Aunque ya desde el siglo XIV existe contacto con los europeos, será a finales del siglo XV cuando esta cultura sucumbe ante el dominio militar de la Corona de Castilla, que impone un nuevo orden económico, social y religioso.
Sabemos por las primeras crónicas de la Conquista que los canarios usaban un calendario que seguían estrictamente para organizar sus actividades agrícolas y rituales. Este calendario según estas fuentes, se basaba en la observación y registro de los movimientos del sol y la luna a lo largo del año, los meses y los días.
Hallazgos arqueológicos han demostrado la existencia de construcciones de los antiguos canarios con una orientación astronómica evidente, hacia los ortos y ocasos del sol en sus paradas principales, sobre todo en el Solsticio de Verano, y Equinoccios. Se trata en la mayoría de los casos de estructuras arquitectónicas concebidas y destinadas a una actividad de carácter religioso o ritual: Cuatro Puertas, Altos del Coronadero, Necrópolis de Arteara, Llanos de Gamona, Montaña de Horgazales, Montaña de Tauro, Roque Bentayga, Cueva de Los Candiles o La Mesa de Acusa, entre otros muchos enclaves canarios, fueron probablemente utilizados como lugar de celebración de rituales y marcadores astronómicos para el control del cómputo del tiempo.