Señala el profesor Lobo Cabrera, en su estudio “Atalayas en Gran Canaria en el siglo XVI” (Revista El Museo Canario, nº LX, 2005), que la figura del atalaya o atalayero está recogido en las Partidas de Alfonso X el Sabio, donde es descrito como: […] atalaya son llamados aquellos hombres que son puestos para guardar […] viendo a los enemigos de lejos si vinieren […] y como quiera que sea mucho el peligro del oficio de las atalayas porque han de estar todo el día catando a toda parte…deben ser pagados primero por lo que han de hacer… Es por ello que en Canarias, después de la Conquista, existió esta figura, debido a los continuos ataques de piratas, de tal manera que el Cabildo y Ayuntamientos tuvieron que contratar a hombres que ocuparan esos puestos. En Gran Canaria, según Lobo Cabrera, se apostaban en Las Isletas, en Guía y en Santa Brígida, en los lugares denominados por ello Atalaya. Y así consta en 1587, cuando en Guía se contrata a Melchor Alonso, para que sirviera de guarda y atalaya, estando aposentado en su sitio teniendo tea y leña en el lugar para responder de avisos y a las señales de las Isletas… Tenemos aquí pues el origen del topónimo que da nombre a lo que hoy es la Atalaya de Guía.
Evolución histórica. Apenas hemos encontrado datos de La Atalaya desde el siglo XVI al XVIII. En ninguna de las descripciones históricas que de Guía se han hecho, ni en las visitas pastorales de obispos, se menciona tan siquiera como punto de población. Solo aparece como punto de referencia de límites de fincas y caminos. Por ejemplo en la escritura de 28 de noviembre de 1648 cuando los vecinos de Guía Roque Merino Riverol-Zapata y Juan Báez Golfos-Puertas manifiestan que son poseedores de: unas tierras de regadío y temporas en el término de esta villa donde dicen Vallenuevo que son detrás de la montaña de estas villas de Gáldar y Guía que serán de 300 fanegadas de sembradura […] que lindan por la parte de arriba el camino que va de esta villa a la mar y se aparta al Atalaya de ella y el Cerro y Pico de la dicha montaña y por un lado el barranquillo que nace junto a los dichos dos caminos y se junta con el que dicen de Parra y va a la mar donde dicen el barranquillo del Paso de Palo y por la parte de abajo la costa de la mar que dicen de la bajada Roque Prieto y demás hasta la Caleta de Soria, y por la otra parte linda con un barranquillo que baja de la dicha montaña y va a la dicha caleta…
En 1806, cuando se publican las Estadísticas de Escolar y Serrano, en las mismas se señala que Guía limita al Oeste, en la Montaña de La Atalaya de Guía y Gáldar y el barranco de Gáldar, informando además que dentro de las contribuciones municipales existe la de 1 real de plata cada paisano para el mantenimiento de las atalayas.
Mapa y fotocomposición de Javier Estévez Domínguez (2013)
Los Llanos de La Atalaya. En el año 1808 la Real Audiencia de Canarias procede a la visita y reconocimiento de los terrenos baldíos o Realengos de la jurisdicción de Guía, también denominados bienes de propios, con el fin de ponerlos a la venta. Para tal fin se nombra por peritos labradores a Juan de Almeida y Antonio García, y por peritos ganaderos a Juan Godoy y Juan Antonio Guerra, que serán los encargados de delimitar lo que por entonces se denominaba Llanos de la Atalaya. Comienza el reconocimiento y peritaje el día 3 de junio de 1808, y en el mismo se va a señalar lo que por entonces era esta amplia zona de Guía, dando como resultado la siguiente descripción:
Tomando principio desde el barranquillo de Becerril camino Real adelante que viene de Gáldar hasta la punta del cercado de Cristóbal de Muxica y de aquí atravesando las tierras que posee el capitán Don Juan Jaquez como marido y conjunta persona de Dña. Estebana Merino línea recta a dar a la puentecilla o laja que está en la acequia de la Era y camino que va a la Caleta de Soria, de donde atraviesa a la barranquera de Cañizales y punta de la pared del cercado de herederos de Juan Martin Déniz, barranquera abajo hasta el mar, siguiendo el marisco adelante a la caleta de Soria y de ella volviendo al barranquillo arriba cortando línea recta al pico de la montaña y de aquí a bajar al barranquillo de Becerril primer lindero, y a continuación de dicho deslinde extendieron los referidos peritos su declaración… |
Los peritos indican que para señalar los linderos de los Llanos de La Atalaya han tenido en cuenta, además de sus conocimientos, el de personas ancianas, en particular los de Sebastián de Aguiar, de 85 años de edad, quien señala que la división antigua de baldíos y realengos era desde la Cuesta de Silva, camino Real que viene de la ciudad adelante y va hasta el barranquillo de Becerril. Por lo indicado por este anciano, los Llanos de La Atalaya llegaban hasta el barraquillo del Río, ocupando la zona de Llano de Parra.
En aquel momento, según los peritos, los baldíos estaban ocupados en parte por: en la montaña de la misma Atalaya se halla ocupando un pedacillo de sitio el Ayudante Mayor D. Miguel Valdés e inmediato a él tiene construida una mareta el capitán Luís Acedo su suegro, D. Juan Jaquez ocupa también una grande trozada de tierra en que se halla construida una casa, y asimismo los herederos de D. Pedro de la Puerta un pedacillo que queda por la parte del poniente del lindero que se cortó a la Laja o puentesilla de la hera, quienes igualmente ocupan otro trozo de la Acequia y Camino hacia el Norte del lindero que atraviesa al Barranquillo de Cañizales y esquina de la pared de la Hacienda de Juan Martín Déniz, siguiendo a esta ocupan también el valdío los herederos de Juan Calcines, Francisco Medina, Francisco Molina, herederos de Juan Pérez; Antonio Agustín González, Josefa Alemán y los herederos de Juan José de Santa Ana, como asimismo María Montesdeoca… Por último señalan que tan sólo para pasto y vuelta de ganado puede ser útiles estos baldíos… que según la medida de cordel contienen unas 500 fanegadas poco más o menos.
En 1838 el Ayuntamiento de Guía vende a Felipe Valdés 50 fanegadas de los baldíos, tierras que poco a poco fueron roturadas y que con el paso de los años fueron compradas en 1927 por David J. Leacock. Se trata de la zona hoy conocida por Matas Blancas.
Foto de la FEDAC, años 60, autor desconocido
Población. Tenemos en la descripción del año 1808 a los que se podrían denominar primeros habitantes conocidos de La Atalaya. Lo curioso es que en el padrón de habitantes más antiguo que se conserva en el Archivo Municipal de Guía, el del año 1846, no consta La Atalaya como unidad de población; la unidad de referencia será Llano Parra.
En 1859 se realiza la primera estadística de casas y cuevas habitadas del municipio, dando como resultado para la amplia zona de La Atalaya lo siguiente: Tarazona 4 casas, El Bardo 1, La Falda 1, Becerril 3 cuevas, La Atalaya 10 casas y 6 cuevas y en La Atalayita 1 cueva. Según esta relación los dueños de las casas y cuevas eran: En Tarazona: Pedro Ramos, Leandro Valdés, Rafael Tabares, Esteban Bethencourt. En el Bardo: Germán Mujica. En la Falda: Pedro Acedo. En Becerril: Antonio Fernando Suárez, Bárbara Luján y Francisco Hernández. En La Atalaya: Agustín Delgado, Antonio Miranda, José Roque García, Manuel Rodríguez Martínez, Felipe Valdés (3 casas), Mariano Sosa, Catalina Monzón, Juana Vera, Juana Calcines, Juan Sosa Macías, María Romero, María Mercedes Díaz, José García, Francisco Miranda. Y en La Atalayita: José Mendoza.
En 1865 Pedro de Olive publica el Diccionario Estadístico-Administrativo de las Islas Canarias y en el mismo señala que La Atalaya es un caserío que dista de la ciudad 1 km 300 metros y lo componen 11 edificios de un piso y 6 chozas u hogares habitados por 16 vecinos 64 almas.
Avanzado el siglo XIX La Atalaya va creciendo en población y en número de casas y cuevas, pero hay que tener presente que los límites de esta zona son imprecisos, por lo que normalmente La Atalaya y Llano de Parra aparecen juntas como una única zona de población, y dentro de ella los pequeños núcleos de casas existentes en su amplio territorio. Así, en 1887 se incluye Las Garzas, Las Cuartas, Los Cañones, Lomo de Guillén, Los Cascajos, Faldas de La Atalaya, Becerril, El Bardo, La Atalaya, Falcón, Tarazona, El Calvario, Cañizales, Llano de Parra, Tabares, El Jardín, Pineda, La Casiana, El Alberconcillo, El Laurel, Clavijo, la Mareta del Padre Cantor, Las Rosas, Berbería, Barranco Hondo, Guinea y Llano Alegre.
Foto de 1930 realizada por Miguel Santiago. Gentileza de su hija doña Elena Santiago Páez
En 1887 La Atalaya se consigna como un barrio del municipio dentro del que está Becerril, que se considera una cortijada con 6 cuevas y ninguna casa, y La Atalaya, que es una aldea con 12 cuevas y 39 casas de un piso. La población asignada es de 8 habitantes a Becerril y 218 habitantes para La Atalaya. Los dueños de casas y cuevas en aquel momento eran en Becerril Cristóbal del Rosario Mendoza, Francisco Pérez Bento, María de Guía Sosa Guerra, Andrés Santiago Sosa, Bárbara Luján, María de las Nieves Jorge. En El Bardo Manuel Rodríguez Molina. En La Atalaya Domingo González Saavedra, José Reyes Valentín, Graciliano Aguiar, Antonia Reyes García, Felipa del Pino Roque, Miguel Mateo Suárez, Antonio Reyes García, Antonia García Mendoza, Benita Pérez Sosa, José María Reyes Molina, Agustín Roque, Francisco García Viera, Gregorio Díaz, Gregorio Miranda, Buenaventura Ramos Segura, Juan Delgado Ramos, Juan Andrés Herrera González, Julián Díaz, Candelaria Aguiar, Juan García Bolaños, Manuel Rodríguez Saavedra, María Ramos, Hilario García Miranda, Juan Quintana Rivero, Cristóbal Molina, Francisco Rodríguez Medina, José Díaz Pérez, Florentina Díaz, Antonio Delgado Ramos, Francisco Miranda Calcines, José Mendoza Meneses, Gerónimo García Moreno, Juan Antonio Santiago, José Quintana, María Mercedes Sosa Rodríguez, Sebastiana Rodríguez Díaz, José García, Gaspar Reina Estévez, Andrés Díaz Calcines, Encarnación Calcines medina, Francisco Betancor Rivero, Antonio Molina González, Francisco Miranda Rodríguez, Juan Montesdeoca Castrillo, Juan Benítez Guerra, Matías Mendoza Bolaños, Antonio Miranda, Francisco Bolaños del Rosario, Salvador Fleita.
Con seguridad muchos de los actuales vecinos de La Atalaya en 2013 son descendientes de estos pobladores de finales del siglo XIX, como se podrá comprobar en sus apellidos.
En 1915 se instruye expediente por parte del Ayuntamiento de Guía para dividir el término municipal en Distritos y secciones electorales, estableciendo el denominado Primer Distrito del Este en el que se incluiría el Barrio de La Atalaya y Llano de Parras, que abarca las entidades de población y diseminados que siguen: Caserío de Becerril con 97 habitantes, Aldea de La Atalaya con 297, Caserío del Calvario con 57 y Aldea de Llano de Parras con 100. Cinco años más tarde, en 1920 La Atalaya tiene 68 casas habitadas y 13 inhabitadas, de las que 80 eran de un piso y 1 de dos pisos, y con 15 cuevas habitadas, lo que sumaba un total de 96 viviendas; con una población de hecho de 322 habitantes y de derecho de 364, que correspondían a 90 familias censadas. Avanzado el siglo XX, La Atalaya en 1940 tiene un censo de población de 1.647 habitantes, con 289 casas de un piso y 4 de dos pisos. En veinte años la población aumento en 1.325 habitantes.
* Esta reseña histórica ha sido publicada en el Programa de las Fiestas de San Pedro de La Atalaya de Guía 2013. Mapa y fotocomposición: Javier Estévez Domínguez (Geógrafo-Departamento de Urbanismo del Ayuntamiento de Guía). La foto de portada es de Julián Hernández Gil 1965-1970 (archivo de la FEDAC).