLA, J. M. (1982). La Navidad en Gran Canaria. El Museo Canario. Las Palmas de G. C.
La Nochebuena y la Misa del Gallo. Como en la actualidad, las Misas del Gallo se celebraban en todas las parroquias el 24 de diciembre, con la diferencia de que, entonces, comenzaban a las doce de la noche, con el primer canto del gallo. Un repique de campanas ininterrumpido durante una hora -de 10 a 11- anunciaba la Nochebuena y la Misa del Gallo1.
Para las gentes de El Sauzal, la Misa del Gallo constituía todo un acontecimiento, por lo que la iglesia se llenaba. Una peculiaridad de estas misas en El Sauzal lo constituye la danza conocida como Baile del Niño, así como los preliminares de la misma, de los que no conocemos otros similares en el resto del Archipiélago. Un hombre vestido de guanche simulaba buscar al Niño Jesús entre las gentes, especialmente entre las mujeres. Repetidamente introducía su lanza entre estas, que fingían asustarse. Iba vestido con un lienzo de lino al cual las mujeres le habían cosido lana de oveja, logrando así que tuviera aspecto de zalea.
Indumentaria de los antiguos guanches de la Misa del Gallo de El Sauzal (Luis Dávila)
Cuando esta suerte de simulacro se había repetido suficientes veces, aparecía el Niño, en un lugar previamente pactado, y el guanche hacía sonar un pito indicando el feliz hallazgo, que los presentes celebraban con una algarabía general. Entonces el Niño se entregaba al sacerdote y comenzaba lo que se conocía como la procesión del Niño, en la que el párroco lleva al infante, bajo palio, hasta el altar mayor.
En 1949 la procesión del Niño se enriqueció con la danza denominada La vara de Jesé que, procedente de Burgos, trajo el entonces párroco de El Sauzal, don Miguel Caballero. Parejas de niños y niñas bailaban, al ritmo de un vals muy lento, la canción que a continuación transcribimos:
Oh Niño hermoso,
ESTRIBILLO
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La estrofa se baila de frente, cruzándose las parejas en el estribillo. Con el tiempo, esta danza se perdió, siendo recuperada el año pasado, ahora interpretado por miembros de la Asociación de la Tercera Edad y en el marco de un festival.
Pero, volviendo a la más antigua celebración de la Misa del Gallo, tras la procesión del Niño comienza el Baile del Niño. En otras zonas de Tenerife, este Baile2 lo interpretaban jóvenes vestidos de pastores y trajes típicos que bailaban delante del recién nacido, con procesión alrededor de las naves de la iglesia, el tajaraste, al compás de tambores, castañuelas, esquilas, panderos y, en algunas zonas, flautas. Pero en El Sauzal, se trataba y se trata de un grupo de bailadores y tocadores de Ravelo que baila el tajaraste al ritmo de las castañetas (como aquí se suele denominar a las castañuelas y que, como en todas las danzas procesionales, marcan el compás del tajaraste), una flauta, un tambor, un triángulo, panderetas, pitos de agua y, lo que constituye una peculiaridad de El Sauzal, un pequeño acordeón o bandoleón. Se trata de una danza únicamente instrumentada, no cantada, bailada por entre ocho y doce parejas de bailadores, todos hombres o niños, vestidos con pantalón negro o azul, camisa blanca y fajín negro. A principios del s. XX se incorpora a la indumentaria una cinta de color azul cruzada. Se danza en tres o cuatro filas, según la cantidad de bailadores.
Cuando bailadores y tocadores entran en la iglesia, avanzan hasta el altar mayor, donde se encuentra el Niño; cuando suenan tres toques de tambor, todos se humillan, reincorporándose al sonar de otros dos toques para continuar danzando. Recorren entonces la iglesia bailando y, cuando tornan al altar mayor, otros tres toques de tambor indican que la danza ha de terminar.
Indumentaria del Baile del Niño (Luis Dávila)
Es imposible precisar la antigüedad de este baile, pero se sabe que se remonta a tiempos ancestrales. Por otra parte, como suele ocurrir entre vecinos, existe una cierta animosidad entre La Matanza y El Sauzal, pues cada municipio asegura que su baile es más antiguo. Durante la ceremonia religiosa también cantaba la agrupación de Lo Divino, siendo un momento trascendente, que también constituye una particularidad de El Sauzal, la adoración al Niño, por parte de un grupo de seis u ocho hombres vestidos de guanches.
Si bien otras tradiciones, como ya veremos, se han perdido, afortunadamente El Sauzal conserva su Baile del Niño, aunque sin los preliminares antes mencionados referidos a la presencia de hombres vestidos de guanches.
Actualmente, la Misa del Gallo continua celebrándose en todas las parroquias del país pero, con el formato que hemos descrito, únicamente pervive en Taganana (donde el Baile del Niño se denomina Arullo), La Matanza, El Sauzal y en la iglesia de la Concepción en La Laguna. En La Laguna, sólo danzan mujeres y el tajaraste incorpora la particularidad de tener letra, que es la siguiente:
Venid que es Nochebuena,
El Dios que baja a la tierra
Suena la pandereta
(Al parecer la última de estas estrofas es la más antigua)
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Según nos cuentan, finalizada la ceremonia religiosa de la Misa del Gallo, todos acudían a cantar a casa del patriarca de la familia. Pero la agrupación de Lo Divino iniciaba su deambular por los barrios del pueblo interpretando villancicos. Se trata de una costumbre que pervive en algunas zonas, donde las parrandas de Los Divino (en La Laguna) o las tandas (en Tejina y El Socorro) recorren las calles cantando y visitando hogares para, inicialmente, pedir donativos para las ánimas del purgatorio o, actualmente, solicitar un aguinaldo o simplemente alegrar la Navidad.
Notas
1. TORRES SANTOS, J. (1996). Op. cit.
2. GALVÁN TUDELA, A. (1987). Op. cit.
3. MONJE BAILÓN, J. y PÉREZ CABRERA, J. A. (1995). Op. cit.
Este artículo está sacado de El Sauzal. Tradiciones Navideñas de la Cumbre al Mar, de Julio Torres Santos. Editado por el Ayuntamiento de El Sauzal. Tenerife. 1999. La foto de portada corresponde a una escena del Baile del Niño de El Sauzal.