Desde 1806 es miembro de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Presbítero desde 1807. Miembro de la Junta de Caridad del Hospital de San Martín (Las Palmas de Gran Canaria). Maestro de pajes del obispo Verdugo y, desde 1810, cura del Sagrario de la Catedral de Canaria. Doctor por la Universidad de Osuna en 1813. En octubre del año siguiente toma posesión de una canongía, y pasa luego a la magistral para ser, en 1829, arcediano de Canarias. También fue juez subcolector de expolios y vacantes. Autor de muchos sermones, entre los que tuvieron especial notoriedad las oraciones fúnebres en honor de la reina María Isabel de Braganza y del obispo Verdugo, su protector. Esta última, sin embargo, no se ha conservado. El único de sus sermones que consta editado es el Exhorto, por la Constitución de la Monarquía Española, de 1812, que en otro ejemplar figura con fecha de 1810, y que sería denunciado por la Inquisición en 1815, por ser “injurioso a los soberanos y por contener proposiciones falsas, malsonantes, inductivas a la rebelión contra las legítimas potestades y contraria a la doctrina católica sobre la debida obediencia a ella”. También es autor, en 1820, de un Memorial sobre la división del obispado de Canaria.