En Cuba, vive en Llanadas y Cárdenas. Comienza allí, en 1862, su cuaderno íntimo de notas, poemas y prosas, noticias y recuerdos. José de la Luz Caballero será su mentor y profesor cubano, en el colegio de El Salvador. A él le dedicará el poema necrológico “Ay, por qué tiembla la mano mía…”. Lecturas de Zorrilla, Gómez de Avellaneda, Heredia y Calderón. Influjo del paisaje y la naturaleza de aquella otra isla. La familia regresa a España en 1863. En 1870 casa con su primo Leoncio Bento, político liberal. Su isla natal se convierte ahora en referencia única de su poesía y va ampliando así aquel breviario lírico que contiene toda su obra, Libro de Escarnai Toben y Nontisemo, ingenuamente titulado con el anagrama de su nombre. Entre los poemas, destacan “El asesino condenado a muerte” o “Las víctimas de un adulador”, incluidos por Elías Mújica* en su antología. La propia poeta dejó este testimonio: “no soy escritora, veo el mundo en novelas francesas que odia mi corazón español. No conozco el mundo, sólo escribo de mí misma; no tengo más lectores que yo misma, me dejo guiar por la corriente que me inspira”. En 2004 se reunió lo poco que se ha conocido de su obra en Rastros de ceniza, libro editado en Santa Cruz de Tenerife.
Foto: la poeta a la derecha, con su familia en Cádiz (fuente: http://lopedeclavijo.blogspot.com.es/2011/06/cesarina-bento-montesino-por-jose.html)